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El mapa de los terremotos en España: las zonas rojas a la hora de edificar
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El mapa de los terremotos en España: las zonas rojas a la hora de edificar

Aunque los seísmos de gran magnitud son muy poco frecuentes, nuestro país también cuenta con fallas activas que hacen temblar la tierra de vez en cuando

Foto: Mapa de la peligrosidad sísmica en España. (Pablo López Learte)
Mapa de la peligrosidad sísmica en España. (Pablo López Learte)

La madrugada del pasado miércoles, un terremoto de magnitud 6,3 despertaba a los vecinos de varias localidades italianas y reducía a escombros lugares como Pescara de Tronto. Desde entonces se han detectado 470 réplicas, la peor de todas de 4,3. La catástrofe nos recuerda que estos fenómenos geológicos no están limitados a los países pobres de otros continentes. Los seísmos no son extraños en la zona del Mediterráneo, donde tiene lugar un gran tsunami al menos una vez cada siglo. En España, como en todo el mundo, también hay actividad sísmica.

Foto: Ilustración: PLL
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El mapa que encabeza el artículo intenta resumir los 'puntos calientes' de peligrosidad sísmica de España, que se resumen en el sur de Andalucía, Murcia y el sur de Alicante. "La zona con más riesgo está en las cordilleras Béticas, en la falla de Alhama cerca de Lorca y en la del mar de Alborán en Granada", explica a Teknautas el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, Manuel Regueiro.

Las responsables de todos estos temblores son las fallas, fracturas que se forman en la corteza terrestre por culpa de movimientos tectónicos. Estas roturas están por todas partes, pero no todas son igual de activas. Regueiro comenta que "algunas se mueven continuamente y producen terremotos muy pequeñitos que van liberando la energía sin que pase nada. Otras acumulan la energía y de repente saltan y se produce un terremoto gordo".

La zona con más riesgo está en las cordilleras Béticas, en la falla de Alhama cerca de Lorca y en la del mar de Alborán en Granada

En este punto es necesario subrayar la diferencia entre el 'peligro sísmico' que señala nuestro mapa y el 'riesgo sísmico'. El primer término hace referencia a la probabilidad de movimientos de importancia debido a la presencia de fallas activas. El segundo es algo más complejo: "El riesgo sísmico tiene tres componentes. Uno es el peligro de que haya un terremoto; otro es la exposición según el número de gente y tipo de infraestructuras de la zona, el último es la vulnerabilidad de dichas personas e infraestructuras, según el diseño de los edificios".

Porque da igual que un árbol caiga en medio del bosque si no hay nadie para oírlo: una zona de Alaska con mucho peligro sísmico apenas tendrá riesgo si está deshabitada. Lo más importante, según Regueiro, son los edificios y su diseño.

Una normativa desactualizada

De nuestro mapa podemos deducir que no es lo mismo construir un edificio en Soria que en Granada. La "norma sismorresistente", de obligado cumplimiento, determina qué tipo de estructuras hay que edificar según el riesgo de la zona. Pero la normativa está desactualizada: "En Lorca ya se vio que no funciona bien, porque hay otros componentes del riesgo que no tiene en cuenta".

Regueiro lleva pidiendo desde el seísmo de Lorca que se revise, "pero parece que no lo han hecho todavía". El problema es que hay factores como los efectos del suelo y su geología y la aceleración sísmica de los materiales que no se tienen en cuenta debido a su antigüedad. El investigador solicita que se añadan todos los componentes descubiertos en los últimos años.

"Si miras los edificios de Lorca, verás que se dañaron más del 90%, lo que demuestra que algo va mal. No tendría que haber pasado nada", comenta el geólogo. Según Regueiro, es imposible conseguir que un edificio viejo mal construido no se caiga: "Hay que tirarlo abajo y construirlo de nuevo. Puedes gastar una pasta inmensa en cimentarlos, pero es dificilísimo".

En cuanto a los edificios históricos, como catedrales, resisten porque "son difíciles de tirar, ya que se han ido asentando", pero también pueden caer si el terremoto es muy potente.

En España, por suerte, los terremotos grandes son anecdóticos. Según el Instituto Geográfico Nacional, el de mayor magnitud tuvo lugar en 1755 y produjo un maremoto en Cádiz. El origen se registró en la plataforma de Portugal, responsable también del seísmo de magnitud 7,8 registrado en nuestro mapa con el punto tres, el más potente desde el siglo XX.

La madrugada del pasado miércoles, un terremoto de magnitud 6,3 despertaba a los vecinos de varias localidades italianas y reducía a escombros lugares como Pescara de Tronto. Desde entonces se han detectado 470 réplicas, la peor de todas de 4,3. La catástrofe nos recuerda que estos fenómenos geológicos no están limitados a los países pobres de otros continentes. Los seísmos no son extraños en la zona del Mediterráneo, donde tiene lugar un gran tsunami al menos una vez cada siglo. En España, como en todo el mundo, también hay actividad sísmica.

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