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El joven que dio la vuelta al mundo descubriendo a 100 emprendedores
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PAra fomentar ese espíritu en su país

El joven que dio la vuelta al mundo descubriendo a 100 emprendedores

André Leonardo viajó por 23 países y entrevistó a 143 personas para buscar historias que animasen al emprendimiento en su país de origen, Portugal

Foto: India, Israel, Silicon Valley o Brasil fueron algunos de los destinos de Leonardo. |  Imagen: Cedida por André Leonardo
India, Israel, Silicon Valley o Brasil fueron algunos de los destinos de Leonardo. | Imagen: Cedida por André Leonardo

El joven André Leonardo estaba cansado del clima de desánimo que sentía en Lisboa. Los medios no hacían más que hablar de familias enteras desempleadas, de crisis, la troika o el FMI. Además, escuchaba conversaciones desoladoras: “este país es una desgracia”, “nuestros empresarios no valen”, “no hay condiciones”... Él, a punto de licenciarse, solo leía historias de alumnos con los estudios recién acabados y que no encontraban trabajo, mientras las empresas no paraban de cerrar. Tenía que hacer un máster durante dos años por habérselo prometido a sus padres, pero quería ir un paso más allá, hacer algo que lo mantuviera con buen ánimo durante ese tiempo.

Lea aqui: "Los políticos solo querían a los emprendedores cuando había paro. Ahora pasan de nosotros"

Con 24 años, Leonardo sentía que había llegado el momento de hacer una locura. Tumbado en el sofá de su casa lisboeta (él es de las islas Azores), comenzó a pensar en una vuelta al mundo en solitario para encontrar historias inspiradoras de emprendedores y personas que destacan por poner ilusión en lo que hacen. Durante un año viajaría para encontrar a esas personas y luego regresaría a su tierra natal para mostrar que era posible abrir nuevas vías.

En aquel año le robaron, las fuerzas de seguridad israelíes lo interrogaron, perdió peso… Pero todos esos reveses, quizá, fueron lo de menos: de noviembre de 2013 a noviembre de 2014, recorrió 23 países y se entrevistó con 143 personas. A la vez, difundió las islas Azores y todo Portugal. Su experiencia se ha materializado ahora en un libro y en una voluntad para ayudar a emprendedores nacionales y extranjeros a apostar por la creación de empresas en el país luso. Precisamente, su libro se llama ‘Faz acontecer’ (algo así en español como ‘Haz que suceda’). Está previsto que salga en inglés en octubre.

Para financiarse ese viaje, durante dos años vendió muchos objetos personales, buscó patrocinios en empresas y fundaciones y creó una campaña de donativos. Un amigo estudiante de Medicina le enseñó consejos básicos de salud, y otro, fotógrafo profesional, le ayudó a escoger el material de fotografía y vídeo que necesitaba (quería filmar las entrevistas). Además, Leonardo combinó el viaje con unas jornadas de voluntariado en India, en una organización portuguesa sin ánimo de lucro. A la vez, el proyecto Startup Lisboa lo había nombrado embajador para que difundiera el ecosistema tecnológico portugués por todo el mundo.

Al comienzo de su viaje, André sabía que el joven que regresara a Azores un año después no sería la misma persona. ¿En qué cambió? “Lo que yo creo hoy al cien por cien es que todos tenemos en nosotros mismos las capacidades para cambiar nuestra vida y destacar. Nosotros, con mucha voluntad, con mucho sacrificio, podemos cambiar, podemos hacer, podemos crear”, dice a Teknautas.

Así, él concluyó que “yo no dependo de nadie para construir mi vida. Naturalmente, para realizar proyectos necesitamos personas que nos apoyen, sí, pero cambiar depende solo de mí, no depende de nadie más. Si yo quiero, si yo trabajo, es posible lo que quiera que soy hoy. Esa fue quizá la mayor lección que saqué”.

