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El artista veinteañero que enseña ciencia a los niños pobres con dibujos animados
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Alec Urbach produce cortos educativos

El artista veinteañero que enseña ciencia a los niños pobres con dibujos animados

Alec Urbach diseña cortos educativos y cómics y ha conseguido que 250.000 pequeños desfavorecidos aprendan la lección de forma divertida

Foto: Alec Urbach, el fundador de la Alec’s Animated Schoolhouse, llevando la antorcha olímpica en 2012. | Imagen: Cedida por Alec Urbach
Alec Urbach, el fundador de la Alec’s Animated Schoolhouse, llevando la antorcha olímpica en 2012. | Imagen: Cedida por Alec Urbach

En 2009, el adolescente estadounidense Alec Urbach asistía a un concierto benéfico. Allí tuvo la oportunidad de charlar con unos clérigos que gestionaban unas escuelas en países necesitados. Ellos le explicaron que el obstáculo más grande para la educación de los jóvenes era que los libros de texto no ayudaban a superar las dificultades que tenían para aprender: se necesitaban diferentes modos de enseñar.

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Al joven le impactó el trabajo que estos religiosos hacían en Ghana. Le enseñaron imágenes de su labor diaria y vio las condiciones a las que se enfrentaban para sacar adelante programas de educación y sanidad en las ciudades más pobres de este país africano.

Urbach pensó que él podía ayudar. Por aquel entonces le interesaban la escritura y el cine y había participado en proyectos sociales como recoger suministros dentales y médicos en Nueva York para personas desfavorecidas. Por ello, decidió fundar el proyecto benéfico Giving From the Ground Up y, bajo este paraguas, la Alec’s Animated Schoolhouse, una particular escuela que enseña conceptos a los escolares gracias a la animación. Tenía entonces quince años y pensaba que lo visual haría divertido el aprendizaje.

Ciencia y conciencia contra el 'bullying'

“Escribí guiones con personajes encantadores, adorables e irreverentes que llevaran el plan de estudios de matemáticas y ciencias a los niños de naciones en desarrollo”, cuenta Urbach a Teknautas. Según sus datos, en este tiempo ha llegado a 250.000 niños de Ghana, Togo, Sudáfrica, Botsuana y Ecuador. Urbach también ha creado una empresa llamada Worldwise Comics, que produce historietas sobre temas sociales como el ‘bullying’, la defensa del agua limpia para beber o la importancia de ir a la escuela. Parte de los beneficios de Worldwise Comics son destinados a la creación de escuelas en África (hay una escuela de ciencias elementales en Ghana) o América del Sur.

Este joven, que ahora tiene 20 años y está a punto de terminar Historia en la Universidad de Princeton, escribe, anima y dobla él mismo los dibujos animados, usando un ‘software’ llamado CrazyTalk. Este programa da una apariencia pictórica a rostros reales, entre otras funciones. Sobre Urbach recaen todas las decisiones creativas de su compañía, aunque también cuenta con un equipo de animadores que lo ayuda a producir las novelas gráficas y los cómics educativos. Eso le permitió rebajar su carga de trabajo cuando comenzó la universidad (“era imposible pasar 16 horas los fines de semana animando”, recuerda). Por si esto fuera poco, en Worldwise se encarga de coordinar la impresión y traducción de las historias al español, francés y árabe.

Todos los vídeos y cómics desarrollan una historia con la que aprender esas nociones, que alcanzan incluso a consejos básicos sobre higiene. Los protagonistas son simpáticos animales: por ejemplo, el zorro del desierto Phinnaeus es el favorito de Urbach y es uno de los alumnos más disciplinados de la ficción. También hay profesores humanos (mister Leibowitz es el profesor de Matemáticas y miss Olive la de Ciencias) y canciones para asimilar mejor las lecciones. Así enseña los números del 1 al 5 un tigre con guitarra y un elefante al piano:

Mientras tanto, para concienciar contra el ‘bullying’, ‘The Bully & The Lion’ (‘El matón y el león’) cuenta la historia, escrita por Urbach, de Dhasa, un niño africano que amedrenta a un león con la pata atrapada en un cepo. Su madre le conmina a no hacerlo (“¡Es una crueldad que lo hagas! ¡Indigno de un guerrero!”). Dhasa se apiada entonces del animal y… si quieres saber lo que pasa, tendrás que leer el resto. El mensaje del libro es que “no hay lugar en el mundo para los abusones”.

