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De las armas a la marihuana: así es el oscuro 'think tank' que mueve el mundo
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comenzó a estudiar sobre drones en 2003

De las armas a la marihuana: así es el oscuro 'think tank' que mueve el mundo

La RAND Corporation lleva setenta años influyendo en asuntos como las estrategias de defensa de la OTAN, la falta de sueño o la legalización del cáñamo

Foto: Las Fuerzas Aéreas estadounidenses fueron el primer empleador de RAND. (Wikimedia)
Las Fuerzas Aéreas estadounidenses fueron el primer empleador de RAND. (Wikimedia)

Durante más de 70 años, la controvertida RAND Corporation ha sido parte importante en las carreras de altos cargos y militares de los Estados Unidos y de un buen puñado de genios que, a través de la organización, han tomado parte en decisiones trascendentales para el país de las barras y estrellas y a menudo para el resto del mundo.

Foto: Foto de una bomba nuclear detonada por el gobierno francés en el atolón de Mururoa, en la Polinesia Francesa.

A pesar de ello, su nombre sigue siendo relativamente desconocido para una parte del gran público, aunque sea también una de las grandes obsesiones de ese sector de internet al que le encantan las teorías de la conspiración, como implicar a RAND en espinosas tramas relacionadas con los ovnis.

“RAND, un acrónimo de ‘Research and Development’ [investigación y desarrollo], fue el primer ‘think tank’ del Pentágono después de la II Guerra Mundial, los cerebros detrás de los músculos de las Fuerzas Aéreas”, relata Annie Jacobsen en su libro ‘The Pentagon's Brain’.

“Durante los años 50, los analistas producían informes en masa, principalmente sobre armas nucleares. Cuando llegaba la hora del almuerzo, salían, extendían mapas del mundo sobre la mesa, sacaban las piezas del juego correspondiente y comenzaban las partidas”. Así describe la autora el ambiente que se vivía en la corporación, llena de genios brillantes que elaboraban estrategias e ideas destinadas a marcar el destino de países de todo el mundo.

Fundada en 1948, la RAND Corporation ha avanzado mucho con el paso de los años y hoy ya tiene brazos en Europa y Asia. La lista de organizaciones para las que trabaja también se ha ampliado desde aquel primer contrato con las Fuerzas Aéreas. En la actualidad colabora con casi todas las ramas del Gobierno estadounidense: la secretaría de Defensa, el Departamento de Salud, la Agencia de los Medicamentos y los Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) o la Armada son sus principales clientes junto al que fuera su primer y fiel empleador.

RAND colabora con gobiernos de todo el mundo, con fundaciones como la de Bill Gates y con organismos de la Unión Europea

El 25% restante de su financiación, aproximadamente, proviene de una larga lista de universidades, fundaciones (la de Bill y Melinda Gates y la de George Lucas entre muchísimas otras), organizaciones y ramas de gobiernos extranjeros (Israel, Japón, Mongolia, Países Bajos, Dinamarca…) y hasta distintos organismos de la Unión Europea. Una miscelánea de naciones y entidades que confían en ellos para generar inteligencia.

Informes que mueven el mundo

Al principio, la mayoría de los empleados de la RAND trabajaban como analistas mientras seguían siendo profesores de universidad. Ahora, la mayoría provienen de distintos organismos contratados por Defensa. A lo largo de sus años de actividad, la corporación ha tenido muchos miembros ilustres, desde premios Nobel como Kenneth Arrow o John Forbes Nash hasta futuros secretarios y altos cargos de Defensa, un gran número de teóricos de la guerra nuclear o matemáticos tan destacados como John von Neumann, que estuvo al frente de los estudios con ordenadores que la organización desarrolló a mediados del siglo XX.