"Tenemos que conseguirlo aquí también"

Y tras un año de viaje, ¿qué fue lo que llevó de vuelta a Portugal? “Traje historias inspiradoras. Con ello, mi objetivo era inspirar a las personas. ¿Por qué nosotros aquí no lo conseguimos [lo que hacen otros]? Nosotros tenemos que conseguirlo también”. Eso se materializó en ‘Faz acontecer’ y en conferencias que está impartiendo en la actualidad (recientemente estuvo en Madrid).

Su visita a incubadoras y empresas le hizo aprender mucho de aquello, de gente que decía arriesgar y emprender y a la que los errores no impidió seguir adelante con valentía. Ahora, junto al Gobierno de Azores y el Ayuntamiento de Angra do Heroísmo (su ciudad natal), está intentando crear un consorcio de ‘startups’ para el archipiélago, donde el ecosistema “aún es muy joven”.

Leonardo conoció a 143 personas que “construyeron empresas, construyeron imperios” y de las que apenas hay 16 en su libro. “Si tuviera que escoger alguna [entrevista], una de las primeras que hice y que más me marcó fue la historia de Ricardo Teixeira”. Cuando era un adolescente (ahora tiene 39 años), Teixeira, portugués como Leonardo, quedó tetrapléjico. Eso no le impidió seguir esforzándose y llegar a trabajar con Microsoft. Tras salir de la multinacional, hoy tiene seis empresas dedicadas al mundo digital, una de ellas con base en Reino Unido.

“Cuando hablaba con él, estaba muy contento y entusiasmado con su historia”, dice Leonardo. Le preguntó cómo había conseguido todo esos logros en su situación. Él le respondió: “Mira esta silla de ruedas. Luego mírame a mí. Esto no es excusa para nada. Tengo todos vuestros problemas del día a día más mis problemas físicos. Mis padres no me dieron nada, ellos no son ricos. Tuve que ir para allá con todas mis fuerzas y tomar la oportunidad, luchar y hacer. Y lo conseguí”. Teixeira le decía: “Vuestra generación espera soluciones rápidas. Si vosotros no lucháis, las cosas no suceden”. “Lo veo como un emprendedor en los negocios pero también un emprendedor en la vida”, cuenta ahora su joven compatriota.

Mira esta silla de ruedas. Luego mírame a mí. Esto no es excusa para nada. Tengo todos vuestros problemas del día a día más mis problemas físicos

En la India, Leonardo conoció a Advitiya Sharma. Junto a 11 compañeros de universidad creó un portal web, Housing, para mejorar la búsqueda de vivienda en el país, un problema que ellos habían experimentado: descripciones falsas, agentes inmobiliarios que cobraban cantidades desorbitantes y de los que no se recibían noticias… Todo eso pretendía eliminar Housing.

Sharma le dijo a Leonardo que había que dejar de pensar en la presión social y la aversión al fracaso (fruto, en su caso y opinión, de que había pocos precedentes de éxito mundial en empresas que comenzaron en India) y centrarse en solucionar problemas: “Cuando miras a un lado y tienes personas muy inteligentes, todo es posible”, le dijo. Tras abandonar Housing en marzo, Sharma se dedica un nuevo proyecto, Genius Teacher, para tutorizar a estudiantes de forma ‘online’.

Emprendedores portugueses

Igual que hace siglos varios navegantes portugueses conquistaron medio mundo y ayudaron a crear un imperio, en el siglo XX algunos emigrantes salieron de Azores, la tierra de Leonardo, y emprendieron con éxito allá donde llegaron. De hecho, cerca de San Francisco, en la ciudad de San Leandro, hay una comunidad portuguesa bastante grande. Leonardo recoge también esas historias para mostrar que su país puede seguir haciendo grandes cosas.

