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Conseguido: el avión Solar Impulse aterriza con éxito en Sevilla tras cruzar el Atlántico
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Conseguido: el avión Solar Impulse aterriza con éxito en Sevilla tras cruzar el Atlántico

Prueba superada. El Solar Impulse 2 ha aterrizado esta mañana en Sevilla tres días después de partir de Nueva York. Era un viaje crucial en su vuelta alrededor del mundo

Foto: El Solar Impulse 2 esta mañana en su aproximación a Sevilla. (Foto: Reuters)
El Solar Impulse 2 esta mañana en su aproximación a Sevilla. (Foto: Reuters)

A las cinco de la mañana veía las primeras luces de una ciudad a través de la ventanilla. Cerca de las siete daba los “buenos días a España”. Hacía dos días y 22 horas que Bertrand Piccard, a bordo del Solar Impulse 2, no distinguía otra cosa más que el océano Atlántico. No es una película de ciencia ficción ni nos hemos colado en una escena de ‘”Regreso al futuro”. El avión solar más grande del mundo ha tomado tierra en Sevilla procedente de Nueva York. Se consuma así con éxito el primer vuelo trasatlántico, eléctrico, solar y cero emisiones. Esta mañana se ha constatado que se puede cruzar el Atlántico a través del aire con la única ayuda del sol. "El futuro es limpio", celebraban desde tierra miembros de este proyecto.

Lea aquí: El gigantesco avión impulsado por el Sol llega a Sevilla tras recorrer medio mundo

El humo anaranjado de la patrulla Águila, que escoltaba a la aeronave y estaba formada por seis cazas Eurofighter que formaba la bandera de España en el cielo, anunciaba al Solar Impulse, cuyo paso no hubiera dejado rastro. Twitter dejaba constancia del asombro de muchos sevillanos que se sobrecogieron con el primer café y un atronador ruido sobrevolando la ciudad.

A las 7.40 los aplausos y los abrazos del equipo celebraban el aterrizaje exitoso y el logro de una proeza. “¿Cómo ha sido posible?”, se preguntaban de forma retórica para remarcar lo conseguido. Piccard charlaba sin parar, como si no llevara dos días, 23 horas y 19 minutos volando de forma ininterrumpida. “Qué sentimiento tan extraño”, trasladaban emocionado quienes esperaban en tierra. “Disfruta este momento”, le decían al piloto cuando estaba a punto de pisar tierra. “Absolutamente perfecto”, fueron sus primeras palabras.

Estos tres días de vuelo sin combustibles fósiles constituyen una de las etapas cruciales de la vuelta al mundo programada en este avión solar único. Días atrás, desde la cabina del avión donde ha completado una aventura para muchos imposible, Piccard declaraba: “Miras al sol, lo ves girando y piensas: Esto es realmente mágico”. Con el Atlántico a sus pies tuiteaba horas después una foto de ballenas saltando en el mar y defendía la alianza con la naturaleza como ingrediente clave de esta misión. El objetivo es demostrar al mundo que las energías renovables tienen un potencial enorme que pueden lograr cosas que parecían imposible. La aventura comenzó en marzo de 2015 en Abu Dhabi.

A una velocidad similar a la de una coche, en la silueta del Solar Impulse destacan unas gigantescas alas de fibra de carbono, muy fuertes. Sobre esas enormes alas están pegadas las placas solares que le permiten volar. De noche, unas baterías siguen propulsando este aparato de gran envergadura y el peso de un coche familiar. Piccard lleva casi 72 horas volando sin parar. El avión tiene resistencia infinita. Depende de lo que aguante el piloto. Cuanto más vuele del tirón, mejor, se batirá una marca más importante.

Cambiar el mundo

El Solar Impulse no es un avión construido para comercializar como transporte para pasajeros ni un prototipo que venga a revolucionar la industria aeronáutica. Quiere trasmitir un mensaje acerca del uso de las energías renovables y su capacidad para cambiar el mundo de la mano de las nuevas tecnologías. El grito es algo así como si hemos sido capaces de volar desde Nueva York sin una gota de combustible, ¿se imaginan lo que pueden conseguir estas energías renovables aplicadas a la vida diaria?

