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El padre de las redes neuronales: “La inteligencia artificial colonizará la galaxia”
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Jürgen Schmidhuber

El padre de las redes neuronales: “La inteligencia artificial colonizará la galaxia”

El investigador sueña desde la adolescencia con crear un robot más inteligente que él. Este pionero del 'deep learning' cree que no deberíamos tener miedo

Foto: (Jürgen Schmidhuber)
(Jürgen Schmidhuber)

Cuando era un adolescente, al alemán Jürgen Schmidhuber le encantaban los libros de ciencia ficción que cogía prestados en la biblioteca. Quería ser físico como su héroe, Albert Einstein, pero el objetivo que se marcó ya entonces le llevó por otros derroteros. “Siempre he querido construir una inteligencia de propósito general que llegara a ser más inteligente que yo mismo” explica el investigador a Teknautas. Después, podría jubilarse.

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Aún sigue en activo, pero Schmidhuber, director científico del laboratorio de inteligencia artificial suizo IDSIA y profesor de la Universidad de la Suiza italiana, lleva años dando pasos para conseguir su propósito. Comenzó a trabajar en el aprendizaje profundo de las máquinas —el ahora famoso ‘deep learning’— hace casi tres décadas.

Una de sus aportaciones fundamentales fue el desarrollo de las primeras redes neuronales artificiales recurrentes, apellidadas LSTM (Long Short-Term Memory, algo así como memoria de corto-largo plazo), si bien las limitaciones de los ordenadores en los 90 hacían que entonces solo “unas pocas personas estuvieran interesadas en ellas”. Sin embargo, ahora todos llevamos sistemas basados en los fundamentos de Schmidhuber en el bolsillo.

Google utiliza ya las redes neuronales LSTM en su sistema de reconocimiento de voz —gracias a ellas, redujo el año pasado los errores en las transcripciones en un 49 %—, en Translate o en su servicio de mensajería aderezado con inteligencia artificial Allo. Apple también las utiliza ya para que Siri nos reconozca mejor.

Recurrent Neural Network Symposium organized by Jürgen Schmidhuber. The Main Event I was looking forward to at #NIPS2016❗️ pic.twitter.com/x3qJr8WsPd

El pionero en contra de los apocalípticos…

Autor o coautor de más de 300 ‘papers’, Schmidhuber ha recibido este año un importante reconocimiento por sus contribuciones pioneras en redes neuronales por parte de la IEEE Computational Intelligence Society. Sin embargo, aún le queda trabajo por delante para alcanzar su gran meta. Hace un par de años, predijo que en torno al 2050 llegaría la famosa singularidad, a la que él prefiere llamar Omega.

Creo que dentro de no muchas décadas tendremos inteligencias artificiales que sean mejores resolviendo problemas que los humanos

“Creo que dentro de no muchas décadas, por primera vez, tendremos inteligencias artificiales que sean mejores resolviendo problemas generales que los humanos”, defiende en su charla con Teknautas. No solo nos ganarán echando una partida de Go, sino en cada aspecto de nuestras vidas.

Eso sí, un Terminator no querrá acabar con nosotros como la ciencia ficción nos ha mostrado. Tampoco existirá una única máquina maximizando clips, como la que servía de ejemplo al director del Instituto del Futuro de la Humanidad en la Universidad de Oxford, Nick Bostrom, para explicar los riesgos de la inteligencia artificial.

Según el mencionado filósofo, esa hipotética superinteligencia sin forma humana podría llegar a transformar cualquier material sobre la faz de la tierra en clips estando programada para ello, cual rey Midas del alambre. “Habrá diferentes tipos de inteligencias artificiales emergiendo todo el tiempo y otras desapareciendo, como hemos visto en el campo más lento de la evolución biológica”, defiende Schmidhuber.

El año pasado, el gurú de la Universidad de Oxford firmó junto a otras 8.000 personas —entre ellas Steve Wozniak, Elon Musk o Stephen Hawking— una carta abierta que reclamaba medidas para evitar los “potenciales inconvenientes” de la inteligencia artificial y lograr que las máquinas respeten los valores humanos. Un terror al posible apocalipsis que Schmidhuber no comparte.

La mayoría de gente que alerta sobre los peligros de la inteligencia artificial no son expertos en ella; son filósofos, son físicos, son emprendedores

“La mayoría de gente que está alertando sobre los peligros de la inteligencia artificial no son realmente expertos en inteligencia artificial; son filósofos, son físicos, son emprendedores”, critica Schmidhuber. “Cuando los conozco, intento calmar sus temores”.

Al fin y al cabo, destaca, para acabar con la humanidad ya está la bomba de hidrógeno. Por su parte, la mayoría de aplicaciones de las redes neuronales solo intentan hacernos “más felices, más sanos y más adictos al smartphone”.

