Es noticia
Matar una joya científica por interés político: "Somos el nuevo aeropuerto de Castellón"
  1. Tecnología
COSTÓ 115 MILLONES Y FUE UNA APUESTA DE ZAPATERO

Matar una joya científica por interés político: "Somos el nuevo aeropuerto de Castellón"

La planta de captura de CO2 más avanzada de Europa, llamada a ser un puntal en la lucha contra el cambio climático, agoniza en León por falta de inversión y proyectos a desarrollar

Foto: Instalaciones de captura de CO2 de Ciuden, en Cubillos del Sil (León).
Instalaciones de captura de CO2 de Ciuden, en Cubillos del Sil (León).

Uno de los centros más avanzados del mundo en el desarrollo de tecnologías para reducir la emisión de dióxido de carbono (CO2) se está muriendo. Dicha planta, calificada como "pionera a nivel internacional" por la Agencia Internacional de la Energía, no se encuentra en California, Japón o Francia, sino en el corazón del Bierzo, en León. Y el motivo de su agonía parece ser la eterna disputa entre PSOE y PP, cuya brega es capaz también de corromper la innovación científica en nuestro país.

Foto:

Se trata del Centro de Desarrollo de Tecnologías de Captura de CO2 de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), un ente impulsado a lo grande por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y que desde la llegada del Partido Popular al gobierno ha ido perdiendo financiación hasta llegar al punto actual, en el que la planta, la más vanguardista de Europa en su campo, solo estará operativa un mes en 2017, el tiempo de ejecutar un proyecto europeo contratado hace ya varios años. Para el resto de meses, no hay nada.

Ciuden fue la primera planta del mundo en capturar CO2 a nivel semi-industrial y dispone de una maquinaria y un laboratorio únicos en Europa

"Esta fue la primera planta del mundo en demostrar que es viable capturar CO2 a nivel industrial por oxicombustión (en concreto, las emisiones que genera una central térmica de carbón), un gran paso en la lucha contra el calentamiento global. Disponemos de una maquinaria y un laboratorio únicos en Europa, lo que nos permite probar cosas que no se pueden hacer en otro sitio. Y sin embargo, nos encontramos con un director general que se niega a traer más proyectos y rechaza todo lo que le presentamos sin ni siquiera estudiarlo. Lo que sospechamos es que su objetivo es dejar morir la planta por interés político, porque no interesa mantener en la provincia de León, un feudo del PP, una instalación creada por el PSOE", resume Ignacio Llavona, presidente del comité de empresa de Ciuden. De los 40 millones de euros que recibían de los Presupuestos Generales del Estado con Zapatero, se ha pasado a una media de 150.000 euros con Mariano Rajoy. De incluir esta joya tecnológica en el listado de Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares (ICTS), junto al Observatorio de La Palma entre otros, ya ni se habla.

No hay que ser muy avispado para comprender por qué Ciuden genera semejante controversia política. La planta se encuentra en la avenida Presidente Rodríguez Zapatero de Cubillos del Sil, junto a la central térmica de Compostilla. En 2010, el expresidente trató de aprovechar la coyuntura para modernizar el tejido industrial de la región y, de paso, dejar su impronta en su provincia natal. ¿Cómo? Haciendo que el Bierzo pudiera sobrevivir al fin de la industria del carbón convirtiéndose en un puntal en la investigación y desarrollo de energías limpias.

Gracias a una generosa subvención de la Comisión Europea, dotada con 96 millones, la Fundación Ciudad de la Energía no solo pudo abrir la planta más puntera en captura de CO2 a escala semi-industrial del mundo (con una inversión total de 115 millones), sino lanzar planes de dinamización económica en toda la región, una licencia que escoció mucho a la Diputación de León (PP), que consideró que el Gobierno socialista estaba invadiendo sus competencias con el claro objetivo de obtener réditos electorales, ya que el grueso de las inversiones se produjo entre 2010 y 2011, en los meses previos a las elecciones generales.