Piccard, médico psiquiatra, es además un experimentado piloto que en 1992 se convirtió en el primero capaz de hacer en globo el primer viaje alrededor del mundo sin escalas. Lleva preparando este viaje años y años. Es capaz de descansar con pequeñas siestas de 20 minutos y después, rápido a volver a tomar el control de los mandos. Estos tres días, la cabina del Solar Impulse, un pequeño habitáculo diseñado para una sola persona, se ha convertido en su casa. Allí come, duerme y tiene un cuarto de baño. Sólo cuando sube a mucha altitud, usa una mascarilla de oxígeno.

Junto a André Borschberg, ingeniero y piloto, son los fundadores e impulsores de este proyecto que quiere “inspirar a la gente”. El vuelo comenzó en marzo de 2015. Con esta escala en Sevilla está a punto de culminar la vuelta al mundo. Ha completado 14 etapas desde que partió de Omán. En el vuelo, Piccard y Borschberg han aterrizado en India, Myanmar, China, Japón y Estados Unidos. Han tenido momentos complicados, sobre todo al cruzar China, donde las adversidades climatológicas complicaron mucho la travesía.

Un laboratorio volante

En la madrugada del lunes, el Solar Impulse 2 (Si2) despegó desde el aeropuerto Kennedy de New York, con dirección a España, con el objetivo de cruzar el Océano Atlántico y demostrar así el gran potencial de las energías renovables. El vuelo se ha completado en unos 3 días y 3 noches, sin escalas, y gracias a unas condiciones climatológicas buenas. Ha sido una de las etapas más exigentes de este viaje alrededor del mundo.

Si2 es un laboratorio volante. Es un avión monoplaza realizado en fibra de carbono, con 72 metros de envergadura 2.300 kilos de peso

Los pioneros suizos Bertrand Piccard y André Borschberg están detrás del proyecto. “Ellos son los pilotos y las mentes”, explican desde el equipo. Están apoyados por Main Partners Solvay, Omega, Schindler, ABB, Official Partners Google, Altran, Covestro, Swiss Re Corporate Solutions, Swisscom y Moët Hennessy, y Host Partners, Masdar en Abu Dhabi y la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco. Con este viaje alrededor del mundo pretenden mostrar el gran potencial de las energías renovables.

Si2 es una amalgama de tecnología ecológica, un verdadero laboratorio volante. Es un avión monoplaza realizado en fibra de carbono, con 72 metros de envergadura (mayor que un Boeing 747), y con un peso de 2.300 kilos (equivalentes a un coche familiar en vacío). Las 17.248 células solares desplegadas sobre sus alas, y las cuatro baterías que almacenan la energía solar, propulsan las hélices únicamente con energía limpia. El avión es capaz, por tanto de ahorrar una considerable cantidad de energía durante el día, que puede usar durante la noche, gracias a sus baterías. Al no necesitar energías basadas en las fuentes fósiles, el Si2 tiene una autonomía de vuelo ilimitada: teóricamente, Si2 podría volar indefinidamente, ya que sólo estaría limitado por la resistencia física del piloto, según destaca la organización.

A las cinco de la mañana veía las primeras luces de una ciudad a través de la ventanilla. Cerca de las siete daba los “buenos días a España”. Hacía dos días y 22 horas que Bertrand Piccard, a bordo del Solar Impulse 2, no distinguía otra cosa más que el océano Atlántico. No es una película de ciencia ficción ni nos hemos colado en una escena de ‘”Regreso al futuro”. El avión solar más grande del mundo ha tomado tierra en Sevilla procedente de Nueva York. Se consuma así con éxito el primer vuelo trasatlántico, eléctrico, solar y cero emisiones. Esta mañana se ha constatado que se puede cruzar el Atlántico a través del aire con la única ayuda del sol. "El futuro es limpio", celebraban desde tierra miembros de este proyecto.

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