Es noticia
El español que amenaza a empresas por enviar emails: "Merecéis la pena de muerte"
  1. Tecnología
"SE ARREPENTIRÁN USTEDES Y SUS FAMILIAS"

El español que amenaza a empresas por enviar emails: "Merecéis la pena de muerte"

Firma el 64% de las denuncias de 'spam' que han llegado a la AEPD y amenaza a las empresas: "Lo lamentarán ustedes y sus familias". Así es J.P.M.

Foto:  Composición realizada a partir de varias de las frases de la resolución de la Agencia Española de Protección de Datos. (Montaje: Carmen Castellón)
Composición realizada a partir de varias de las frases de la resolución de la Agencia Española de Protección de Datos. (Montaje: Carmen Castellón)

Hay un hombre en España, de siglas J.P.M., que hace tiempo inició una auténtica cruzada contra las empresas que, en su opinión, le inundan el correo electrónico con 'spam' y todo tipo de correo no deseado. Y a esa batalla le dedica mucho tiempo. Muchísimo. Demasiado, quizá.

En principio podría verse como una historia positiva, la del quijotesco ciudadano que, harto de lo abusos de las empresas de 'email marketing', opta por dedicar todos sus esfuerzos a denunciarlas, ponerlas ante la ley y conseguir que paguen por sus delitos. Sin embargo, la realidad indica todo lo contrario.

En primer lugar, porque el insistente comportamiento de J.P.M. se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), donde reconocen que el 64% de las denuncias por 'spam' que les llegan son suyas. En segundo, porque, según las resoluciones oficiales de la AEPD, en realidad J.P.M. no lleva razón. Y en tercer lugar, porque este empresario madrileño escribe directamente a las empresas aludidas y las insulta y amenaza con frases como "Os merecéis la pena de muerte", "Lo lamentarán ustedes y sus familias" o "No pararé hasta hundirles".

Sus denuncias, el 64% de las que recibe la AEPD

En la Agencia Española de Protección de Datos conocen bien a J.P.M. Muy bien. De hecho, raro es el día o la semana que no les llega una denuncia que él ha puesto contra alguna empresa.

En sus denuncias, el empresario acusa a compañías de todo tipo de vulnerar su derecho a no recibir comunicaciones comerciales por medios electrónicos, de acuerdo con el artículo 21 de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico (LSSI). En otras palabras, J.P.M. acusa a las empresas de enviarle 'spam' incluso aunque él haya manifestado que no quiere seguir recibiéndolo.

La insistencia llega hasta tal punto que J.P.M. casi está monopolizando la lista de denuncias que la AEPD recibe en este sentido. Según una resolución a la que ha tenido acceso Teknautas, "entre el 17/03/2014 y el 8/07/2015, el denunciante ha presentado 836 escritos de denuncia, lo que supone el 64% del total de denuncias presentadas en relación con esa actividad". Es decir, que, de media, nuestro protagonista toca a cerca de tres denuncias al día.

"Lo pagarán caro ustedes y sus familias"

Pero no queda ahí la cosa, ya que, más allá de que J.P.M. lleve o no razón, lo cierto es que sus formas parecen distar bastante de ser amables. Según la AEPD, el denunciante, cuando considera que está recibiendo 'spam' de manera ilegal, suele dirigirse directamente a las empresas "vertiendo insultos y amenazas", con lo que la Agencia le acusa de una "evidente intención torticera", sobre todo si tenemos en cuenta que J.P.M. en realidad no escribe a las empresas que han recopilado su dirección de correo, sino a las compañías de 'email marketing' que, simplemente, suministran la tecnología para llevar a cabo los envíos.

Y es que, en el envío de correo transaccional o de promociones, en realidad juegan dos 'actores': por una parte, la empresa A, que, con su base de datos en la mano, manda contenido a los usuarios; por otra, la empresa B, dedicada al 'email marketing', que en realidad solo provee a la empresa A de la tecnología para realizar dichos envíos, sin participar en absoluto en la gestión de esa base de datos.

Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, J.P.M. se dirige a las empresas B, que no tienen responsabilidad alguna, con insultos y amenazas más que evidentes. Según la resolución de la AEPD, en varias denuncias, J.P.M. intercambia previamente varios 'emails' con estas empresas con expresiones como "Lo pagarán caro ustedes y sus familias", "No pararé hasta que les hunda" o "No pararé hasta que paguen las consecuencias".

"Pagaré a alguien para que les aleccione"

No son las únicas. En una de las denuncias, el empresario llega a dirigir las siguientes palabras: "Gastaré lo mismo que me ha costado procesar su puto 'spam' en pagar a alguien para que le aleccione a usted y a su familia".