La derrota del PSOE en los comicios de 2011 terminó con el aura de Ciuden. En 2012 y 2013, aún pudo mantener la estela de las inversiones realizadas (cerca de 200 millones en total) y los proyectos preasignados procedentes de todo el mundo. Pero desde 2013 hasta hoy, el devenir de la planta ha sido muy sombrío, sobre todo desde que Endesa declinó aplicar a escala industrial los éxitos cosechados en Ciuden, con el argumento de que capturar y almacenar el CO2 encarecía demasiado el precio de la energía.

En 2015 y 2016, apenas un puñado de operaciones dieron razón de ser a la instalación. Y 2017 ya ha sido la gota que colma el vaso. "Por eso hemos decidido dar la cara, porque la situación es muy grave. Tenemos un laboratorio cerrado con llave que es el sueño de cualquier universidad, con aparatos todavía sin desenfundar, cuando podríamos estar prestando servicios de análisis de agua, de suelos o analizando restos de calderas para universidades o centros de investigación", lamenta David García, geólogo y uno de los tres expertos que siguen a cargo de ese laboratorio sellado, valorado en 3,5 millones de euros y con capacidad para dar trabajo a 15 científicos.

Como García, algunos de los mejores biólogos, ingenieros químicos y tecnólogos del país desperdician su talento y su tiempo en la planta. Se pasan el día proponiendo ideas de desarrollo a la dirección que nunca se aprueban, haciendo el mantenimiento rutinario de una instalación vacía o resolviendo burocracia para la que no fueron contratados. Hoy quedan solo 90 empleados de los 208 que llegó a tener Ciuden en 2011. Algunos fueron despedidos en un ERE en 2013. Otros han ido saliendo, desilusionados, hacia otros destinos de investigación puntera en países como Francia o Alemania.

Clamor contra la dirección

Este diario fue incapaz de obtener autorización por parte de la Fundación para visitar el interior de la instalación y obtener el punto de vista de su director general, Eduardo Castiñeiras, en el puesto desde 2013 y cargo de libre designación del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital. Sin embargo, no lleva más de cinco minutos comprobar la absoluta inactividad del recinto.

Castiñeiras ha sido objeto de críticas durísimas no solo por parte del comité de empresa, sino de algunos de los investigadores y académicos más reputados en su campo. Un ejemplo es Eloy Bécares, profesor del departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León, que días atrás publicó una tribuna incendiaria titulada 'La Ciuden y la estulticia política'. "En España (…), a la endémicamente escasa mentalidad innovadora, se ha unido una visión cortoplacista, provinciana y obtusa, que se ha ensañado en recortar centros de innovación y desarrollo, provocando la huida de las mejores mentes y talentos a otros países. Un ejemplo de esta necedad política ha sido la Ciuden", dice el texto.

Solo quedan 90 empleados de los 208 que llegó a tener. Algunos fueron despedidos en un ERE y otros han emigrado a destinos de investigación puntera

Y prosigue: "La solución adoptada para deshacerse de la Ciuden ha sido maquiavélica, nombrar a una dirección mercenaria que la destruya desde dentro. De esto puedo dar fe, dado que las propuestas que hemos intentado desarrollar desde la Universidad de León en colaboración con la Ciuden han sido sistemáticamente despreciadas por la dirección de dicha entidad. (…) El hecho de que las líneas prioritarias de investigación de la Unión Europea incluyan las actividades que se realizan en la Ciuden, o que los programas para el desarrollo de energías limpias, emanados de la cumbre del clima de París, como la Misión Innovación, o el programa Apolo Global, respaldados por más de 20 países y con la inversión de compañías como Amazon, Facebook o la Fundación Bill Gates, son más evidencias que no apoyan la decisión política de nuestro Gobierno de eliminar la Ciuden".

Según José Miguel González Crespo, asesor técnico de la Fundación, "tenemos capacidad para desarrollar tecnologías de energías limpias para la industria del carbón, cementera o siderúrgica. Todas las industrias que son grandes emisoras de CO2 disponen en Ciuden de los medios para ensayar formas de reducirlas a nivel semi-industrial, como paso previo a la escala real. Nuestras dos calderas pueden contener las mezclas que queramos para simular los gases que pasan por una cementera, por ejemplo. Para eso siempre hay financiación privada y pública, es solo cuestión de buscar los proyectos y pelearlos".

