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La 'abuela' de internet que asesora a los gurús de Silicon Valley
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a sus 65 años, ayuda a 'startups' y grandes empresas

La 'abuela' de internet que asesora a los gurús de Silicon Valley

Karen Wickre escribió en las primeras revistas sobre ordenadores y publicó uno de los primeros libros sobre la World Wide Web antes de trabajar para Google y Twitter

Foto: Karen Wickre (Fuente: Cedida por Karen Wickre)
Karen Wickre (Fuente: Cedida por Karen Wickre)

Tiene 65 años y durante más de tres décadas de su vida ha visto desde primera línea la revolución de los ordenadores personales, la llegada de internet y el crecimiento de dos grandes compañías tecnológicas. Y lo ha hecho desde dentro y desde fuera, contándolo desde la privilegiada posición de una reportera y también como parte de las ‘startups’ que en la actualidad son multinacionales.

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Su red de contactos es tan extensa que, ahora que se dedica a la consultoría externa, se puede vanagloriar de atender a gigantes de Silicon Valley y a pequeñas ‘startups’ “de las que nunca has oído hablar”. Y eso que dedicarse a la comunicación jamás había estado entre sus planes.

Karen Wickre es una veterana del San Francisco tecnológico, al que llegó desde su Washington natal con intenciones que nada tenían que ver con el ambiente de Silicon Valley. Fue para gestionar una asociación de periodistas y ahora lleva su propia consultora de comunicación, KVOX Media, que ayuda y enseña a todo tipo de empresas tecnológicas a comunicar.

En su listado de clientes hay “una mezcla de ‘startups’, firmas de capital riesgo, unicornios [empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares] y empresas tecnológicas establecidas”, cuenta a Teknautas. Sin embargo, no quiere dar nombres: “Digamos simplemente que tengo una maravillosa red de amigos de Google que están por todas partes”, dice con una sonrisa. Pero, ¿cómo llegó hasta aquí?

Digamos simplemente que tengo una maravillosa red de amigos de Google que están por todas partes

Hace unos 30 años, Wickre llegó a San Francisco para trabajar como directora ejecutiva de Media Alliance, una asociación que reunía a trabajadores de los medios de comunicación para ponerlos en contacto más directo con la sociedad. En el equipo directivo estaba también el creador de las famosas revistas PC Magazine, PC World y Macworld, David Bunnell. “No lo conocía, apenas sabía algo sobre ordenadores, pero me reuní con él y charlamos un par de veces. Me dijo: ‘Deberías trabajar para mí’. Dije: ‘¿En serio?’”.

Sería su primer trabajo como periodista, en un mundo del que apenas conocía el Kaypro, un ordenador que llegó a las casas antes de la explosión de los PC de IBM. Wickre tenía una formación universitaria en Historia y Literatura y había desempeñado todo tipo de trabajos antes de llegar a San Francisco: fue secretaria de oficina, estuvo administrando una organización de cineastas independientes en Portland (Oregón) que fue lo que le llevó a San Francisco… Pero no conocía el mundo tecnológico.

Entró en un equipo en el que aprendió mucho, gracias a los conocimientos sobre ordenadores que sí tenían sus compañeros, que formaban un equipo “divertido, inteligente y apasionado”, como ella misma recordó al fallecer Bunnell. Era una especie de enlace entre él y el equipo de redacción. “Desde entonces, solo he tenido una sucesión de trabajos siempre en tecnología, porque estaba en San Francisco, empecé a conocer gente, empecé a construir una red…” Nunca supo del todo por qué el legendario editor decidió confiar en ella, pero siempre le estará agradecida.

El tiempo pasaba y, tras la revolución de los ordenadores personales, llegó la de internet. En los años 90, la red de redes era ya una cierta realidad en Estados Unidos, y Wickre había comenzado a reseñar páginas web. A la vez, había editado varios libros sobre ordenadores. Allá por 1994, otro editor le dijo que temían estar perdiéndose el potencial de las nuevas webs y le preguntó si no le importaría escribir un libro en el que reseñara todo este nuevo mundo. Ella aceptó el encargo y, junto a un amigo ingeniero que explicaba las partes más técnicas (“mucha gente no tenía un módem”), escribió un libro que recopilaba muchas de esas primeras webs, una mezcla entre unas Páginas Amarillas y un manual de instrucciones de internet.

Con ‘Atlas to the World Wide Web’ se convirtió en una de las primeras personas que escribió un manual sobre las tres uves dobles. El libro incluía un CD con un mapa de esa primitiva red. En la actualidad, dice Wickre, ver su atlas le resulta “ridículo”, ya que cada reseña era de un par de párrafos. “Fue, mirando hacia atrás ahora, rudimentario”.

A fuerza de tanto mirar páginas, aprendió cómo se debía mostrar el contenido en una web o qué podía hacer para resultar útil a sus lectores

Después de terminar ese libro y antes de trabajar en Google siguió como periodista ‘freelance’, reseñando numerosas páginas. También escribía columnas en las que hablaba de nuevos servicios en la red y trabajaba para agencias que tenían a compañías tecnológicas entre sus clientes. A fuerza de tanto mirar páginas, aprendió cómo se debía mostrar el contenido en una web o qué podía hacer para resultar útil a sus lectores, dos temas que le apasionaban y que con el tiempo le serían muy útiles en sus trabajos posteriores. Por ejemplo, cuando entró a formar parte de Google. Y eso fue a comienzos del nuevo milenio, tras el estallido de la burbuja puntocom.

