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Así era la (ingenua) lucha contra la piratería antes de la era de internet
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Así era la (ingenua) lucha contra la piratería antes de la era de internet

FBI Warning Screens reúne cientos de fotogramas de los avisos legales de LaserDisc, VHS y DVD. Una 'wiki' que recuerda la batalla de los guardianes de los derechos de autor

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Un holograma de una antigua cámara de cine que al girar bajo una luz brillante hacía aparecer un arcoíris de colores. Antes de que el mago Mickey anunciara el principio de tu película favorita, soportabas que una solemne voz en off te invitara a buscar ese sello pegado en la cinta y en la carátula. "Exija videocasettes originales. Las copias ilegales tienen mala calidad de visionado y son un fraude al consumidor, que además ponen en peligro la continuidad del mercado del cine".

Si disfrutabas de una inocente niñez cuando contemplaste las aventuras de un elefante con orejas desproporcionadas o cuando aprendiste que hasta una bestia sin sentimientos que no sale de su castillo puede ligar, probablemente no pensabas que Disney te estaba lanzando un alegato antipiratería en sus VHS.

Aunque ni siquiera entendieras aquel mensaje, te sabías al dedillo que la exhibición debía realizarse en "un magnetoscopio" no conectado a una red de difusión. También memorizaste que su reproducción, plagio o comunicación pública era un delito tipificado en el artículo 534 del Código Penal con penas de "hasta 6 años de prisión y multas de hasta 10 millones de pesetas" y en el 270 tras la entrada en vigor del CP de 1995 con castigos de "hasta 4 años de prisión, multa de hasta 36 millones de pesetas e inhabilitación especial de hasta 5 años". Poco después, la voz te pedía localizar el legendario castillo de Buenavista.

No eras el único menor que se desesperaba escuchando un discurso que reprendía a los potenciales compradores en lugar de agradecerles que hubieran pagado por el videocasete original. Los niños chilenos buscaban "el simpático holograma de Disney en el lomo" para que sus familias no se dejaran "engañar" antes de ver El Rey León, al igual que hacían los chiquillos brasileños e italianos. De hecho, hasta en China buscaban al sonriente ratón en los VCD que se popularizaron en Asia.

Algunos internautas se han dedicado a reunir fotografías de aquellos sellos que también utilizaban otras distribuidoras para disuadir a los piratas en FBI Warning Screens. Esta wiki colaborativa reúne además 200 vídeos y centenares de capturas de pantalla de las advertencias que aparecían en los olvidados LaserDisc -el primer sistema con soporte de disco óptico, que no logró triunfar-, los VHS o los DVD.

De los colores al luto: la lucha del FBI

"Aviso: autorizado exclusivamente para la exhibición privada para propósitos no comerciales en hogares". Unas letras amarillas con este mensaje en inglés conforman uno de los primeros mensajes que recoge la wiki. Aparecía en las películas Disney en formato Super-8 a finales de los 70.

Después de que la compañía japonesa JVC lanzara el VHS en 1976, las distribuidoras estadounidenses comenzaron a dejar patente al comienzo de los videocasetes que el FBI investigaba infracciones de derechos de autor. Cada compañía tenía sus propios diseños, aunque el texto que establecía "una pena máxima de hasta cinco años de prisión y/o una multa de hasta 250.000 dólares" por la reproducción, distribución o exhibición de películas protegidas por derecho de autor se mantuvo con ligerísimas variaciones.

Gracias a la exhaustiva labor de los editores de la wiki, podemos descubrir ahora que Disney utilizó desde el color de fondo azul hasta el rojo, el naranja o el verde para suavizar esos alarmantes avisos, contemplar que 20th Century Fox se decantaba por el granate en la trilogía original de La guerra de las galaxias o saber que Paramount usaba la tipografía ITC Benguiat Medium en el mensaje de Titanic. Al fin y al cabo, estas nimiedades también forman parte de la histórica batalla del lobby de los derechos de autor.

