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El 'cazador' español de empresas: "Tengo 300.000 euros y tres años para comprar una"
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ASÍ FUNCIONAN LOS 'SEARCH FUNDS'

El 'cazador' español de empresas: "Tengo 300.000 euros y tres años para comprar una"

Tiene 29 años, 300.000 euros en el bolsillo y 17 potenciales inversores. Ahora le queda lo difícil: encontrar una pyme española en los próximos tres años... y comprarla

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Ricardo Velilla tiene 29 años y es licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Tras su paso por el MBA del IESE y algunos años trabajando como consultor, ha decidido emprender y dirigir su propia empresa. Pero no la va a montar desde cero. Ricardo tiene unos 300.000 euros en el bolsillo y tres años por delante para encontrar una firma española que pueda comprar y, posteriormente, dirigir. Es la nueva forma de buscar y hacerse antes que nadie con el próximo negocio millonario.

Foto: Foto: EFE/Juan Carlos Hidalgo.

Los 300.000 euros no han salido de su bolsillo, sino de los de un grupo de inversores que se han aliado con él y que están sufragando esta aventura. De hecho, ese dinero no es la cantidad que pagará por el negocio que compre, ni mucho menos, sino que servirá para sufragar su sueldo durante estos tres años y, sobre todo, para gestionar todos los desplazamientos, gestiones, reuniones, contratos y demás tareas que deba pagar mientras lleva a cabo la búsqueda de la empresa idónea.

Objetivo: encontrar una pyme... y comprarla

Durante tres años, Ricardo tiene una dura tarea por delante: analizar hasta cientos de pymes españolas que cumplan una serie de características: que tengan una facturación de entre cinco y 30 millones de euros anuales, un tamaño medio (entre 20 y 50 empleados, aunque puede variar), que estén consolidadas, que sean sostenibles, rentables y, sobre todo, que afronten a corto plazo un posible problema de sucesión. Es decir, que los fundadores de dichas compañías tengan cierta edad, se acerquen quizás a la jubilación y entre su familia o contactos no hayan encontrado a un posible sucesor que se haga cargo del futuro de la compañía y sus empleados.

"En España hay muchos empresarios con ese perfil", nos cuenta Ricardo. "Montaron algo desde cero, se tiraron décadas trabajando muy duro, lo hicieron crecer, tienen una trayectoria... pero ahora se encuentran con que están cerca de jubilarse y no tienen nadie a quien pasarlo, tampoco ningún hijo o familiar".

La empresa perfecta: una pyme que facture entre cinco y 30 millones y su dueño esté cerca de jubilarse

Y ahí es donde entra Ricardo. Si todo va bien, en estos tres años -como máximo- debería encontrar una pyme que sea la idónea. Una vez que el empresario ponga precio a su compañía, Ricardo deberá reunirse de nuevo con todos los inversores que le dieron sus primeros 300.000 euros.

Y ahí empezará el momento de la verdad: entre todos, tendrán que decidir si quieren poner su dinero para comprar o no. En el pacto previo, solo se comprometieron a aportar los 300.000 euros de la búsqueda, con lo que ninguno de ellos está obligado a poner fondos extra para la compra. De hecho, no es descartable que haya alguna baja. Pero, al final, cada cual deberá decidir si quiere poner su parte para hacerse con la compañía.

"No vamos a cargarnos ninguna empresa"

Si los inversores (todos o algunos) llegan a un acuerdo de inversión, este se hará efectivo y se convertirán en los nuevos dueños de la compañía, poniendo a Ricardo Velilla al frente de la misma.

¿Y ahora qué? Los fondos de inversión son un agente muy conocido en ciertos sectores financieros, pero no tanto para el ciudadano medio que, ante la llegada de un fondo de inversión a una empresa de cierto tamaño, suele mostrar cierto temor, recordando casos como el de Panrico, que, tras pasar de mano en mano, presenta aún un futuro incierto.

Es aquí donde Ricardo y sus socios insisten en marcar distancias con los perfiles inversores que el ciudadano medio conoce: "No somos un fondo de capital riesgo que quiera coger una firma que vaya bien para recortar gastos, despedir a empleados y ganar aún más dinero. No buscamos exprimir ninguna empresa, acabar con sus empleados ni hacer grandes cambios: si van bien y los empleados que tiene son los que la han llevado hasta allí, no tiene sentido echarlos ni cambiar eso, no tienen por qué tener miedo", asegura Ricardo.

"No busco pelotazos, sino algo sostenible"

Del mismo modo, el joven emprendedor y sus socios también se esfuerzan por alejarse de otro tipo de inversores más conocidos en los últimos años, los de las 'startups' tecnológicas: "La inversión en 'startups' es muy respetable, pero son inversiones de riesgo: inviertes en muchas, sabes que la mayoría fracasarán y esperas que la que funcione te haga ganar el dinero que perdiste con las otras. Esto es distinto, no tiene nada que ver: no se trata de invertir un dinero y querer hacer grandes múltiplos minimizando los costes", nos asegura.