Trabajando para los grandes

En 2002, Wickre empezó a trabajar en Google como contratista, gracias a la recomendación de unos amigos. Conocía al equipo de una conferencia tecnológica en los 90, cuando todavía era una pequeña empresa y, por tanto, tenía trato con él. Tras un año trabajando con ellos, la hicieron fija.

Estuvo durante nueve años en Google y dice haber sido “muy afortunada” por haber llegado allí cuando la empresa era mucho más pequeña. “Había unas 700 personas cuando empecé. No había trabajado en una empresa de ese tipo antes”. Ella era una más del equipo de comunicación: “Escribí algunas de las primeras historias sobre anunciantes y cómo estaban usando Google Adwords”; también, se responsabilizó de cómo la compañía debía transmitir los mensajes a sus usuarios.

Supo aprovechar muy bien una de las primeras grandes compras de la compañía: en 2003, Wickre vio una gran oportunidad en esa plataforma llamada Blogger. “Debíamos usar Blogger como el blog de la compañía, porque las notas de prensa eran anticuadas”. Y así es cómo se ha hecho desde que ella creó el primer blog corporativo y se lanzó de manera oficial en mayo de 2004. En un principio los abogados miraban con lupa cada ‘post’, según ha contado Wickre, porque la compañía se estaba preparando para la salida a bolsa, que tuvo lugar en agosto, y temían que algún comentario afectara al precio de las acciones. Además, el cofundador de Twitter Evan Williams escribió el primer ‘post’ del blog corporativo. Con los años, Wickre retomaría este contacto.

Entre las anécdotas de aquella etapa, está la de una llamada que recibió un sábado de 2011: un compañero le preguntó si el lunes siguiente podía estar en las oficinas a las cuatro de la mañana. Ella dijo que sí sin preguntar para qué (“entendí que sería parte de algo grande”). Dos días después, con un buen café caliente, allí estaba para descubrir que la compañía compraba Motorola (en 2014 la volvió a vender, a Lenovo) y que había que informar a los medios. Era parte de lo que suponía trabajar allí.

De Google a Twitter

Pocos meses después, y tras haber abierto alguna que otra cuenta de Twitter para Google (ella, de hecho, estuvo detrás de el perfil corporativo durante dos años), se fue a trabajar para la ‘startup’ del pájaro azul. “Aunque amo Google en general y tuve experiencias fantásticas allí, mi propio trabajo no había cambiado mucho. Me sentía un poco preocupada. ¿Qué más podía hacer? Porque no estaba haciendo nada nuevo”, explica. Ya conocía a los fundadores de Twitter, como a Evan Williams, porque habían estado en Google antes, y llegó cuando la empresa tenía un cierto nivel.

Ocupó el cargo de directora editorial, similar al que ostentó en Google, en una plataforma de la que le había enamorado por su inmediatez. Durante cuatro años, gestionó a los equipos editoriales encargados del contenido público, como los tuits y los ‘posts’ de los blogs de la compañía. Sin embargo, al cabo de ese tiempo, sentía las mismas sensaciones que cuando abandonó Google. Le apetecía ayudar con su experiencia a otras compañías, así que salió y decidió montar su propia consultora. “Estoy ansiosa por trabajar para mí misma”, dijo en su ‘post’ de despedida, en marzo de 2016.

En la actualidad, un buen número de variados clientes recurren a sus servicios para aprender a gestionar la comunicación. “Quieren recibir ayuda sobre cómo usar sus redes sociales”, explica. Ella les anima también a “garantizar la coherencia de estilo, tono, voz y mensaje” para no llevarse sustos. Entre otras cosas, le sorprende que algunas empresas no apuesten por los blogs en su estrategia de comunicación, cuando no le parece que sea una forma de difusión “anticuada”. Ella los tiene todavía muy presentes.

Sus más de 30 años de experiencia en tecnológicas, presenciando nacimientos, compras, fusiones y todo tipo de vivencias, le dan para responder muchas dudas y apuntalar el futuro de las ‘startups’. Lo hace a través de KVOX y de una columna en Medium, donde responde a las preguntas acerca del sector que cualquier usuario le puede plantear de forma anónima.

Lo ha visto todo en comunicación y desde ambos lados de la barrera. Eso sí, esta pionera de la tecnología, una de las trabajadoras más veteranas del valle, asegura que la última vez que trabajó en un despacho con paredes fue en 1989. No le hace falta estar encerrada en Googleplex para saber lo que se cuece entre sus muros.

Tiene 65 años y durante más de tres décadas de su vida ha visto desde primera línea la revolución de los ordenadores personales, la llegada de internet y el crecimiento de dos grandes compañías tecnológicas. Y lo ha hecho desde dentro y desde fuera, contándolo desde la privilegiada posición de una reportera y también como parte de las ‘startups’ que en la actualidad son multinacionales.

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