En ocasiones, la cosa ha ido incluso más allá. Según un 'email' del 8 de julio de 2014 al que ha tenido acceso Teknautas, una de las empresas que ha sufrido dichas amenazas recibió las siguientes palabras del denunciante: "Qué pena que no exista la cadena perpetua, o mejor la pena de muerte, porque es lo único que os merecéis por el daño que hacéis".

"Hijos de puta, borren mis 'emails"

Las amenazas e insultos de J.P.M. no se limitan solo al ámbito del correo electrónico. En ocasiones, el empresario recurre incluso a Facebook para entrar en las páginas de aquellas empresas que considera que le envían 'spam' ilícito y realizar la misma operación en sus muros.

Y en este sentido la lista es larga: Volvo, Burger King o FNAC son solo algunas de las muchas empresas que han recibido en su muro mensajes con declaraciones tan explícitas como la siguiente: "Basta ya de 'spam', hijos de puta. Son unos sinvergüenzas que incumplen la ley. Haber [sic] si aprenden a cumplir la ley".

Tampoco se ha librado de esta actividad incluso alguna ONG como Cruz Roja, a la que le desea la cárcel y una ausencia de donativos: "Así, haciendo 'spam' o contratando campañas por 'email' de empresas que hacen 'spam', es como jamás colaboraremos, es una verguenza y deberían de meterles en la cárcel".

"Abuso de derecho" e "intención torticera"

En la AEPD no tienen dudas. Según la Agencia, la "literalidad de los textos del denunciante" en realidad tiene "una intención muy concreta y alejada de minimizar la eventual lesión a su derecho a no recibir comunicaciones comerciales no solicitadas".

Para el organismo, J.P.M. estará incurriendo en "un abuso de derecho que el ordenamiento jurídico en ningún caso puede amparar". Y es que, a pesar de que "la mayor parte de los correos electrónicos objeto de denuncia incluyen un enlace para solicitar la baja de la lista de destinatarios", en realidad el denunciante "no ha acreditado o manifestado en ninguna de las denuncias haber hecho uso de dichos medios".

"No utiliza los medios de baja establecidos al efecto, los utiliza de modo incorrecto o incluso oculta, en su interposición de denuncias, circunstancias que dispensan la exigencia de la autorización previa y expresa para la remisión de comunicaciones comerciales tales como la existencia de relación comercial previa", asegura el organismo.

Es decir, que, según la AEPD, pese a que J.P.M. tiene a su disposición herramientas técnicas de sobra para que dejen de llegarle los correos que él considere abusivos, en realidad no lo hace, evidenciando, por tanto, "una clara intención de sobredimensionar la lesión producida por la recepción de correos electrónicos (...) para acudir sistemáticamente a esta Agencia Española de Protección de Datos incurriendo en un claro abuso del derecho".

"La AEPD viola mis derechos"

En Teknautas nos hemos puesto en contacto con J.P.M., que muestra una versión muy distinta a la esgrimida en las resoluciones de la agencia: "La AEPD viola mis derechos fundamentales al ni siquiera estudiar mis denuncias e indicar que abuso de la ley. ¿En qué punto de la ley se indica que un denunciante que recibe miles de correos de 'spam' está excluido del derecho de denunciar, más aún cuando presenta pruebas objetivas y mucho más cuando en ninguna de las denuncias que sí que han sido atendidas por la AEPD, ninguno de los denunciados ha demostrado que los datos hayan sido recopilados de forma legal?".

Para J.P.M., "el problema es que muy pocos ciudadanos denuncian, y la AEPD se ha encontrado con uno que denuncia más que todos los demás juntos. Estoy denunciando no solo por mí, sino por todos los ciudadanos que en conjunto pierden millones de horas al año y que no denuncian. Estoy en mi derecho de denunciar y seguir denunciando hasta que los delincuentes dejen de incumplir la ley y sean sancionados por ello. E incluso, si cabe, que todos los que recibimos correos basura seamos compensados por ello, porque estos delincuentes ganan dinero a costa de nuestro tiempo, de nuestra electricidad, de nuestro ancho de banda, de nuestro gastos de ordenadores, etc.".

El denunciante carga no solo contra la AEPD, sino también contra las empresas de 'email marketing': "El que recopila datos personales, el que envía 'spam', el que no te da de baja cuando lo pides de forma educada, el que persiste a pesar de ello... está claro que no actúa de buena fe, actúa en contra de la ley, y mientras un juez no me diga lo contrario, con pruebas, el que envía 'spam' es un delincuente reincidente y así se lo hago saber", afirma de manera tajante.

"Su único interés es amenazarnos"

Sin embargo, el resto de organismos y empresas involucrados en este asunto no comparten en absoluto la visión del denunciante. Y es que J.P.M. no solo se ha convertido en "un dolor de cabeza" para muchos técnicos de la AEPD, sino también para las propias empresas de 'email marketing'. Según ha podido saber Teknautas, son varias las compañías que en los últimos tiempos conocen de sobra al denunciante, aunque algunas prefieren no hablar públicamente.

