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Despidos y becarias en 'mini-shorts': la vida que nadie cuenta de Silicon Valley
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La cara B de silicon Valley

Despidos y becarias en 'mini-shorts': la vida que nadie cuenta de Silicon Valley

Invitaciones a dimitir, broncas a becarias por su ropa, egos, fortunas... Es la cara B de Silicon Valley. El escritor Antonio García Martínez lo conoce mejor que nadie. Hablamos con él

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En Silicon Valley se han gestado algunas de las mayores aventuras tecnológicas de la historia. Desde la creación de la Universidad de Stanford pasando por los microchips de Intel hasta las rondas de financiación de la actualidad, el valle del silicio ha sido cuna de historias en las que el esfuerzo, el ingenio o la perseverancia han sido protagonistas. Y probablemente lo seguirán siendo. Sin embargo, no siempre se cuenta el lado más oscuro: mujeres que sufren en un entorno de hombres se mezclan con las historias menos conocidas de las más grandes empresas tecnológicas, en las que solo parece reinar el triunfo y las oficinas con mucha comida gratis.

Foto: San Francisco es bonita, pero también es una ciudad difícil para vivir. (Pixabay)

Para desmitificar un poco ese Silicon Valley, el emprendedor Antonio García Martínez ha escrito ‘Chaos Monkeys: Obscene Fortune and Random Failure in Silicon Valley’ (Harper Collins), un libro en el que cuenta muchas anécdotas de la otra cara de ese ecosistema tecnológico. Él lo ha vivido en primera persona: fundó la ‘startup’ AdGrok, una plataforma de publicidad en Google AdWords que fue adquirida por Twitter. Terminada la adquisición, se trasladó a trabajar como directivo de publicidad en Facebook. Ha financiado alguna ‘startup’ y ha formado a emprendedores que querían cumplir su sueño.

Es uno de los temas sobre el que hay un código de silencio: nadie habla del fundador al que apuñalaron por la espalda

“Suena un poco presumido, pero lo que estamos viviendo ahora en Silicon Valley para mí me parece comparable con la Revolución Industrial o la imprenta de Gutenberg”, explica García Martínez a Teknautas. Sin embargo, “no sé en España, pero por lo menos en Estados Unidos el mundo de Silicon Valley no se entiende mucho”, explica. “Hay la imagen un poco maquillada” a la hora de contar, por ejemplo, la historia de las ‘startups’ que han tenido éxito. “No te das cuenta del lado un poco más oscuro de lo que es Silicon Valley”.

Según explica, “ese es uno de los temas del que en Silicon Valley hay algo así como un código de silencio. Nadie habla del fundador al que apuñalaron por la espalda y lo tiraron por el barranco. O de la ronda de financiación que levantaron [unos emprendedores] bajo términos medio extraños y jodieron a un inversor. El libro era un poco desmitificar todo esto”.

Fuera la obscenidad

El Facebook más sorprendente, por ejemplo, se encuentra en estas páginas. Según escribe García Martínez, los pantalones cortos no son muy bien recibidos: uno de los responsables de recursos humanos “dio un discurso sobre cómo evitar la ropa que ‘distrajera’ a los compañeros de trabajo. Luego supe que los directores llevaban aparte de vez en cuando a las trabajadoras y les leían la cartilla. Un ejemplo tuvo lugar en [Facebook] Ads, con una becaria que parecía tener dieciséis años y que iba a menudo con ‘minishorts’”.

Luego supe que los directores llevaban aparte a las trabajadoras y les leían la cartilla, como a una becaria por ir en ‘minishorts’

El exdirectivo también cuenta que “uno de los impresos más raros que tuvimos que firmar fue uno que exoneraba a Facebook de cualquier responsabilidad por obscenidad [...]. No me quedó claro si se debía a, digamos, pornografía en la web con la que nos encontrábamos por casualidad o los restos de la cultura del colegueo que resonaba de vez en cuando con un chiste de pollas o algún chico desmayándose en ropa interior durante la ‘happy hour’”.

Mark Zuckerberg no podía faltar en su relato. En una ocasión, cuenta el libro, el fundador pidió que los empleados pintaran en las paredes de los nuevos edificios.Pero el resultado no fue de su agrado: flores y animales “que solo el padre del niño de tres años que los dibujó podría encontrarlos bonitos”; también, lemas del nivel de un urinario, según el estilo mordaz de García Martínez. Bastante molesto, Zuckerberg mandó un mensaje crítico a sus empleados: al parecer se había pasado un fin de semana caminando por todo el campus para marcar lo que había que desmantelar.

“Por favor, dimite”

No es la única aparición estelar de Zuckerberg. En otra ocasión, un empleado filtró a la prensa información sobre un producto que iba a lanzarse. Evidentemente, hizo poca gracia. Zuckerberg mandó un correo electrónico a todos los empleados con un asunto muy directo: “Por favor, dimite”. El texto fue proyectado en una pantalla y leído en voz alta. En él se animaba a quien lo hubiera hecho a renunciar a su puesto de trabajo, ya que había traicionado al equipo.

