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'Tasa Netflix': el plan de Europa para crear un mercado único digital que no llega
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'Tasa Netflix': el plan de Europa para crear un mercado único digital que no llega

Bruselas pretende meter mano en el catálogo de los servicios bajo demanda para que financien el cine. El objetivo es fomentar el frustrado espacio digital común europeo

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La recién aterrizada en España Netflix no ha recibido muy buenas noticias del Viejo Continente en los últimos días: Bruselas quiere obligar a esta y otras plataformas audiovisuales a ofrecer en su catálogo, al menos, un 20% de contenido creado en la Unión. "El objetivo es proteger la identidad europea", explicaba el comisario de Economía Digital y Sociedad, Günther Oettinger, cuando la Comisión Europea anunció esta propuesta que ahora deberá ser aprobada por el Parlamento Europeo y adoptada por cada uno de los países miembros.

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Así, gigantes estadounidenses de internet como Netflix o iTunes no solo deberían abrazar las producciones europeas (algo que ya hacen en algunos países con cuotas de difusión de entre el 10 y el 60 %), sino que también podrían tener que empezar a financiarlas: la Comisión abre la puerta a que cada país exija que Netflix y compañía dediquen una parte de sus ingresos a la producción audiovisual patria.

De esta forma, los servicios de vídeo bajo demanda se equipararían a las cadenas de televisión, que en España están obligadas desde 1999 a invertir el 5% de sus ingresos en la financiación del cine europeo. No obstante, la ‘tasa Netflix’ aún está lejos de ser una realidad porque el proceso para que Bruselas apruebe la medida puede alargarse meses. Podrían pasar años hasta que los 28 países miembros de la Unión Europea decidan si adoptarla o no y cómo hacerlo.

Las cadenas de televisión españolas están obligadas, desde 1999, a invertir el 5% de sus ingresos en la financiación del cine europeo

Más allá de la obvia adecuación de las normas audiovisuales del Viejo Continente a los nuevos tiempos, esta maniobra de Bruselas responde a la vieja ambición de crear un Mercado Digital Único, el Schengen de internet. Su objetivo principal no es otro que "eliminar las barreras nacionales a las transacciones efectuadas en línea".

El proyecto comunitario pretende solventar la peculiar situación que se da en los estados miembros: mientras existe la libre circulación de personas, mercancías y servicios, lo digital encuentra un sinfín de barreras. La geolocalización permite que algunas plataformas vendan sus productos con restricciones o diferencias de precio en los distintos países de la Unión Europea, produciéndose así una discriminación contraria a los principios comunitarios. Eso por no hablar del bloqueo de contenidos en función del país en el que estemos.

"La digitalización ha cambiado nuestro entorno, pero el mercado europeo no funciona adecuadamente", concluye Andrus Ansip, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable del proyecto del Mercado Digital Único. De hecho, un proyecto así no solo permitiría una mayor igualdad entre los propios ciudadanos europeos, sino que también fomentaría la creación y el desarrollo de compañías que puedan competir contra esa fábrica de gigantes de internet que es Estados Unidos. El 54% de los servicios ‘online’ que se venden en la Unión Europea son estadounidenses, y desde Bruselas quieren disminuir esa cifra eliminando barreras continentales.

Para desarrollar ese ansiado panorama digital comunitario, la Comisión Europea presentó en mayo del pasado año 16 medidas que van mucho más allá de acabar con las barreras al comercio electrónico. Entre ellas se contemplaba el fin del “injustificado geobloqueo”, el desarrollo de unos derechos de autor europeos “más modernos” e incluso la reducción del IVA que hoy soportan las empresas.

Se trata de hacer del mercado digital europeo una verdadera autopista comercial que aportará 415.000 millones de euros al PIB comunitario, tal y como pronostica la propia Comisión. Según el presidente ejecutivo de la compañía antes conocida como Google, Eric Schmidt, podría traer cuatro millones de puestos de empleo debajo del brazo que supondría un empujón a la maltrecha economía comunitaria.

Precisamente, una de esas 16 medidas es la que ahora salpica a Netflix y otras plataformas. En concreto, la décima plantea la “revisión del marco de los medios audiovisuales para que se ajuste al siglo XXI”. Concretando un poco más, desde la Comisión señalan que se centrarán "en los roles de los diferentes actores del mercado en la promoción de las obras europeas". Y ahí es donde Europa se prepara para meter mano a los catálogos de las empresas estadounidenses y dar la posibilidad a los gobiernos nacionales de asaltar sus arcas para que financien la producción audiovisual patria.

De confirmarse en el Parlamento Europeo la propuesta, esta será una de las pocas medidas que se hayan concretado de cara a ese Mercado Digital Único que, en realidad, parece no llegar nunca. Todos los intentos previos de crearlo han sido un fracaso.

En mayo de 2010, un informe trataba de desarrollar una estrategia para ese espacio digital comunitario. Con la primera mitad de 2016 consumida, el Mercado Digital Único sigue siendo una utopía, y la medida que más cerca parece estar no afecta directamente a los proyectos europeos, sino que se limita a fiscalizar la actividad de las compañías estadounidenses.

La Comisión Europea señala que se centrará “en los roles de los diferentes actores del mercado en la promoción de las obras europeas”

La complejidad del panorama comunitario influye a la hora de acabar con las barreras, sobre todo por las múltiples y muy distintas normativas nacionales que deberían ser modificadas para crear un marco digital común. Limar esas diferencias es, precisamente, lo que hoy supone una barrera para el Mercado Digital Único, tal y como contemplaba ya hace un año la propia Comisión: "Estos avances requieren un marco normativo que facilite el desarrollo de la computación en la nube, una conectividad de datos móviles sin fronteras y un acceso simplificado a la información y al contenido".

Así, puede que la llamada ‘tasa Netflix’ tarde aún meses o años en materializarse, pero lo cierto es que solo será un pequeño paso en la consecución del frustrado espacio común que nunca llega.

La recién aterrizada en España Netflix no ha recibido muy buenas noticias del Viejo Continente en los últimos días: Bruselas quiere obligar a esta y otras plataformas audiovisuales a ofrecer en su catálogo, al menos, un 20% de contenido creado en la Unión. "El objetivo es proteger la identidad europea", explicaba el comisario de Economía Digital y Sociedad, Günther Oettinger, cuando la Comisión Europea anunció esta propuesta que ahora deberá ser aprobada por el Parlamento Europeo y adoptada por cada uno de los países miembros.

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