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Demasiado presente (y poco futuro) en la mayor feria de robótica de España
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Hoy arranca en Madrid la Global Robot expo

Demasiado presente (y poco futuro) en la mayor feria de robótica de España

La cita con las tecnologías llamadas a cambiarnos la vida arranca hoy en Madrid con un puñado de buenas intenciones pero pocas aplicaciones que generen asombro

Foto: (J. E.)
(J. E.)

Lo llaman la feria de la robótica aunque es un espacio que parece más enfocado a los drones, los vehículos autónomos y las soluciones para empresa. Si vas buscando prototipos como los de Boston Dynamics, te vas a llevar una desilusión. Si, por el contrario, quieres ver cuáles son los primeros pasos de una industria casi en pañales, estás en el lugar adecuado.

Foto: Dos robots diseñados por DARPA.

Porque lo que se puede presenciar en la Globol Robot Expo es mucho prototipo y mucha solución empresarial. Pongamos el caso de Teo, una maquina antropomórfica resultado de años de trabajo de Robocity 2030, un grupo de trabajo que agrupa a un buen número de universidades madrileñas y que está pensado para actuar a modo de mayordomo.

Los movimientos de Teo son, valga la redundancia, robóticos. Tiene una bandeja pegada a una de sus extremidades y los investigadores de la Universidad Carlos III quieren afinarlo para que sea capaz de recoger las bebidas de los asistentes a una recepción. "Es capaz de detectar la forma de una botella para recogerla y también sabe cuando la has depositado en la bandeja al ejercer presión sobre ella", explica Raul de Santos, investigador de la Carlos III.

Es inevitable ver a Teo y compararlo con los robots de Boston Dynamics, una pregunta a la que de Santos se adelanta: "Esto es España y en Estados Unidos está invirtiendo hasta el ejército. Todavía falta mucho para que haya una aplicación comercial de este tipo de robots y aunque es un sector que está viviendo un 'boom', todavía estamos empezando". De Santos asegura que en el ámbito empresarial sí que tienen más sentido, con todo tipo de herramientas robotizadas ya implantadas en las fábricas de medio planeta.

Uno de los aspectos que chocan de la Global Robot Expo, situada en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, es el amplio concepto de robótica que se da cita en este espacio. Drones, vehículos autónomos o impresión 3D también acaparan parte del espacio. Hasta juguetes, como Next, un simpático robot del que la firma asturiana Adele ya ha colocado 5.000 unidades en colegios españoles gracias a una colaboración con Edelvives. En el caso de Next, es sencillo confundirlo con un juguete tradicional. Este pequeño muñeco colorido de plástico tiene unos botones sobre su cabeza con los que darle instrucciones para que se mueva por una cuadrícula con dibujos: "La idea es que los niños aprendan la lógica de la programación desde pequeños".

Adele también cuenta con uno de los pocos prototipos de robot que uno espera toparse al plantar sus pies en la Global Robot Expo. Se llama Tico y es un robot pensado para ferias y eventos con una pantalla táctil capaz de mostrar información o reproducir vídeos (en su interior lleva un PC incorporado) y que se mueve con precaución, casi pidiendo permiso, mientras sus dos enormes ojos otean a aquella persona que tiene enfrente. "Lo hemos utilizado con niños con autismo ya que la ausencia de rasgos faciales les ayuda a interactuar con ellos", explica uno de los responsables de la firma.

Drones que todavía no pueden volar

Acostumbrados a los cuadricópteros habituales o a los aviones no tripulados vistos hasta la fecha, toparse con una especie de bañera circular pensada para la extinción de incendios es la última idea de un dron que te podrías echar a la cara. Este aparato, que puedes observar bajo estas líneas, está impulsado por un conjunto de ocho grupos de reactores que suplen a las tradicionales hélices.

¿Por qué? Según nos explica uno de los responsables del proyecto, porque los reactores ayudan a disipar mejor los 300 litros de agua que el vehículo es capaz de transportar. Su uso inmediato es la cobertura en la extinción de incendios. Según sus responsables, la empresa Drone Hopper, el vehículo elimina de un plumazo cualquier riesgo personal al controlarse a distancia aunque tiene una ligera pega que superar: todavía no puede volar ya que su peso excede los 150 kilos. "Llevan meses diciendo que van a cambiar la ley y todavía no lo han hecho", lamentan.

También hay drones pensados para moverse por alcantarillas e incluso vehículos de seis ruedas capaces de moverse de manera autónoma por los rincones más oscuros de las grandes ciudades. Este par de vehículos, de Echord, un programa europeo en el que participa la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), pueden inspeccionar el alcantarillado por su cuenta y ahorrar así horas de trabajo al personal humano así como acceder a lugares remotos.

"Tenemos un vehículo que es capaz de moverse por sí mismo con sólo darle las coordenadas del destino al que queremos que llegue", explica uno de los responsables del proyecto. El coche todavía no es completamente autónomo, y tampoco necesita serlo, ya que precisa de un operario que se encargue de estudiar la información y las imágenes que toma mientras pasea bajo nuestros pies.

De vino y lluvia

Vinescout es otro vehículo con ruedas que, en este caso, circula sobre tierra. Pero no sobre asfalto, sino sobre los viñedos de Symington, unas bodegas portuguesas en las que se elaboran oportos, y que necesitan una solución que les permita ahorrar costes, tiempo y ser más efectivos con su trabajo. ¿Por qué? "El cambio climático está provocando que cada vez haga más calor y llueva menos, por eso es importante conocer el estrés hídrico de las viñas y el vigor de la vid", explica uno de los responsables de un proyecto en el que participa la Universidad Politécnica de Valencia.

Vinescout es la continuación de Vinerobot, un primer modelo que estudiaba el nivel de nitrógeno de las uvas y el punto de madurez de la uva aunque los resultados no terminaron de ser satisfactorios. Con Vinescout las cosas van bastante más en serio: ha recibido fondos de Europa 2020 que obligan al equipo a diseñar una versión que se vaya a comercializar en menos de tres años.

Pocos son los robots con forma humana que pueblan la cita madrileña, aunque pasearse delante de Robothespian sirva para alegrarse la vista y ver que hay alguna aplicación capaz de arañarte una sonrisa. Este androide, del que hay una unidad incluso en el Kennedy Space Center de la NASA, puede interactuar con las personas e incluso actuar.

Todavía queda mucho para que Robothespian (su hermana gemela es la imagen que preside este texto) se parezca a Calculón, el mejor roboactor de la historia según Futurama, pero escucharle interpretar Cantando bajo la lluvia justo en un día lluvioso en Madrid ha tenido algo de poético. ¿Es una señal del universo ante lo que está por venir o un pequeño paso que nos recuerda que queda mucho para que vivamos en la distopía de Inteligencia Artificial? Apuesten por lo primero.

Lo llaman la feria de la robótica aunque es un espacio que parece más enfocado a los drones, los vehículos autónomos y las soluciones para empresa. Si vas buscando prototipos como los de Boston Dynamics, te vas a llevar una desilusión. Si, por el contrario, quieres ver cuáles son los primeros pasos de una industria casi en pañales, estás en el lugar adecuado.

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