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Ni trucos ni pegatinas: así se fabrica (de verdad) un móvil español en China
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Ni trucos ni pegatinas: así se fabrica (de verdad) un móvil español en China

¿Sabías que se manufacturan unos mil prototipos antes de que un móvil salga a la calle? Empresas españolas de electrónica de consumo como Bq, Wolder o Energy Sistem fabrican (de verdad) en China

Foto: Empleada en una fábrica de 'smartphones' en China. (Foto: Reuters)
Empleada en una fábrica de 'smartphones' en China. (Foto: Reuters)

El escándalo del 'iPhone extremeño' Zetta ha dejado claro una evidencia: el proceso de diseñar y fabricar un teléfono móvil para venderlo en el mercado español no está al alcance de cualquiera. El caso de la firma extremeña, que empleaba a unas diez personas, ha sido un caso de picaresca que demostraba la ausencia de un modelo de negocio más allá de colocar pegatinas sobre un logo de Xiaomi. Otras marcas españolas (Bq, Wolder, MyWigo, Energy Sistem) tienen experiencia en un proceso, a caballo entre España y China, y que implica un desembolso "de entre medio millón y un millón de euros" para que un teléfono salga a la calle.

Foto: Imagen de un terminal Zetta donde se aprecia el logo original. (Forocoches)

"La gente no es consciente, pero un móvil es un milagro de la tecnología. Hemos llegado a un extremo en el que poner una pegatina de más puede hacer que un teléfono se rompa. Está todo calculado al milímetro para lograr que los terminales sean tan delgados". Quien habla es Ravin Dhalani, director de desarrollo de producto de Bq, al que pillamos en China, a punto de cerrar su jornada.

"El diseño de un teléfono empieza por la plataforma. Nosotros trabajamos con Qualcomm, y esa elección marca el resto de componentes. En ese folio en blanco se fija el precio y las especificaciones que buscas y el proceso se alarga entre nueve y doce meses donde se trabaja en muchas áreas: diseño industrial, de antenas, de 'hardware', de 'software', mecánica...", enumera Dhalani.

En palabras del responsable tecnológico de la firma española, esa elección de procesador es la que va a marcar el devenir del futuro teléfono. Cuanto mayor sea la gama, mayor será la fluidez del terminal. A medida que se pierden prestaciones, se deben hacer sacrificios: una pantalla Full HD requiere una determinada potencia de procesado.

Foto: Energy Pro Navy

¿Cuánta gente está involucrada en el diseño de una plataforma, como las llaman en Bq? Para que un teléfono como el Aquaris U viera la luz fue necesaria la colaboración de unas 190 personas, según Dhalani, de las que 40 trabajan, 'in situ', en China. "El 40% de la mano de obra se destina al 'software', porque es un trabajo que requiere muchos recursos humanos. Lo controla todo: desde cómo funciona la RAM, cómo se configura el pago NFC. Sólo el 'software' de la cámara se lleva entre un 15% o un 20% del trabajo".

Es imposible que una empresa diga que fabrica móviles y no tenga más de 30 o 40 empleados

El otro 60% del trabajo de diseño y manufactura de un teléfono se destina a labores de diseño industrial, o mecánico, y diseño de 'hardware'. Ese trabajo se multiplica por dos para que la firma sea capaz de hacer "un par de plataformas" al año. Cada una de esas plataformas ofrece la posibilidad de lanzar otros productos con ligeras modificaciones. Dhavani pone el ejemplo del Aquaris U, del que existen tres variaciones en el mercado, para mostrar las posibilidades que se le abren a un fabricante.

Aunque el nombre de Zetta no aparece en ningún momento en la conversación, Dhalani deja claro que un esfuerzo de esta magnitud no se puede hacer con un equipo pequeño: "Es imposible que una empresa diga que fabrica móviles y no tenga más de 30 o 40 empleados".

Proveedores y prototipos

Una vez que ese lienzo en blanco se ha llenado, toca la negociación con los proveedores y el inicio del proceso de construcción de prototipos, que se diferencian en tres etapas. Para la primera se fabrican unos 200, 500 o 1000 ejemplares y mientras ese proceso está en marcha, la firma habla con los proveedores para conseguir las diferentes piezas: módulos de cámaras, pantallas, memorias...

Es ahí donde entra el equipo de ingenieros en China, que apagan los fuegos que se producen con las primeras unidades de prueba, esas de las que sólo se fabrican 200 unidades. "Saben intervenir para solucionar estos problemas porque las primeras pantallas, por ejemplo, van a dar problemas", explica Dhalani.

Las pantallas fueron uno de los grandes quebraderos de cabeza de Bq en sus inicios. Lo recuerda el responsable tecnológico, que apunta al ajuste de los colores en pantalla como uno de los puntos que más les costó controlar: "Piensa en todos los puntos en pantalla que tiene un 'display' Full HD".

Una vez finalizado el prototipo, se pasa al ensamblaje, que pondrá las unidades finales en la calle. En ese punto, Dhalani señala dos pasos importantes: quién se encarga del ensamblaje y todo el proceso de fabricación de piezas específicas para cada teléfono que luego se traduce en pruebas, licencias y certificaciones para que el teléfono tenga el visto bueno y cumpla con las normativas de consumo.

"Es importante saber quién se encarga del ensamblaje, recoge todos tus módulos y hace el calibrado final", recuerda Dhalani. Desde que se cierran las pruebas con los prototipos hasta que el primer móvil pisa la calle, pasan unos "siete u ocho meses". Para cuando eso sucede, en Bq ya están trabajando en un nuevo móvil. La rueda de la innovación nunca se detiene.

El escándalo del 'iPhone extremeño' Zetta ha dejado claro una evidencia: el proceso de diseñar y fabricar un teléfono móvil para venderlo en el mercado español no está al alcance de cualquiera. El caso de la firma extremeña, que empleaba a unas diez personas, ha sido un caso de picaresca que demostraba la ausencia de un modelo de negocio más allá de colocar pegatinas sobre un logo de Xiaomi. Otras marcas españolas (Bq, Wolder, MyWigo, Energy Sistem) tienen experiencia en un proceso, a caballo entre España y China, y que implica un desembolso "de entre medio millón y un millón de euros" para que un teléfono salga a la calle.

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