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"La ciencia europea quedará devastada por el Brexit. Nadie saldrá ganando"
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Helmut Grubmüller, presidente de la EBSA

"La ciencia europea quedará devastada por el Brexit. Nadie saldrá ganando"

Este fin de semana se reúne en Madrid un comité formado por científicos de toda Europa. Tras el Brexit, no había mucho hueco para el optimismo

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Este viernes por la tarde, una decena de científicos llegaban a Madrid procedentes de toda Europa. Entre ellos, Anthony Watts, del departamento de Bioquímica de la Universidad de Oxford, John M. Seddon, profesor de Química del Imperial College de Londres, y Robert Gilbert, del departamento de Medicina de la Universidad de Oxford. Los tres investigadores británicos, junto a sus colegas de toda la Unión Europea, venían a una reunión del comité ejecutivo de la Asociación Europea de Sociedades de Biofísica (EBSA). Justo el fin de semana después de que su país decidiese salir de esa unión.

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La EBSA nació en 1984 con la idea de impulsar y divulgar los métodos y avances de la biofísica y promover el intercambio de conocimientos entre científicos de toda Europa. La biofísica es un área de investigación que trata de aplicar las leyes y mecanismos de la física y las matemáticas a la complejidad de los organismos vivos. ¿Cómo se analiza la expansión de una enfermedad infecciosa? ¿Cómo se estudia la capacidad de producción de un biocombustible generado por bacterias? ¿Cómo se comprueba qué tipos de cánceres afectan más a cada grupo de población? Esas preguntas son las que trata de responder la biofísica.

Es por tanto un área interdisciplinar. Solo colaborando médicos, físicos, químicos y biólogos es posible responder a esas y muchas otras preguntas. Y si esos especialistas pueden aportar vengan de donde vengan, más rápido será el avance. En este comité, por tanto, la noticia del Brexit ha caído como un jarro de agua fría. No hay ni rastro de optimismo cuando les preguntamos. Es la peor de las noticias posibles.

Que Reino Unido salga de la UE significa nuevas fronteras, que dificultarán la movilidad de los investigadores y la llegada de fondos. "Reino Unido envía 350 millones de libras a la semana a Bruselas, y eso es lo que han usado los partidarios del Brexit durante la campaña. Pero lo que nadie ha dicho es que la mayoría de ese dinero vuelve, en su mayor parte como subsidios agrarios y como proyectos de investigación", señala Watts. De hecho, Inglaterra es la que más proyectos tiene ahora mismo del Consejo Europeo de Investigación, muy por delante de Alemania, en segundo lugar. "Sin la aportación europea, el porcentaje del PIB que Reino Unido aportará a investigación quedará a niveles de países como Serbia después de haber sido potencia mundial durante años", lamenta.

Un problema para todos

Pero para los demás países el efecto no será mejor. Que Inglaterra ya no compita por esos fondos no significa que vaya a haber más tarta a repartir entre los demás. Reino Unido recupera el 60% de esos famosos 350 millones semanales, asegura Watts, pero el 40% restante va a otros países. "Los más pequeños verán resentirse también su sistema de I+D".

"La ciencia europea quedará devastada por el Brexit. Nadie saldrá ganando", lamenta Helmut Grubmüller, profesor del Instituto Max Planck y presidente del comité. Las nuevas barreras serán un obstáculo para el desarrollo científico y no habrá beneficios para nadie. Recuerda el caso de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, y cómo el éxodo de intelectuales y científicos significó un retroceso económico para Alemania. Sin ciencia no habrá progreso.

Gilbert coincide, y lamenta que la ciencia no fue mencionada durante la campaña por los que pedían quedarse en la UE. "Se ha vendido que sin la UE vivirán mejor. ¡Pero la ciencia es la única forma de conseguir eso! ¿Cómo van a vivir mejor sin mejores medicinas, sin mejores combustibles, sin mejor tecnología? ¿Cómo van a conseguir eso poniendo barreras?".

Más allá de los fondos

Los fondos no son el único problema. "Cuánto más avanzada es la investigación, más caros son los equipos que se necesitan. La UE ha financiado proyectos con la condición de que los equipos se compartiesen con otros grupos de otros países, y muchos están en Reino Unido. ¿Qué va a ocurrir ahora con eso?", se pregunta Jesús Pérez Gil, profesor de bioquímica de la Universidad Complutense y miembro del comité.

El personal es el tercer aspecto que sale a relucir. "¿Qué pasará con el conocimiento, con los expertos?", añade André Matagne, de la Universidad de Lieja. Invitar a profesores e investigadores de otros países europeos será más caro y complejo, y las estancias de estudiantes requerirá más trámites.

Todos los presentes en la reunión dirigen laboratorios por los que pasan constantemente científicos de otros países, tanto jóvenes como expertos. Eso enriquece el talento de todos ellos, tanto de los que llegan como de los que les reciben. Es el ejemplo más claro y directo del intercambio del conocimiento. Un intercambio para el que ahora hay un nuevo muro.

La incertidumbre ya es un problema

Junto a lo que pierden, los miembros de la EBSA lamentan el daño que hará la incertidumbre. ¿Cuándo comenzará el proceso de salida? ¿En qué consistirán las negociaciones? ¿Cuánto tardarán? ¿Cómo se resolverá este Brexit? "Tenemos por delante un periodo de incertidumbre que durará como poco dos años, y como mucho quién sabe", lamenta José L. Carrascosa, del Centro Nacional de Biotecnología. En un área como la ciencia que necesita estabilidad y visión a largo plazo para dar frutos, esto significa trabajo perdido, proyectos detenidos sin fecha de reanudación, pérdida de competitividad respecto a grupos de investigación en otros países...

Tenemos por delante un periodo de incertidumbre que durará como poco dos años, y como mucho quién sabe

El ambiente es de desánimo. Todos están de acuerdo en que el resultado del referéndum en Inglaterra ha sido el peor posible y una muy mala noticia. Sienten que ha sido el resultado de una campaña deshonesta en la que los partidarios del Brexit han tirado de argumentos emocionales porque los racionales no estaban de su parte. "Trece premios Nóbeles firmaron una carta en contra de salir de la UE. Los políticos la ignoraron e incluso la ridiculizaron. Se ha atacado e ignorado a los intelectuales", comenta Gilbert con incredulidad.

En un par de ocasiones, Watts comenta la posibilidad de que finalmente no haya Brexit. "Cameron deja el Gobierno, y solo tres de sus ministros estaban a favor de la salida. Ahora otro tendrá que tomar el relevo y, sin ninguna experiencia, liderar esas negociaciones. Hay una petición para un nuevo referéndum, y en el rato que hemos estado aquí sentados lo han firmado cientos de personas. En total ya van más de dos millones de firmas. Sería una buena carta para el nuevo Gobierno", dice, esperanzado.

Este viernes por la tarde, una decena de científicos llegaban a Madrid procedentes de toda Europa. Entre ellos, Anthony Watts, del departamento de Bioquímica de la Universidad de Oxford, John M. Seddon, profesor de Química del Imperial College de Londres, y Robert Gilbert, del departamento de Medicina de la Universidad de Oxford. Los tres investigadores británicos, junto a sus colegas de toda la Unión Europea, venían a una reunión del comité ejecutivo de la Asociación Europea de Sociedades de Biofísica (EBSA). Justo el fin de semana después de que su país decidiese salir de esa unión.

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