Foto: Tomás Santoro, consejero delegado de Sumacrm

Ricardo nos resume sus intenciones y las de sus inversores: "Es tan sencillo como buscar un negocio consolidado, rentable y seguro. No se trata de que vayamos a un sector arriesgado y demos un pelotazo, sino de dar con una empresa sostenible, que no esté expuesta a factores externos y que vaya creciendo de manera tranquila".

Insiste en desmarcarse de otros perfiles: "Aquí no buscamos una rentabilidad altísima y desinvertir a los equis años. De verdad, lo que se busca es una inversión tranquila y sostenible: coger una sociedad rentable, segura y que dé empleo, hacer una transición tranquila en la dirección y conseguir que siga yendo bien sin tocar prácticamente nada, ni echar a nadie, ni hacer grandes cambios. No importa que no dé una rentabilidad tan alta como otras compañías, lo que se busca es minimizar el riesgo y entrar en algo sostenible".

"Tengo seleccionadas 900 empresas en España"

Cuando Ricardo empezó con su tarea de búsqueda, comenzó a analizar distintas actividades: "De entrada, me interesan más los sectores no cíclicos, al margen de que una empresa vaya mejor o peor, te interesa invertir en una industria que, en general, veas que está creciendo".

El trabajo no parece fácil: "Llevo seleccionadas casi 900 organizaciones que cumplen mis criterios, pero ten en cuenta que, de todas esas, solo podré tener conversaciones serias con cerca de un 10%: algunos fundadores no quieren vender, otros sí tienen asegurada la sucesión, otros piden cantidades que no se corresponden con el mercado, etc. Para que te hagas una idea: ahora mismo he contactado con cerca de 150 que nos podrían interesar", asegura.

De las 900 empresas seleccionadas, ha contactado con 150 y ya hay conversaciones avanzadas con 15

De las 150 contactadas, asegura: "He firmado acuerdos de confidencialidad con unas 15, para que me den más informaciones. De esas 15, ahora mismo tengo seleccionadas ocho. De esas ocho, en cinco o seis tengo que decidir si sigo adelante".

Ricardo comenzó su búsqueda el pasado mes de noviembre. Para ello, cuenta con la financiación inicial de un total de 17 inversores, que se reparten a medias entre españoles y extranjeros.

Así funciona un 'search fund'

El método de Ricardo puede parecer llamativo, estrambótico o incluso totalmente alejado del emprendimiento que todos conocemos. De hecho, no es nada frecuente en nuestro país, pero ya hay algunos (pocos) ejemplos de ello.

En realidad, Ricardo se encuentra inmerso en un 'search fund' o fondo de búsqueda, un sistema a medio camino entre el emprendimiento y la inversión en el que un emprendedor y un grupo de inversores se juntan para buscar una sociedad consolidada y con recorrido para comprarla y, a partir de entonces, llevar sus riendas.

El perfil de este tipo de empresas puede ser variado, pero hay un retrato robot que suele corresponderse con la mayoría de ellas: el de una pyme de un tamaño medio, sostenible y que, como decíamos antes, pueda estar afrontando un problema en la sucesión. Es precisamente ahí donde entran los 'search funds', que se encargan de hacer la oferta al dueño, llegar a un acuerdo, iniciar una transición tranquila y seguir dirigiendo la empresa.

El método, aunque no exento de riesgos, parece estar dando buenos resultados allí donde se aplica. Según el último estudio de la Universidad de Stanford sobre 258 'search funds', el 54% de los fondos de búsqueda que compran una compañía acaba obteniendo un beneficio.

La fórmula de Ricardo Velilla, aunque ya sabemos que no es excepcional, sí que resulta llamativa para el que no sea especialista en estos asuntos. Y es que Ricardo quizá no se amolda a la imagen esperable del emprendedor, ya que no está creando algo de cero; sin embargo, tampoco se acerca al típico inversor, ya que el trabajo de Ricardo no consiste en poner dinero y esperar beneficios, sino que será el encargado de dirigir la empresa que compre.

La terminología, así pues, parece difícil de determinar. En Harvard, de hecho, no se habla de 'search funds', sino de 'entrepreneurship trough acquisition' (emprendimiento a través de una compra): "Eso me define más, yo me veo más emprendedor que inversor. Mi motivación no es comprar una empresa, sino gestionarla", asegura.

El decálogo de la empresa perfecta

1.- Facturación: entre 5-30 millones de euros/año
2.- Buena situación de negocio
3.- Inercia positiva
4.- Pertenencia a un mercado maduro
5.- Alto margen de beneficio (+/-10% sobre ebitda)
6.- Poco capital intensivas (que necesite poca inversión para crecer)
7.- No cíclicas (que no dependan demasiado de posibles crisis)
8.- Ingresos recurrentes
9.- Clientes diversificados
10.- Posible problema de sucesión en la dirección

Ricardo Velilla tiene 29 años y es licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Tras su paso por el MBA del IESE y algunos años trabajando como consultor, ha decidido emprender y dirigir su propia empresa. Pero no la va a montar desde cero. Ricardo tiene unos 300.000 euros en el bolsillo y tres años por delante para encontrar una firma española que pueda comprar y, posteriormente, dirigir. Es la nueva forma de buscar y hacerse antes que nadie con el próximo negocio millonario.

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