Cómo hacer más fácil los conceptos

Los conceptos científicos complejos intentan ser simplificados. Por ejemplo, para explicar la adaptación al entorno, la profesora Olive le cuenta al zorro Phinnaeus que sus grandes orejas le ayudan a mantenerse fresco en el cálido desierto. Gracias a ello se pasa a algo más complejo: cómo las flores se han adaptado para atraer a insectos y pájaros con el fin de sobrevivir.

Luego, para hablar sobre el aire y el clima, se ponen ejemplos asequibles para todos los niños: aire es lo que hay dentro de una pompa de chicle (y ya de paso recuerdan que en clase no se debe mascar). Esa anécdota da pie a hablar sobre la atmósfera, la altitud... Y para explicar los protones, neutrones y electrones, con canicas que giran alrededor de un núcleo todo es más fácil.

En su web se puede acceder a parte de este material audiovisual y escrito. También hay fichas descargables para hacer en clase o en casa. El objetivo es que todo parezca colorido, divertido, encantador. La labor de Urbach le ha permitido obtener premios benéficos, otro punto más para su extenso currículum.

Una de las mayores preocupaciones de Urbach es el analfabetismo. En su trabajo también ha mostrado la brecha de alfabetización que puede existir en un país, incluso entre los más desarrollados. Él ha escrito artículos donde ha criticado esta situación: “Casi 1000 millones de personas en este planeta son analfabetas. De ellos, 232 millones son niños. Y es una estimación conservadora. ¿Las buenas noticias? Nosotros, como líderes jóvenes totalmente comprometidos y creativos, tenemos el poder para cambiar esos números”.

En estos años, Urbach no ha parado. Hace un tiempo, cuando aún estaba en el instituto, creó otra empresa dedicada a producir vídeos comerciales sobre el trabajo de emprendedores y empresas sin afán de lucro. “Estos tipos querían sacar su historia de un modo que fuera más accesible y emocionante para el público que los muros estáticos de texto de la página de ‘Sobre nosotros’”, cuenta. El proyecto también le servía para conocer el mensaje y el talento de personas que por alguna razón destacaban. Su rendimiento académico y su labor caritativa le permitieron portar en 2012 la antorcha olímpica antes de los Juegos Olímpicos de Londres. Además, ha dado conferencias por medio mundo para contar su labor y luchar por la erradicación del analfabetismo.

A este joven le apasiona el mundo del ‘marketing’ digital y quiere orientar su futuro a este campo. En este caso, ayudar a las empresas para darse a conocer. Mientras tanto, para él, que viene de un campo alejado de la tecnología, la moraleja que se puede sacar de sus ‘startups’ es que “el emprendimiento no pertenece a los ingenieros o informáticos, sino a los soñadores interdisciplinarios con tanto ideas asombrosamente diferentes como solo nuevas maneras de mirar viejas soluciones”. En su opinión, “las compañías que tendrán éxito en el futuro son aquellas que están dispuestas a responder a la pregunta: ‘¿De qué tienes hambre?’”. Él lo consiguió para educar a niños de todo el mundo.

En 2009, el adolescente estadounidense Alec Urbach asistía a un concierto benéfico. Allí tuvo la oportunidad de charlar con unos clérigos que gestionaban unas escuelas en países necesitados. Ellos le explicaron que el obstáculo más grande para la educación de los jóvenes era que los libros de texto no ayudaban a superar las dificultades que tenían para aprender: se necesitaban diferentes modos de enseñar.

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