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El MacGyver del futuro que fabrica manos biónicas con cafeteras
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evan booth deconstruye y crea nuevos objetos

El MacGyver del futuro que fabrica manos biónicas con cafeteras

La última aventura de Evan Booth ha consistido en desarmar una cafetera para crear un mano biónica. Años antes, fabricó armas para cuestionar la seguridad en los aeropuertos

Foto: Hedberg, una mano biónica casera, es capaz de sujetar y levantar objetos (Fuente: Evan Booth)
Hedberg, una mano biónica casera, es capaz de sujetar y levantar objetos (Fuente: Evan Booth)

La pasión que siente Evan Booth por los aparatos electrónicos se gestó durante su infancia. Uno de sus principales pasatiempos consistía en destripar, junto con su hermano, toda clase de objetos que encontraba en la casa familiar de Carolina del Norte, en Estados Unidos. Además de deconstruir y crear nuevos artilugios, también fabricaban pequeños explosivos. “Vivíamos en el campo y teníamos que encontrar la diversión por nuestra cuenta. Gran parte del fondo de ingeniero surgió ahí”, cuenta a Teknautas.

Foto: dextrus-la-mano-robotica-de-bajo-coste-construida-con-el-plastico-de-los-lego

Evan Booth ha dejado el campo y ahora trabaja en Skookum, una empresa de desarrollo de ‘software’, pero sigue jugando con su entorno. Su último logro ha sido transformar una cafetera Keurig en una prótesis biónica. En un vídeo de 11 minutos de YouTube, muestra cómo a partir de los materiales extraídos de la cafetera es capaz de construir un aparato que simula el comportamiento y la forma de una mano y el antebrazo.

El proceso le llevó 199 horas, 56 minutos y 36 segundos (lo tiene así de cronometrado), y los únicos materiales que no obtuvo de la cafetera fueron una batería y pegamento. También quiso utilizar herramientas al alcance de cualquier ciudadano, como un pistola de encolar o destornilladores.

Hedberg, como bautizó a la máquina en referencia al cómico norteamericano Mitchell Lee, que tiene el mismo apellido, forma parte de ‘Demystifying MacGyver’, un proyecto con el que Booth pretende enseñar a la gente a transformar los objetos cotidianos para dotarlos de nuevas funcionalidades. Con la mano biónica, el ingeniero quiso mostrar al mundo que a partir de aparatos corrientes se pueden desarrollar artilugios totalmente distintos. “Uno de los objetivos es que la gente piense sobre las cosas que utilizamos todos los días”, nos explica.

Todavía nadie puede utilizar Hedberg porque falta mejorar el diseño y optimizar la mecánica. Para él, la máquina -que sí puede coger y levantar objetos- representa un concepto. “Una cafetera tiene muchísimo potencial, pero ¿alguna vez has pensado más allá de hacer café? Quiero demostrar que se puede y, con suerte, hacer ver a la gente que pueden hacer cosas realmente interesantes con objetos ordinarios”.

El programador admite que tiene “‘hobbies’ muy raros”. A lo largo de su carrera, se ha visto inmerso en numerosos proyectos, siempre relacionados con la fabricación de cachivaches a partir de chatarra o materiales de andar por casa. En ‘Practical Post-Apocalyptic Electronics’, se planteó cuáles serían los conocimientos necesarios para que una persona sin habilidades previas pudiera manipular la electrónica que le rodea y sobrevivir en una situación extrema (el mismísimo apocalipsis). En ‘The Mullet Run’, organizó un concurso para poner a prueba la aptitud y el ingenio de la gente a la hora de resolver los problemas de forma creativa. Utilizando un pequeño robot casero, el participante debía hacerse con unas cuantas banderas de Lego colocadas a lo largo de una plataforma.

Una de sus ideas más extravagantes ha sido fundar una organización que, en tono de humor, nace para mejorar la habilidad de los asistentes a la hora de abrir cerraduras. ‘FALE Association of Locksport Enthusiasts’ enseña todo lo que hay que saber acerca de las cerraduras y las mecánicas de bloqueo fundamentales.

