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Investigadores españoles descubren el planeta extrasolar más cercano a la Tierra
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está a poco más de cuatro años luz

Investigadores españoles descubren el planeta extrasolar más cercano a la Tierra

Próxima b es el nombre del cuerpo celeste que orbita la enana roja Próxima Centauri. Aunque su posición es prometedora, todavía es pronto para barajar la existencia de agua

Foto: Ilustración del nuevo planeta orbitando su enana roja. (Nature)
Ilustración del nuevo planeta orbitando su enana roja. (Nature)

A poco más de cuatro años luz de distancia se encuentra Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol. Con los tiempos que corren no está de más conocer bien a nuestros vecinos, y desde su descubrimiento hace un siglo los astrónomos han buscado posibles compañeros que la orbitaran. Parecía una pena que una enana roja tan bonita estuviera tan sola en medio de la nada, cuando lo más normal es que atraigan cuerpos celestes que giren a su alrededor. No lo estaba: la revista 'Nature' publica hoy en portada el descubrimiento de su primer planeta.

Foto: Begoña Vila. (Foto: NASA)

El bautizado como Próxima b es un exoplaneta —pues orbita una estrella diferente a nuestro Sol— y tiene la culpa de que los teléfonos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) no hayan parado de sonar en todo el día. De los 31 autores de 8 países que han participado en el hallazgo, 7 pertenecen a este centro del CSIC. Otro español, Guillem Anglada Escudé, lidera el trabajo desde la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido). Gracias a ellos este cuerpo celeste cuya existencia se sospechaba desde hacía años, ha podido ser por fin 'cazado'.

Para Próxima Centauri su planeta es el más guapo de todos, a fin de cuentas es el único que tiene, pero se conocen otros 3.500 de estos cuerpos celestes. ¿Qué tiene de especial Próxima b? "Es el exoplaneta más cercano a la Tierra y el más cercano que podemos descubrir, ya que no hay otras estrellas más próximas", explica a Teknautas la investigadora del IAA y coautora del estudio, Zaira Berdiñas.

El exoplaneta está tan cerca que ofrece una gran oportunidad para seguir estudiándolo. Próxima b tarda once días en orbitar su enana roja, tiene 1,3 veces la masa de nuestro planeta y carece de estaciones, pero es su posición la que permite soñar. A pesar de orbitar más cerca de lo que Mercurio gira alrededor del Sol, la 'frialdad' de su estrella permite situarlo en la zona de habitabilidad. Esta franja de distancia, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, es compatible con la presencia de agua líquida en la superficie y, por lo tanto, con la existencia de vida.

Es en este punto cuando la conversación se llena de 'podrías' y ETs microscópicos, pero antes de barajar estas posibilidades hay que determinar si Próxima b tiene la atmósfera adecuada. Las enanas rojas como Próxima Centauri son mucho más activas que nuestro Sol, y el flujo de rayos X que recibe el exoplaneta es 400 veces mayor al del nuestro. Esto quiere decir que, aunque la temperatura de su superficie sea la correcta, puede que reciba demasiada radiación como para albergar vida.

A pesar de orbitar más cerca de lo que Mercurio gira alrededor del Sol, la 'frialdad' de su estrella permite situarlo en la zona de habitabilidad

La gran actividad de la enana roja 'camufla' posibles cuerpos celestes cercanos y dificulta su detección. La existencia de Próxima b se deduce gracias al "empujón gravitatorio" que ejerce sobre su estrella. "Vemos que Próxima Centauri se mueve y según cómo lo hace descartamos otros efectos para concluir que ahí hay un planeta", comenta Berdiñas. Ese ha sido el papel de la investigadora gallega: calcular estas 'deformaciones' para ver si eran debidas a planeta.

Esto no quiere decir que nunca vayamos a ver a nuestro vecino. Según Berdiñas, el exoplaneta está tan cerca que "quizá" se podría observar si se bloquea la luz de su estrella con un coronógrafo, por lo que no es descabellado pensar que algún día recibamos un selfi de Próxima b. Pero el siguiente paso será descubrir si Próxima b tiene atmósfera, así como su composición. Para ello, los investigadores tendrán que sentarse a esperar que se produzca un eclipse que 'tape' la luz de la enana roja.

Ese punto rojo y pálido

El descubrimiento de Próxima b es el colofón tras una década de datos e indicios. El Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión (HARPS) es el pomposo nombre que recibe un espectrórgafo instalado en un telescopio de 3,6 metros del Observatoria de La Silla (Chile). Este aparato comenzó a funcionar en 2003 y, en 2013, llegaron los primeros indicios serios de que la estrella más cercana al Sol podría tener su propio planeta. "Había una señal, pero no era lo suficientemente significativa como para decir que fuera real", remarca Berdiñas.

Así nació la campaña 'Pale Red Dot', en homenaje al punto azul y pálido de Carl Sagan. Esta iniciativa llevó a un grupo internacional de astrónomos a buscar al huidizo Próxima b al mismo tiempo que divulgaban su trabajo. El público quedó fascinado ante la posibilidad de tener un vecino tan cercano cuya existencia hoy se confirma. Pero no olvidemos las palabras de Sagan: "Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos".

A poco más de cuatro años luz de distancia se encuentra Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol. Con los tiempos que corren no está de más conocer bien a nuestros vecinos, y desde su descubrimiento hace un siglo los astrónomos han buscado posibles compañeros que la orbitaran. Parecía una pena que una enana roja tan bonita estuviera tan sola en medio de la nada, cuando lo más normal es que atraigan cuerpos celestes que giren a su alrededor. No lo estaba: la revista 'Nature' publica hoy en portada el descubrimiento de su primer planeta.

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