“Además de sus estudios sobre teoría de juegos y sobre estrategia nuclear, la RAND Corporation estaba interesada en la investigación sobre ordenadores, un campo muy raro y muy caro de estudio en los años 50”, relata Jacobsen. En esa primera década de trabajo, tal y como recoge la propia RAND en una cronología que resume sus principales contribuciones, esta corporación diseñó el ordenador Johniac y se convirtió en pionera de los llamados “estudios soviéticos” —es decir, analizar a su competidor en la Guerra Fría—. También se dedicaban a reescribir las políticas nucleares, daban los primeros pasos con un programa de inteligencia artificial o contribuían a la creación del primer satélite espía. En definitiva, daban forma a la geopolítica mundial a base de investigaciones.

Su campo de acción y sus clientes no han hecho otra cosa que crecer. En los años 60, estos titiriteros del orden mundial fueron la mano oculta tras varias estrategias de defensa de la OTAN y la mente pensante de los estudios sobre el Vietcong y sus tácticas de represión, algo que, sin embargo, no consiguió a los estadounidenses la ansiada victoria en la guerra de Vietnam.

Trabajos sobre las diferencias de salario, sobre la estructura familiar en los países en desarrollo o sobre las características propias de los criminales fueron lo más candente en los 70. Su participación en la Iniciativa de Defensa Estratégica del Presidente Reagan —más conocida como Guerra de las Galaxias—, las investigaciones sobre los costes de las demandas relacionadas con el amianto en el ambiente laboral y sobre los contaminantes CFC y las campañas para evitar que los adolescentes consumieran alcohol y drogas lo fueron en los 80, mientras el mundo miraba asustado cómo se incrementaban las tensiones de la Guerra Fría y asomaba el terrorismo internacional.

Inmigración, control de la cocaína, terminar con la prohibición de la homosexualidad en el Ejército... No hay tema en el que RAND no haya estado implicada

En los 90, inmigración, control de la cocaína, un informe para terminar con la prohibición de la homosexualidad en el Ejército, estudios sobre los costes de los tratamientos y la calidad de vida de las personas con VIH o sobre el número de tropas necesarias para que un país sea estable, así como una participación activa en la expansión de la OTAN, se convirtieron en sus aportes clave. No hay tema en el que, de una forma u otra, la RAND no haya estado implicada.

“El primer estudio de viabilidad de microvehículos aéreos fue realizado en 1993 por la RAND Corporation”, apunta Annie Jacobsen en referencia al posterior empleo de los drones bélicos por parte del Gobierno estadounidense. Seis años después, sería también un analista de RAND, Benjamin Lambeth, el que concluiría que los minidrones tendrían un enorme potencial no solo en inteligencia, vigilancia y reconocimiento del terreno, sino también como arma letal, algo que después se ha convertido en estrategia habitual para los Estados Unidos.

Tras el cambio de milenio, el número de líneas de investigación de RAND se dispara. En estas dos últimas décadas los encontramos detrás de las relaciones del país norteamericano tanto con China como con Israel u ofreciendo consejos sobre cómo mejorar la situación en Irak. Pero ahí no queda la cosa. Ahora, una búsqueda en internet con el nombre de la corporación da como resultado una retahíla de estudios sobre los temas más dispares: las consecuencias de la legalización de la marihuana, el dinero que le cuesta a la economía estadounidense la falta de sueño o el exceso de calorías que incluyen los menús infantiles de las cadenas de comida rápida. Todos los temas imaginables, financiados por cientos de organismos de todo el mundo.

De esta forma, bajo la denominación de organización sin ánimo de lucro, la RAND Corporation realiza trabajos para países de los cinco continentes, tomando parte en muchos de los debates relacionados con la defensa y la seguridad nacional. Mientras mueve los hilos, le queda tiempo para ofrecer su punto de vista en temas aparentemente de menor calado como la obesidad infantil o la legalización del cáñamo. Para muchos, uno de los principales actores del orden mundial durante los últimos setenta años y uno de los nombres que escriben la historia desde bambalinas, intentando pasar desapercibidos para el público general.

Durante más de 70 años, la controvertida RAND Corporation ha sido parte importante en las carreras de altos cargos y militares de los Estados Unidos y de un buen puñado de genios que, a través de la organización, han tomado parte en decisiones trascendentales para el país de las barras y estrellas y a menudo para el resto del mundo.

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