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Química, papel y tinta: ¿qué causa el olor a libro viejo o nuevo?
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Química, papel y tinta: ¿qué causa el olor a libro viejo o nuevo?

Es quizá la gran baza del libro en papel frente al 'ebook' porque enlaza directamente con nuestros recuerdos lectores y porque es difícil de conseguir para su rival digital

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Es quizá la gran baza del libro en papel frente a su rival, el 'ebook', porque enlaza directamente con nuestros recuerdos lectores y porque es difícil de imitar con tinta electrónica: el olor de los libros, ese que cambia ligeramente de tomo en tomo y que es totalmente distinto en un libro nuevo y en un libro antiguo.

Como todo en nuestras vidas, hay una explicación química para ese olor que todos sabemos reconocer pero que es difícil describir. Al final, es una serie de componentes concretos los que le dan aroma a los libros, tal y como explica Compound Interest, un blog dedicado a la divulgación química basándose en los 'ingredientes' de objetos cotidianos.

El olor a libro viejo

A lo largo del tiempo, algunos de los compuestos presentes en el papel se degradan y liberan estas sustancias volátiles. La celulosa y la lignina son dos de ellos cuya cantidad varía según la composición del papel: un papel de buena calidad contiene menos lignina que el papel que se utiliza para imprimir periódicos y revistas. Este compuesto no solo genera el olor a libro viejo, sino que también es responsable de el color amarillento que estos van cogiendo, ya que con la oxidación, se descompone en una serie de ácidos que a su vez contribuyen a la degradación de la celulosa.

La ausencia o menor cantidad de lignina en el papel de calidad no evita que esta reacción se produza (aunque sí la hace más lenta), ya que el papel tiene otros elementos ácidos en su composición. Su acción se llama hidrólisis ácida, y es la responsable de que aparezcan componentes como el tolueno y el etilbenceno, que causan un olor dulce; la vanilina, que tiene olor a vainilla; el benzaldehído y el furfural, que huelen a almendra y por último el 2-etilhexanol, con un olor que recuerda al de las flores.

El estudio de estos elementos y de su olor en los libros no es una simple curiosidad, sino que es en muchos casos un modo de determinar el deterioro que haya podido sufrir un libro antiguo y valioso.

El olor a libro nuevo

El olor de los libros nuevos, en cambio, tiene muchas más variedades, dependiendo de los productos utilizados en los tres elementos principales: el papel y las sustancias con las que se ha tratado, la tinta en la que se ha impreso y los adhesivos con los que se ha encuadernado.

La simple manufactura del papel ya involucra gran cantidad de elementos químicos, empezando por la pulpa de la madera, a la que a menudo se le añaden sustancias como hidróxido de sodio, o soda cáustica, para aumentar el PH de la mezcla y hacer que las fibras de esa pulpa se hinchen. Luego son blanqueadas con peróxido de hidrógeno, y mezcladas con grandes cantidades de agua que contiene aditivos para modificar las propiedades del papel (su brillo, su resistencia a los líquidos o su rugosidad entre otras).

Lo mismo ocurre con la tinta y con los productos utilizados para encuadernar. En total, decenas de sustancias químicas intervienen en la fabricación de cualquier libro, y muchas de ellas contribuyen a generar ese característico olor a libro nuevo que muchos disfrutan al abrir sus páginas por primera vez.

Es quizá la gran baza del libro en papel frente a su rival, el 'ebook', porque enlaza directamente con nuestros recuerdos lectores y porque es difícil de imitar con tinta electrónica: el olor de los libros, ese que cambia ligeramente de tomo en tomo y que es totalmente distinto en un libro nuevo y en un libro antiguo.

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