Hemos hablado con Ignacio Arriaga, fundador de la empresa Acumbamail, una de las que han tenido algún que otro 'encontronazo' con J.P.M.: "Hemos tenido noticias de esta persona en dos ocasiones, una en 2014 y la otra hace un par de semanas. En ambos casos, a pesar de proceder exactamente como quería, ha proseguido insultándonos y amenazándonos con denunciarnos. En ambas ocasiones se dirigió hacia nosotros porque un cliente nuestro le había mandado una comunicación no solicitada; en ambas ocasiones nos pusimos en contacto con el cliente, analizamos la situación y bloqueamos a ambos clientes", asegura.

"Siempre se ha dirigido a nosotros de forma amenazante e insultante", afirma, "indicándonos que no iba a parar hasta que recayera sobre nosotros una sanción de 600.000 euros. Además nos tachó de criminales, insultándonos e incluso deseándonos textualmente la cadena perpetua y la pena de muerte. Incluso se ha dirigido a nosotros en nuestras redes sociales y en las de nuestros proveedores de 'hosting', amenazando con demandar a todo el mundo".

"Hemos dejado de contestarle, su único interés es insultarnos y amenazarnos"

En cualquier caso, han optado por desistir: "Hemos dejado de contestarle, porque, por más que hemos intentado explicarle la situación (con intercambios de más de 20 correos), su único interés es insultarnos y amenazarnos con ser demandados, por lo que decidimos ahorrarnos la pérdida de tiempo".

Arriaga, además, rechaza las críticas genéricas de J.P.M. hacia las empresas de 'email marketing': "No somos nada permisivos con el 'spam'. Tenemos dos tipos de medidas: las preventivas, en las que analizamos las listas de contactos y las campañas de los clientes en busca de signos sospechosos, y las correctivas, en las que analizamos en tiempo real las campañas y las detenemos en cuanto hay señales de que es un envío no solicitado. Además, obligamos a todos nuestros clientes a incluir un enlace de baja en todas sus comunicaciones, que está gestionado por nosotros y que, si alguien lo pulsa, jamás recibirá más correos de ese cliente".

"Ejercicio incoherente" y "comportamiento abusivo"

La versión de Arriaga es respaldada por la AEPD, que insiste en que J.P.M. podría evitar la recepción de aparente 'spam' si actuara de forma diligente: "En ocasiones, el denunciante aporta solicitudes de baja atendidas por remitentes distintos a los denunciados. Es decir, recibe correos que promocionan los productos de una empresa (empresa A) pero enviados por una empresa de 'telemarketing' (empresa B), y este se dirige a la empresa B solicitando la baja de los envíos".

De este modo, "presupone que no va a ser receptor de publicidad en el futuro de la empresa A, a la que no se ha dirigido, y sin tener en cuenta que dicha empresa puede contratar con otra empresa de 'telemarketing' (empresa C) los envíos publicitarios y no ser conocedora de la baja solicitada. Una cuestión que se solventaría si se dirigiera fundamentalmente a la empresa A para no tener que denunciar posteriores envíos", asegura en una de sus resoluciones.

De hecho, "el denunciante ha sido informado de ello en multitud de resoluciones (...) y sin embargo ha continuado presentando denuncias basadas en las mismas circunstancias y con las mismas carencias probatorias señaladas anteriormente, lo que conlleva a reiterar en las sucesivas resoluciones de la agencia idénticos argumentos a los ya recogidos en resoluciones anteriores, que son plenamente conocidos por el denunciante".

"Todo su tiempo está destinado a la constante y repetitiva presentación de escritos"

En definitiva, según la AEPD, "se pone de manifiesto el escaso rigor del denunciante a la hora de acudir a esta agencia, ya que incorpora a sus escritos circunstancias que ya fueron objeto de análisis".

Por tanto, "existen circunstancias que permiten cuestionar la finalidad seria y legítima del denunciante en el ejercicio de los derechos por la LSSI que está obligado a un ejercicio coherente de su derecho, coherencia que se halla ausente en su actuación y de la que se deduce que todo su tiempo está destinado a la constante y repetitiva presentación de escritos sobre los mismos hechos supuestamente vulneradores de la LSSI, con pleno conocimiento del criterio de esta agencia, lo que permite identificar su comportamiento como abusivo".

Hay un hombre en España, de siglas J.P.M., que hace tiempo inició una auténtica cruzada contra las empresas que, en su opinión, le inundan el correo electrónico con 'spam' y todo tipo de correo no deseado. Y a esa batalla le dedica mucho tiempo. Muchísimo. Demasiado, quizá.

El redactor recomienda