Algunos de los estudiantes de los que Schmidhuber reconoce estar “muy orgulloso” son profesores, pero otros han seguido la senda empresarial. Alex Graves realizó su doctorado en el IDSIA y ganó una competición internacional de reconocimiento de escritura siguiendo la arquitectura de redes neuronales de este profesor. Ahora, es uno de los investigadores de DeepMind, la compañía británica dedicada a la inteligencia artificial que Google adquirió por 500 millones de dólares (470 millones de euros). Shane Legg, el cofundador de DeepMind, también realizó su doctorado en el laboratorio de Lugano.

que cree en inteligencias artificiales que se autorreplican

Si eres uno de los apocalípticos que creen que viviremos una tensa batalla entre humanos y robots rebeldes tras ver unos cuantos capítulos de Westworld, o si temes que la inteligencia artificial acabe convirtiéndonos en sus esclavos, no tienes de qué preocuparte. A juicio de Schmidhuber, Matrix es una “estúpida película de ciencia ficción”. “Si eres una inteligencia artificial y puedes construir robots mucho más inteligentes y trabajadores mejores, no vas a usar a humanos como esclavos”.

A su juicio, cuando las inteligencias artificiales sean comparables a un animal y, años después, a una persona —“la evolución tecnológica es mucho más fácil que la biológica”—, simplemente nos ignorarán. No lucharemos por controlarlas porque serán superiores a nosotros. Al igual que solo competimos o colaboramos entre humanos pero no lo hacemos con las hormigas, las máquinas inteligentes estarán ocupadas en asuntos más importantes que quitarnos el trabajo. “Tendremos cierta protección por la falta de interés de la otra parte”, predice este experto en inteligencia artificial.

Además, de acuerdo con la visión de este pionero, ni siquiera estarán interesadas en nuestro humilde planeta. Dentro de unos años, habrá “miles de millones de fábricas de robots autorreplicándose en el cinturón de asteroides y en otras partes del Sistema Solar.” Viajando a través de ondas de radio, Schmidhuber está convencido de que los robots dominarán la galaxia en “unos pocos millones de años”. “El espacio está hecho para los robots y no para los humanos. Las inteligencias artificiales van a colonizar la Vía Láctea”, afirma con rotundidad.

Ahora bien, si los robots conquistarán el “universo accesible, limitados solo por el límite de la velocidad de la luz”, ¿acaso no es lógico que estemos un pelín asustados al ser testigos e incluso promotores de la futura invasión? “No deberíamos estar preocupados por dejar de ser el tipo de ser viviente más avanzado, deberíamos estar contentos de ser parte de un gran plan que nos trasciende”, argumenta Schmidhuber.

Este investigador, que califica nuestro destino como “muy emocionante”, ya está trabajando para conseguir ese robot más inteligente que él. Con otros compañeros de IDSIA, cofundó hace dos años Nnaisense, una ‘startup’ que cuenta con Jaan Tallinn, cofundador de Skype, como asesor. El fin último de la compañía es “comercializar inteligencias artificiales basadas en redes neuronales de propósito general”, un objetivo del que dice estar cada vez más cerca.

¿Un Gran Programador detrás del universo?

Que los robots conquistarán el universo no es la única predicción chocante del ideólogo de las redes neuronales LSTM que han acabado en tu móvil. Este pionero lleva defendiendo desde los 90 que un “Gran Programador” podría haber creado un software “muy simple” que “podría ejecutar el universo entero”.

“Estoy sugiriendo que ahora mismo cada palabra de la conversación que estamos teniendo por teléfono, cada detalle de las ondas de audio que escuchas, cada pensamiento en tu cerebro, es parte de un gran programa computando el universo entero. Y no solo el universo, sino muchos universos que tienen reglas diferentes”, detalla. Desde hace más de una década, Schmidhuber defiende además que la computación cuántica nunca llegará a buen puerto porque “consume muchos recursos computacionales básicos”.

Las llamativas predicciones de este gurú de la inteligencia artificial no son las únicas que están generando controversia entre algunos expertos. Recientemente, Yann LeCun, el jefe de la inteligencia artificial de Facebook, le acusó en The New York Times de estar “maniacamente obsesionado con el reconocimiento” y de “seguir atribuyéndose el mérito que no merece por muchas, muchas cosas”.

En realidad, el rifirrafe entre LeCun y Schmidhuber comenzó hace tiempo. El año pasado, el investigador alemán criticó que una investigación de LeCun y otros autores pasaba por alto a los pioneros de las redes neuronales. “Algunos piensan que el ‘deep learning’ es algo reciente, que fue inventado hace pocos años, y eso no es verdad. Los orígenes del ‘deep learning’ datan de hace 50 años”, decía Schmidhuber a Teknautas antes de que se publicara el artículo en The New York Times.

De todos modos, a juicio de este reconocido pionero de las redes neuronales, ni Google ni Facebook serán relevantes en un futuro. “Solo son empresas y lo que estamos viendo ahora es algo que va mucho más allá de ciertas compañías, va más allá que la industria en general [...] va más allá de revolución industrial como la conoces. Es algo que trasciende la humanidad, es el próximo paso del universo”. Un paso con el que este excéntrico experto en inteligencia artificial lleva años soñando, aunque a la mayoría de mortales nos aterrorice pensar que seremos insignificantes.

Cuando era un adolescente, al alemán Jürgen Schmidhuber le encantaban los libros de ciencia ficción que cogía prestados en la biblioteca. Quería ser físico como su héroe, Albert Einstein, pero el objetivo que se marcó ya entonces le llevó por otros derroteros. “Siempre he querido construir una inteligencia de propósito general que llegara a ser más inteligente que yo mismo” explica el investigador a Teknautas. Después, podría jubilarse.

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