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La sífilis rebrota con fuerza: las bacterias actuales se remontan al siglo XVIII
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el repunte de los casos pide más investigación

La sífilis rebrota con fuerza: las bacterias actuales se remontan al siglo XVIII

Aunque tiene cura, los casos han aumentado en las últimas décadas. Una investigación ha analizado su genoma y ha descubierto de dónde provienen las bacterias que la causan

Foto: 'Sífilis' de Richard Cooper
'Sífilis' de Richard Cooper

Aunque existen dudas de dónde y cuándo apareció la sífilis por primera vez, no hay ninguna de que, a partir del año 1500 barrió Europa con una altísima tasa de mortalidad. Además de la gravedad, la sífilis llevaba consigo el estigma de estar relacionada con el sexo (y por tanto se consideró durante siglos castigo divino contra el pecado) y con la locura.

Descubierto su origen bacteriano, la posibilidad de evitar el contagio manteniendo prácticas sexuales seguras y su cura con penicilina, la sífilis ha perdido ya magnitud como epidemia y también como enfermedad tabú. Hoy, cuando se habla de sífilis, se hace por su interés científico y también porque el número de casos ha vuelto a aumentar después de caer durante décadas a partir del descubrimiento los antibióticos.

Utilizando técnicas de análisis de ADN, una investigación coliderada por Natasha Arora, de la Universidad de Zurich, ha descubierto que las bacterias de sífilis que infectan a los pacientes actuales comparten todas un ancestro común que vivió en el siglo XVIII. "Hay distintas teorías sobre dónde y cómo se originó la sífilis, así que quisimos ver cuánto podíamos remontar en su árbol genético. Llegamos en torno al año 1700. En ese momento, por razones sociales o ecológicas, una cepa concreta se extendió por todo el mundo. Las bacterias actuales descienden de aquella cepa", explica Homayoun Bagheri, investigador de origen iraní y también colíder del proyecto en el Centro Tecnológico Repsol, en Madrid.

Técnicas modernas en muestras antiguas

Para su estudio, los científicos aplicaron técnicas modernas de captura y secuenciación de ADN en muestras antiguas. Bagheri explica la enorme dificultad técnica de esta investigación, ya que las muestras clínicas de los pacientes de sífilis contienen muy poco ADN de la bacteria, y cultivar estas en el labratorio es muy difícil. Hizo falta aplicar procedimientos como los que se utilizan en restos paleolíticos para conseguir cantidad suficiente de información genética.

En total, recolectaron 70 muestras de 13 países distintos. Los resultados muestran también que las cepas que predominan en las infecciones actuales se originaron en una epidemia que emergió después de 1950, y que está comenzando a aparecer una preocupante resistencia a un antibiótico. Curiosamente, no es a la penicilina, su principal tratamiento.

Lo es en cambio a la azitromicina, un antibiótico habitual en el tratamiento de otras enfermedades, como la clamidiasis. Puesto que ambas enfermedades están asociadas a conductas sexuales de riesgo, no es raro que aparezcan juntas. “Una puede llevar a la otra 'a caballito', y al aplicar el tratamiento de la clamidiasis se ha ido seleccionando la Treponema resistente a la azitromicina”, explica Bagheri.

La penicilina sigue curando la sífilis

"Treponema siempre ha sido sensible a la penicilina", explica Jesús Plá, investigador en microbiología de la Universidad Complutense de Madrid. Esto quiere decir, continúa que afortunadamente y a diferencia de lo que ocurre con otras enfermedades causadas por bacterias el tratamiento conocido contra ella sigue siendo eficaz. Que sí sea resistente a la azitromicina no será por tanto un problema clínico en la mayoría de los casos.

No debemos repetir lo que ocurrió con el sida en los 80: se consideró que solo afectaba a una minoría y no se dedicaron esfuerzos a investigarla

Sí lo será en aquellos casos en los que el paciente de sífilis por algún motivo, como una alergia, no pueda ser tratado con penicilina y necesite otro tipo de antibiótico. También lo es porque supone un avance en el conocimiento de los procesos por los que las bacterias desarrollan estas resistencias.

Según Bagheri, debería servir también como llamada de atención ante la idea de que la sífilis es una enfermedad superada, que afecta solamente a comunidades aisladas. “La lección que debemos extraer es que no debemos repetir lo que ocurrió con el sida en los 80: se consideró una enfermedad que solo afectaba a una minoría y no se dedicaron esfuerzos a investigarla. No debe ocurrir lo mismo con la sífilis porque pensemos que ya tenemos la cura”.

Aunque existen dudas de dónde y cuándo apareció la sífilis por primera vez, no hay ninguna de que, a partir del año 1500 barrió Europa con una altísima tasa de mortalidad. Además de la gravedad, la sífilis llevaba consigo el estigma de estar relacionada con el sexo (y por tanto se consideró durante siglos castigo divino contra el pecado) y con la locura.

OMS
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