El resto de empleados tampoco se salvan. Al parecer, hay una costumbre bastante macabra para aquel que abandona la plataforma, por las razones que sea. En ese momento, “todos lo tratarían como muerto, como si tú estuvieras dejando el plano actual de existencia y yendo a otro ”, escribe. En la red interna “la lápida de tu muerte en Facebook era una foto de tu tarjeta corporativa envejecida y desgastada. Era habitual incluir una nota lacrimógena de suicidio/un epitafio escrito por uno mismo, y la publicación obtendría cientos de me gusta y comentarios en un minuto”. Nada que ver con el primer día de trabajo y sus consiguientes aniversarios, conocidos como Faceversary, en los que todo el mundo se acerca a darte la enhorabuena e incluso te hacen regalos.

Hijo de cubanos y descendiente de gallegos, criado en Miami, en la conversación con García Martínez se mezcla el español con expresiones en inglés. García asegura que no ha recibido ningún tipo de represalia por lo que ha contado, “ni amenazas de demandas legales. ¡Nada!”. Es más, “la recepción ha sido muy positiva. Casi todos los ‘Silicon Valley insiders’ [personas con información privilegiada dentro de la región] e incluso algunos de los empleados antiguos de Facebook, a los que generalmente no les gusta mucho criticar a la compañía”, le han dicho que ha retratado bien viejas épocas.

Y eso que en el libro dice que Mark Zuckerberg ha sido “un pobre orador”, a la vez que compara a las grandes tecnológicas con Cuba (“trabajo duro sin fin motivado por ideales lapidarios legados por un líder reverenciado e indiscutido”) o dice que lo único que importa en los primeros días de una ‘startup’ (“dictaduras benevolentes” en sus términos) es quién posee el título de CEO. Ya quedaban claras las intenciones del libro en la dedicatoria: “A todos mis enemigos. No podría haberlo hecho sin vosotros”.

El ‘marketing’ es como el sexo: solo los perdedores pagan por ello

En las sobrecubiertas del libro destaca una frase: “El ‘marketing’ es como el sexo: solo los perdedores pagan por ello”. ¿A qué se refiere? García Martínez explica que una forma de conseguir notoriedad es comprando publicidad, “pero otra forma de hacerlo es tener ese ‘brand’ corporativo, por el que todo el mundo te encuentra sexy”. Ese es otro tema que quería reseñar este emprendedor: “Los americanos son muy exitosos en el ‘marketing’”. Tener un fundador o CEO carismático, invertir en el blog… Asegura que eso fue lo que pasó con su pequeña ‘startup’, adquirida por Twitter: “Esa adquisición se debe básicamente al blog. Yo escribía el blog, que en su momento era muy conocido y viral. No fue por el producto, no fue por los ingresos, no fue por nada. Fue simplemente el ‘marketing’ personal a través del blog”.

Animando a instalarse

Silicon Valley puede ser para muchos extranjeros una especie de El Dorado donde montar su ‘startup’ (“experimentos de negocios desarrollados con el dinero de otros”, como escribe García Martínez) y conocer el éxito. A pesar de lo que narra en el libro, él invita a todos a que lo hagan. Eso sí, “si se pueden encontrar una visa, porque el sistema de inmigración de Estados Unidos es horrible”, nos recuerda.

“Estamos en una burbuja enorme. Aquí cualquiera con un poco de conocer a gente, hacer enlace, mostrar cierto capital social… A diferencia de la costa este de Estados Unidos, como por ejemplo Nueva York, donde uno viene de cierta clase o de cierta universidad, nadie en Silicon Valley es de Silicon Valley, todo el mundo es inmigrante, sea en Illinois o en Argentina. O sea, todo el mundo viene un poco fuera de onda, pero se ubica y como que monta su propio ‘brand’ personal, sea como ingeniero, como diseñador…”.

Tras salir de Facebook, García Martínez ha ayudado a emprendedores como él (ha estado en Berlín y Barcelona haciéndolo) y ahora vive en un velero con el que le gustaría dar la vuelta al mundo. Tampoco descarta escribir un segundo libro, todavía en el aire. Quizá aún haya mucho que contar detrás del valle del silicio.

En Silicon Valley se han gestado algunas de las mayores aventuras tecnológicas de la historia. Desde la creación de la Universidad de Stanford pasando por los microchips de Intel hasta las rondas de financiación de la actualidad, el valle del silicio ha sido cuna de historias en las que el esfuerzo, el ingenio o la perseverancia han sido protagonistas. Y probablemente lo seguirán siendo. Sin embargo, no siempre se cuenta el lado más oscuro: mujeres que sufren en un entorno de hombres se mezclan con las historias menos conocidas de las más grandes empresas tecnológicas, en las que solo parece reinar el triunfo y las oficinas con mucha comida gratis.

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