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Por qué cada vez menos mujeres en España quieren ser ingenieras
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Por qué cada vez menos mujeres en España quieren ser ingenieras

Solo el 25% de los estudiantes de carreras técnicas en España son mujeres. La Real Academia de Ingeniería presenta el proyecto Mujeres e Ingeniería para atraerlas

Foto: ¿De verdad las niñas no quieren ser ingenieras?
¿De verdad las niñas no quieren ser ingenieras?

¿Sería usted capaz de mencionar el nombre de alguna ingeniera que haya cambiado el mundo en que vivimos? ¿Qué tal Margaret Hamilton? Cuando Neil Armstrong puso un pie en la Luna, fue gracias al código que Hamilton había escrito. O Emily Roebling, líder técnica del puente de Brooklyn, una de las construcciones más emblemáticas de Nueva York. O Beulah Louise Henry, a la que apodaban la señora Edison por su frenética actividad inventora, que la llevó a acumular más de un centenar de patentes a lo largo de su vida.

Aquí va otro: Valentina Tereshkova, la primera mujer que salió al espacio, seleccionada entre más de 400 candidatas para un grupo de cinco cosmonautas de las que ella fue la única en viajar en un cohete. Hicieron falta 26 años para que otra mujer fuese astronauta.

Si es usted de los que ante este último ejemplo opinan que fue el primer ser humano (Yuri Gagarin, un hombre) el que logró la hazaña que cambió el mundo, y que el hecho de que Tereshkova fuese una mujer no supone un mérito añadido, debe saber que la Real Academia de Ingeniería (RAI) no está de acuerdo con usted. Con el objetivo de disolver la brecha de género en la ingeniería y ayudar a las ingenieras a romper su techo de cristal, la RAI presenta este jueves el proyecto Mujer e Ingeniería. Y una de sus intenciones es reivindicar a todas esas ingenieras que deberían ser un referente no solo para sus sucesoras, sino para toda la sociedad.

El 54% de los estudiantes, el 25% de los ingenieros

Precisamente la falta de referentes femeninos es uno de los motivos por los que Sara Gómez, asesora de la RAI y directora del proyecto, achaca que las mujeres, a la hora de elegir sus estudios universitarios, no elijan las ingenierías. Según datos del Ministerio de Educación, la población universitaria española está compuesta en un 54% por mujeres. Ellas son más que ellos.

Pero si miramos los estudios de ingeniería y arquitectura: en unas carreras que en la última década han perdido alrededor de un cuarto de sus estudiantes, solo el 25% son mujeres. "Y eso que la cifra está desvirtuada, porque en arquitectura hay prácticamente paridad", asegura Gómez. En el otro lado, las ingenierías TIC (telecomunicaciones e informática) son las que muestran más desigualdad: solo una de cada 10 estudiantes es mujer.


Una situación que, según Gómez, está yendo a peor. "En los años ochenta y noventa, en EEUU, donde hay datos históricos, las mujeres eran el 30% en esas carreras. Ahora son el 13%", lamenta. Ante la pregunta de por qué ocurre esto, la ingeniera suelta una leve risa. "Esa es la madre de todas las preguntas, ¿por qué?".

La madre de todas las preguntas: ¿por qué?

"En edades tempranas, la mayoría de las niñas aventajan a los niños en todas las materias, incluyendo las matemáticas. Así que la diferencia en sus comportamientos no tiene que ver con la falta de habilidad o los conocimientos adquiridos, sino más bien con la forma de enfrentar los retos", explica Gómez. Mientras que los chicos piensan que no solucionan un problema porque es difícil, las chicas piensan que es porque no pueden hacerlo.

Ella apunta a una combinación de presión familiar, social y escolar, que hace disminuir la autoestima de las chicas durante la adolescencia (el momento en el que toman el camino de su futuro) y las empuja a rehuir cierto tipo de retos. También, y aquí volvemos a Valentina Tereshkova, a la falta de referentes. ¿Pudo usted mencionar alguna mujer ingeniera al principio de este artículo? Si pudo, enhorabuena. No es habitual. "Si no hay maestras, no hay alumnas", zanja Gómez.

"Si no hay maestras, no hay alumnas"

Se trata, al fin y al cabo, de un problema de comunicación. "Mucha gente, y ya no son solo las chicas, no sabe a qué nos dedicamos exactamente los ingenieros de caminos, industriales, de telecomunicaciones... En el caso de las mujeres, que tienen un componente más social, esto es especialmente importante. Tenemos que transmitirles en qué hacemos mejor la vida de todos gracias a la ingeniería, y cómo lo hacemos".

Y a las que ya lo saben, y ya estudiaron una ingeniería, la RAI quiere ayudarlas y animarlas a romper el techo de cristal, esa barrera invisible que de algún modo les impide alcanzar los puestos más altos en sus equipos y sus empresas. "Hay estudios que demuestran que la dirección femenina es eficaz, empática y, al final, rentable. Basándonos en los datos y en la experiencia, no hay ninguna razón para poner límites a las ingenieras".

¿Sería usted capaz de mencionar el nombre de alguna ingeniera que haya cambiado el mundo en que vivimos? ¿Qué tal Margaret Hamilton? Cuando Neil Armstrong puso un pie en la Luna, fue gracias al código que Hamilton había escrito. O Emily Roebling, líder técnica del puente de Brooklyn, una de las construcciones más emblemáticas de Nueva York. O Beulah Louise Henry, a la que apodaban la señora Edison por su frenética actividad inventora, que la llevó a acumular más de un centenar de patentes a lo largo de su vida.

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