Algunos trabajadores, en un intento de relanzar ellos mismos la planta y evitar que siga siendo deficitaria y se acelere su cierre, plantearon dos proyectos de desarrollo a Castiñeiras. El primero propone aprovechar la biomasa residual, ya sea agrícola o forestal, para producir biocarbón, que luego puede ser usado como combustible o como regenerador vegetal. El segundo propone madurar nuevas tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. "Esperábamos al menos que el director buscara una excusa para decirnos que las propuestas no son viables. Pero ni siquiera ha hecho eso. Cogió el documento y, sin mirarlo, lo guardó en un cajón", relata González. No ayuda a calmar los ánimos de los científicos de Ciuden el hecho de que Castiñeiras cobre 115.381 euros anuales más gastos y sin embargo se pase casi toda la semana en Madrid, según relatan.

Los empleados denuncian que el director de Ciuden, en lugar de buscar proyectos, se pasa el tiempo en Madrid con un sueldo de 115.381 euros anuales

La situación es tan tensa que hasta dentro del comité de empresa han surgido escisiones. La alternativa la abandera Luis del Riego, director de Ciuden Vivero, el centro de formación y empleo de la fundación. "Hemos sufrido un cambio de prioridades de la Comisión Europea, que ya no apuesta como antes por la captura de CO2 sino por el almacenamiento, que nosotros también desarrollamos en Hontomín (Burgos). Por eso, creemos que esta estrategia de tierra quemada, de cargar contra la dirección y hacer ruido en los medios, puede ser contraproducente para nuestro futuro".

Como ejemplo de que los males de Ciuden se deben al cambio de prioridades de Europa, Del Riego señala que la UE sí ha otorgado un proyecto de 2,7 millones a la planta de almacenamiento geológico de CO2 de Hontomín, que le asegura cuatro años de funcionamiento. "Ojalá las cosas fueran como antes, con un plan europeo de 1.000 millones para captura de CO2 sobre la mesa. Pero la realidad es que esos proyectos, por mucho que los busques, ya no aparecen". En efecto, el plan Horizonte 2020 fijó en 1.250 millones de euros las ayudas para el periodo 2014-2015, pero solamente destinó 70 millones al desarrollo de las tecnologías de captura, transporte y almacenamiento de CO2, precisamente las tres patas que sostienen a Ciuden.

"Ni el Ciemat ni el CSIC, que son quienes investigan en España, han mostrado interés en hacerse con esta planta. El anterior director trató de que uno de los centros se hiciera cargo y no quisieron. Todos queremos que lleguen fondos, pero la realidad es que esta planta no es prioritaria y debemos buscar formas de que sea rentable", continúa Del Riego. Un punto de vista que no comparte María José Arregui, del departamento jurídico de Ciuden. "La dirección nos dice que la captura de CO2 está muerta, pero no es verdad. En Estados Unidos, en los países nórdicos y en China, donde han replicado una planta igual que la nuestra, se sigue investigando cómo reducir las emisiones contaminantes del carbón y otros combustibles. Si hubiera un poco de voluntad política, ahora podríamos ser un centro puntero en el desarrollo de tecnologías contra el cambio climático en vez de estar en camino de desaparecer".

El gran problema hoy, como indica el presidente del comité de empresa, es que por mucho que cambiaran las tornas, el daño está hecho. "Hay gente que ya no se acerca a nosotros porque sabe cómo estamos. Como la Universidad de Zaragoza, que tiene un centro de investigación en energías renovables puntero como es el Circe. Cuando te hacen una petición y les dices que no puedes aceptarla porque no hay voluntad, pierdes toda la credibilidad". Como resume Arregui, "es muy triste que por intereses políticos, Ciuden se haya convertido en el nuevo aeropuerto de Castellón".

Uno de los centros más avanzados del mundo en el desarrollo de tecnologías para reducir la emisión de dióxido de carbono (CO2) se está muriendo. Dicha planta, calificada como "pionera a nivel internacional" por la Agencia Internacional de la Energía, no se encuentra en California, Japón o Francia, sino en el corazón del Bierzo, en León. Y el motivo de su agonía parece ser la eterna disputa entre PSOE y PP, cuya brega es capaz también de corromper la innovación científica en nuestro país.

León I+D+I
El redactor recomienda