Booth señala claramente el ‘leitmotiv’ de todos sus proyectos: “Dependemos totalmente de la tecnología y de la electricidad y cada vez somos menos capaces de saber cómo funciona”.

Ocho minutos para construir un arma

De todas las ocurrencias de este manitas, una llamó especialmente la atención del gran público. ‘Terminal Cornucopia’ se convirtió en un fenómeno viral a nivel global y protagonizó muchísimos debates en la Red. En aquella ocasión, su idea consistía en demostrar lo ‘fácil’ que resulta fabricar armas dentro de un aeropuerto. Para probar su afirmación, construyó once armas con materiales comprados tras cruzar la barrera de seguridad, en las tiendas de regalos, los puestos de revistas o los restaurantes.

Aparte de comprar todo dentro de la zona de seguridad, el proyecto tenía otras dos normas: utilizar una pequeña herramienta multiusos permitida en los aeropuertos y no ocasionar ningún alboroto que llamase la atención de las autoridades.

Siguiendo esos preceptos, el programador fue capaz de elaborar una serie de armas, desde explosivos a mazas con pinchos, que se pueden construir en menos de diez minutos. Entre sus creaciones destaca ‘Fragguccino’, una granada dentro de un termo de café. Además del recipiente, que es de acero inoxidable, utiliza una batería de litio, un desodorante, un preservativo, agua, una revista e hilo dental. Como utensilios empleó la mencionada herramienta multiusos y un cortatubos.

El objetivo, que era despertar el debate sobre la seguridad antiterrorista, se cumplió. “La tendencia de la seguridad en los aeropuertos no estaba yendo en la buena dirección. Parte de las medidas están dirigidas a que la gente se sienta mejor y más segura, y eso puede estar bien para ayudar a la gente a volar, pero al mismo tiempo estaban implementando medidas que violan la privacidad de las personas”.

Booth comunicó todo su trabajo al Departamento de Seguridad Nacional (TSA) de Estados Unidos. “Si no hacían nada con ello, yo lo iba a desvelar”. Y así fue. Sus vídeos corrieron como la pólvora y desencadenaron debates en medios de comunicación y blogs. El vídeo de ‘Fraguccino’ acumulaba más de 360.000 visitas antes de que YouTube lo eliminara por violar su política sobre actividades peligrosas. Booth ha tenido que insertar unas advertencias de seguridad y eliminar varios fragmentos para volver a subir parte del contenido a la plataforma.

Según nos cuenta, al poco tiempo recibió una visita del FBI. “Fueron amables y lo único que les puedo echar en cara es no haberme avisado de su visita. Les ofrecí café, no lo aceptaron. Hablamos un rato, quisieron asegurarse de que no hubiera construido ningún arma dentro de un aeropuerto”. Aunque se recrearon las circunstancias del recinto y se siguieron las tres normas, todas las herramientas se construyeron fuera, para no romper la ley.

La gente que me critica por ayudar a los terroristas no ha tenido una oportunidad de pensar en la lógica de ese argumento

“La gente que me critica por ayudar a los terroristas no ha tenido una oportunidad de pensar en la lógica de ese argumento”. Dice que no siente aprecio en particular por las armas, si no que las ve como una herramienta, y todo lo que ha hecho como una investigación.

Lo que no sabe Evan Booth es cómo definirse a sí mismo. Si ingeniero, si programador, si consultor… Sabe que le encanta su trabajo y también sus múltiples ‘hobbies’, a los que cada vez dedica más tiempo. Le fascina cómo funciona la electrónica y quiere inculcar a los demás una mirada diferente sobre los aparatos que utilizan a diario. Habrá que estar pendientes de la próxima aventura de este MacGyver moderno.

La pasión que siente Evan Booth por los aparatos electrónicos se gestó durante su infancia. Uno de sus principales pasatiempos consistía en destripar, junto con su hermano, toda clase de objetos que encontraba en la casa familiar de Carolina del Norte, en Estados Unidos. Además de deconstruir y crear nuevos artilugios, también fabricaban pequeños explosivos. “Vivíamos en el campo y teníamos que encontrar la diversión por nuestra cuenta. Gran parte del fondo de ingeniero surgió ahí”, cuenta a Teknautas.

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