Los pantallazos de FBI Warning Screens dejan constancia de cómo la agencia ha adoptado una postura cada vez más beligerante. En 2004, presentó una advertencia para discos, DVD y videojuegos en la que se indicaba literalmente que "la reproducción o distribución no autorizada de una obra protegida por derechos de autor es ilegal".

Ocho años más tarde, los DVD y Blu-ray incluían el alarmante mensaje sobre fondo negro con el sello del FBI y el de "agente especial" de Investigaciones de Seguridad Nacional. "La piratería no es un delito sin víctimas", sentencia un texto del Centro Nacional de Coordinación de Derechos de Propiedad Intelectual estadounidense.

Los agresivos anuncios de Reino Unido

Cada país ha aportado sus propias peculiaridades a la propaganda antipiratería. Mientras en Australia se dedicaban a embellecer las advertencias al detallar las penas de prisión y las multas imitando los míticos títulos créditos de Star Wars, en Reino Unido eran menos sutiles.

En 1983 nacía la Federación contra el Robo de los Derechos de Autor (FACT por sus siglas en inglés). En una de sus primeras campañas, aseguraba que el dinero de las "copias ilegales" iba directamente a los bolsillos de los ladrones, lo que provocaría poco menos que el apocalipsis: no podrían rodarse nuevas películas.

Para evitar la debacle, la FACT británica promocionaba en los videocasetes un teléfono al que los ciudadanos podían llamar para colaborar en la captura de maleantes, que se enfrentaban a penas de hasta dos años de cárcel además de a multas ilimitadas. Los pequeños también debían chivarse: el número aparecía hasta en Aladdin.

No fue el único anuncio polémico de la institución. Ya en el tercer milenio, cuando el DVD comenzaba a imponerse al videocasete, un hombre que parecía poseído por el mismísimo diablo provocaba la explosión de decenas de cintas tras marcarlas con una X ardiendo que se reconvertía en el símbolo del copyright. Para empezar el ritual de purificación de la FACT, los ciudadanos solo debían llamar a la "línea caliente".

El spot más parodiado

Un violento ladrón de bolsos, de teles, de películas... y una joven internauta descargando un film de internet. "La piratería es un delito" era el lema de este mítico anuncio que mezclaba con descaro churras con merinas. El spot nació como una iniciativa conjunta de la Motion Picture Association (MPA) y la Oficina de Propiedad Intelectual de Singapur en 2004, aunque pronto su sensacionalismo invadió las pantallas de todo el mundo sin que pudiéramos evitar tragárnoslo.

Por aquel entonces, los guardianes de los derechos de autor en España lanzaban la campaña Ahora la ley actúa apoyada por los ministerios de Justicia y Cultura que incluyó aquel spot además de otros con perlas como "si no te gusta que te roben, ¿vas a ser cómplice de la manta?" o de carteles en las marquesinas.

El abogado experto en propiedad intelectual David Bravo criticó duramente esa campaña por "difundir una mentira" y algunos internautas se quejaban de que la ley actuaba incluso contra los ositos amorosos, aterrorizando a los más pequeños. Otros decidieron versionar el anuncio con una buena dosis de humor negro:

Las parodias se hicieron virales y aquella campaña con la que pensaban amedrentar a los ciudadanos acabó convirtiéndose en un meme. Ahora constituye una más de las reliquias que FBI Warning Screens ha recuperado, entre el principio del LaserDisc de Un perro andaluz y el del DVD de El silencio de los corderos, con el sello de la agencia federal de investigación como protagonista.

Una wiki que puede convertirse en un templo del saber para los defensores de los derechos de autor, para los que veían películas piratas en los 80 o sencillamente para los que recuerden con nostalgia el rebobinado de aquellas cintas magnéticas marcadas con pegatinas de colores.

Un holograma de una antigua cámara de cine que al girar bajo una luz brillante hacía aparecer un arcoíris de colores. Antes de que el mago Mickey anunciara el principio de tu película favorita, soportabas que una solemne voz en off te invitara a buscar ese sello pegado en la cinta y en la carátula. "Exija videocasettes originales. Las copias ilegales tienen mala calidad de visionado y son un fraude al consumidor, que además ponen en peligro la continuidad del mercado del cine".

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