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Deep Web: cómo navegar de forma segura por los bajos fondos de internet
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Deep Web: cómo navegar de forma segura por los bajos fondos de internet

La ‘dark web’ es conocida por servir a ciberdelincuentes, traficantes y sicarios como centro para sus infames operaciones, pero ofrece mucho más

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El morbo de navegar por la infame internet oscura (no confundir con la internet profunda) es innegable. Ya lo cuentan hasta los telediarios: por allí pululan asesinos a sueldo, ciberdelincuentes y traficantes de armas y drogas. Lo mejor de cada casa, reunido en una suerte de suburbio digital por el que cualquiera, no obstante, puede pasearse sin temor a sufrir daño alguno.

Si bien se hizo popular por Silk Road, aquel mercado negro que cerró el FBI (y que luego reabrió sus puertas) en el que cualquiera podía hacerse con sustancias ilegales o servicios criminales a la carta, también es a la ‘dark web’ donde van a parar todos esos datos que los ciberdelincuentes roban para venderlos al mejor postor.

Eso es lo más famoso, pero lo cierto es que la internet oscura ofrece mucho más. De hecho, a día de hoy es el refugio de todos aquellos que sufren censura en sus países o que son perseguidos por cualquier motivo político. Es, en definitiva, el lugar en el que navegar de forma anónima, filtrar información a la prensa sin correr riesgos excesivos y, por qué no, echarle un ojo (con cautela) a esas siniestras actividades que se llevan a cabo en los bajos fondos de la Red.

Lo mejor antes de iniciar una incursión por la internet oscura es marcarse un objetivo. Quizás buscar si nuestros datos andan por ahí en manos de cualquiera, peinar los mercados tipo Silk Road en busca de indicios que nos hagan sospechar sobre un posible robo de identidad o, simplemente, visitar Facebook de la forma más anónima posible a través de su versión Tor.

Tor es el navegador que necesitas para dar un garbeo por esos rincones desconocidos de internet

El siguiente paso es hacerse con un ‘pendrive’, de al menos 8 gigas, que usaremos para preparar la navegación anónima. En él instalaremos Tails, un sistema operativo basado en la distribución Linux Debian y que combina herramientas habituales como Open Office con otras destinadas a proteger nuestra privacidad y navegar de forma anónima por la Red.

Con el dispositivo de almacenamiento en nuestro poder, solo queda preparar nuestro ordenador. Aunque en el cine o en la tele solemos ver a los ‘hackers’ comprando una flamante nueva máquina para navegar sin dejar rastro, la realidad suele ser bien distinta. Lo normal no es adquirir un nuevo equipo para pulular un rato por la internet oscura.

Lo que sí es aconsejable es hacer una puesta a punto del ordenador que vayamos a utilizar, para asegurar la información que almacena. Lo más aconsejable es hacer una copia de seguridad de todos los archivos importantes que haya en el equipo y comprobar que no haya atisbo alguno de ‘software’ malicioso en él.

La internet oscura es el refugio de todos aquellos que sufren censura en sus países o que son perseguidos por cualquier motivo político

Tras todo este trabajo previo, solo falta obtener las herramientas necesarias para navegar por la ‘dark web’. Por una parte, el ya mencionado Tails, que será necesario para arrancar el ordenador desde el USB y que se puede descargar desde el sitio web del proyecto. Una vez que lo tengamos en el ‘pendrive’ (o en un DVD, que es otra opción segura y ligeramente más sencilla), ya podremos utilizar programas diseñados para preservar la privacidad como el servicio de mensajería instantánea Pidgin o herramientas para el cifrado de nuestros mensajes.

También tendrás que hacerte con la joya de la corona: Tor, el navegador que necesitas para dar un garbeo por esos rincones desconocidos de internet. Puedes descargarlo a través de su página web. Lo que permite este navegador de estética similar a Firefox es ocultar nuestros pasos cuando navegamos. Nada que ver con lo que sucede cuando activamos el modo incógnito, que en realidad solo evita que se registren nuestros pasos en el historial. Tor sirve para conectarse a través de distintos servidores intermediarios que hacen que nuestra dirección IP vaya saltando de un punto a otro del mundo hasta ser ilocalizables.

Una vez instalado el navegador, es hora de visitar esos lugares que ninguna madre recomendaría. Sus direcciones web no son como las habituales, sino que están formadas por una combinación de letras y números que terminan en ‘.onion’, el dominio de la red Tor. Por ejemplo, el enlace de The Hidden Wiki, uno de los lugares básicos al dar los primeros pasos en la ‘dark web’, es “gxamjbnu7uknahng.onion”.

Esta primera parada será especialmente útil a la hora de moverse por los suburbios de internet. No en vano, en la plataforma hay un registro actualizado y organizado de los muy distintos sitios que se pueden encontrar gracias a Tor.

Llegados a este punto, ya estás listo para navegar con libertad por la internet oscura. Eso sí, recuerda siempre dos cosas: mucho de lo que encontrarás por el camino es, probablemente, ilegal, y además el cifrado no es impenetrable. De hecho, el FBI ha descubierto alguna que otra vulnerabilidad en Tor que le ha servido para desmontar mercados negros como Silk Road. Para evitar sustos, nada mejor que ver los toros desde la barrera.

El morbo de navegar por la infame internet oscura (no confundir con la internet profunda) es innegable. Ya lo cuentan hasta los telediarios: por allí pululan asesinos a sueldo, ciberdelincuentes y traficantes de armas y drogas. Lo mejor de cada casa, reunido en una suerte de suburbio digital por el que cualquiera, no obstante, puede pasearse sin temor a sufrir daño alguno.

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