Es el caso de Fernanda Pereira, que salió en los años 50, cuando era niña, de Azores, tras una erupción volcánica que destruyó varias casas y plantaciones en la isla de Faial. Ya de pequeña, con sus hermanos, vendían limonada en la calle durante el verano. Tras varios negocios, fundó con su marido Spectrum Lithograph, una empresa de diseño y producción de embalajes que cuenta entre sus clientes con Oliver Stone o Plácido Domingo y que lleva más de 30 años (fue fundada en 1981) de éxitos en el área, facturando 16 millones de dólares (14,1 millones de euros) anuales.

Según Pereira contaba a Leonardo, el secreto de su éxito es que fue “fruto de nuestro trabajo. Aprendimos que el cliente nunca se olvida cuando ofrecemos un servicio de calidad. Los portugueses son personas muy acogedoras y nosotros tenemos también eso en la sangre. Tratamos a los clientes como si fuesen de nuestra familia y eso es algo que adoran y que no encuentran fácilmente en otro lugar”.

Durante el viaje visitó a emprendedores pero también a encargados de asociaciones de ‘startups’ o escuelas de emprendimiento. En São Paulo conoció a Isabel Pesce Brito de Matos, una brasileña que había conseguido estudiar en el MIT gracias a becas y dinero ahorrado. Cuando regresó a su país creó Faz Inova, donde se imparten cursos de innovación, modelo de negocio o búsqueda de financiación, de manera presencial u ‘online’. “Ser productiva, saber negociar, saber aprender a aprender. Me di cuenta de que ninguna de estas cosas se aprende en la escuela. Las cosas que más me crearon oportunidades en la vida no se enseñan”, le dijo a Leonardo.

Cuando se le pregunta a Leonardo si volvería a hacer el mismo viaje, es rotundo: “Claro que sí. Si yo volviera atrás en mi vida, claro que sí, obviamente que sí. Fue espectacular no solo lo que aprendí, sino todo lo que conseguí traer a las personas, porque conseguí traer historias muy inspiradoras”.

Portugal, a la vanguardia tecnológica

El país vecino está alentando en los últimos años el emprendimiento y el ecosistema de ‘startups’ como una forma de salir adelante después de la grave crisis económica que llevó a un rescate europeo y que todavía se deja sentir en el país. De hecho, recientemente se lanzó Startup Portugal como una forma de atraer talento y canalizar la inversión.

El país vecino está alentando en los últimos años el emprendimiento y el ecosistema de ‘startups’ como una forma de salir adelante después de la grave crisis

Leonardo es consciente de ello: “El Gobierno portugués está haciendo una apuesta muy grande en el emprendimiento”. Ahora es posible encontrar grupos de personas, portugueses o extranjeros, “que vienen para acá, que quieren crear empresa, que quieren hacer. Eso es muy bueno para un país que necesita rápidamente crecer y crear impacto económico”.

Él mismo tiene una empresa para incentivar a los portugueses a lanzar sus proyectos y ayudar a los extranjeros a establecerse. También tiene proyectos para incentivar la industria turística en las Azores: “Quiero ayudar, quiero crear empleo, quiero invertir”. Motivar a la gente a emprender y a realizar sus ideas fue lo que llevó a André Leonardo a viajar por medio mundo en busca de negocios y emprendedores increíbles. Ahora solo hay que materializarlo en casa.

El joven André Leonardo estaba cansado del clima de desánimo que sentía en Lisboa. Los medios no hacían más que hablar de familias enteras desempleadas, de crisis, la troika o el FMI. Además, escuchaba conversaciones desoladoras: “este país es una desgracia”, “nuestros empresarios no valen”, “no hay condiciones”... Él, a punto de licenciarse, solo leía historias de alumnos con los estudios recién acabados y que no encontraban trabajo, mientras las empresas no paraban de cerrar. Tenía que hacer un máster durante dos años por habérselo prometido a sus padres, pero quería ir un paso más allá, hacer algo que lo mantuviera con buen ánimo durante ese tiempo.

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