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Los científicos alertan de los riesgos de jugar a ser Dios con las especies extintas
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Los científicos alertan de los riesgos de jugar a ser Dios con las especies extintas

Bisontes, bueyes almizcleros, alces, caballos y renos conviven en un rincón de Siberia. La práctica, habitual en otros lugares del globo, tiene un impacto limitado según un reciente estudio

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En un rincón de Siberia, los científicos están tratando de reconstruir un ecosistema que se había perdido muchos miles de años atrás mediante la introducción de bisontes, bueyes almizcleros, alces, caballos y renos. A ese lugar le llaman Parque del Pleistoceno.

Estos esfuerzos para asilvestrar el paisaje son cada vez más populares en diversas partes del mundo. Un equipo de investigación, encabezado por investigadores del Centro de Macroecología, Evolución y Clima de la Universidad de Copenhague, firma un artículo en la revista Current Biology en el que resalta que la evidencia científica que apoya los beneficios potenciales de este tipo de prácticas es muy limitada.

El estudio reconoce el mérito de esa idea, pero consideramos que las teorías ecológicas en las que se basa no son todo lo robustas que deberían

“Nuestro estudio reconoce el mérito de esa idea, pero consideramos que las teorías ecológicas en las que se basa no son todo lo robustas que deberían como para implementar el rewilding (restauración de la antigua vida salvaje) en nuestros paisajes”, declara a Sinc David Bravo Nogués, que lidera el trabajo.

Como ha demostrado la historia, la introducción de especies en nuevos lugares a menudo ha tropezado con negativas e inesperadas consecuencias para el medio ambiente. “Además, desconocemos si el coste de implementar el rewilding como una estrategia de conservación es mayor o menor que otras estrategias que han sido estudiadas e implementadas durante décadas”, añade el científico.

Asilvestrar los ecosistemas es un intento por resucitar funciones que se han perdido por impactos humanos y climáticos del pasado. Esas funciones se intentan recuperar por la reintroducción o introducción de nuevas especies.

“Si en la península ibérica se produce un proceso de desertificación, como predicen diferentes escenarios para este siglo, las estrategias de rewilding deberían considerar cómo adaptar sus medidas de conservación al cambio climático. Todos estos aspectos y otros nos han hecho contribuir con este artículo al debate público sobre nuevas estrategias de conservación, con el objetivo de tener decisiones más informadas sobre cómo proteger nuestra biodiversidad”, enfatiza Bravo Nogués.

Propagación de enfermedades

Un ejemplo de estas actividades se está discutiendo ahora con la posibilidad de reintroducir el lince europeo —que no el lince ibérico— en Escocia para controlar las poblaciones de ungulados y reducir el impacto del sobrepastoreo en bosques y prados. “El lince, por ejemplo en Noruega, caza también aves y se desconoce el impacto en aquellos que están amenazados en la región. ¿Cómo se adaptarían aves como el urogallo a un predador con el que no han interactuado en las Islas Británicas desde el principio de la Edad Media? Este es un ejemplo del tipo de preguntas que queremos ilustrar con nuestro trabajo”, añade el experto.

Daniel Simberloff, un coautor del estudio e investigador de la Universidad de Tennessee (Estados Unidos) señala la reintroducción de lobos en el Parque Nacional de Yellowstone como una historia de éxito por los efectos en cascada en el paisaje. Pero la influencia de tales reintroducciones puede ser muy variable y difícil de predecir.

¿Cómo se adaptaría el urogallo a un predador con el que no ha interactuado en las Islas Británicas desde el principio de la Edad Media?

"Sólo en algunos casos se encuentran evidencias de fuertes efectos en cascada de los grandes mamíferos, mientras que otros ejemplos muestran sólo débiles efectos o incluso inesperados, pero muy dramáticos por sus consecuencias negativas", dice Simberloff. "Abogamos por la precaución y una cuidadosa consideración, tanto para los animales recompensados como para los ecosistemas en los que se reintroducen”.

“La introducción o reintroducción de especies sin el debido control veterinario abre la puerta a la difusión de patógenos que las especies nativas no han experimentado antes. Ahora mismo estoy viajando a la isla de Børnholm en el Báltico. Hace pocos años se reintrodujeron un número limitado de bisontes (el bisonte se extinguió allí hace 10.000 años) pero algunos de ellos ya han muerto de parásitos en el hígado”, apunta Bravo Nogués.

El científico considera que este tipo de cuestiones relacionadas con la propagación de enfermedades también debe ser cuidadosamente considerada.

En un rincón de Siberia, los científicos están tratando de reconstruir un ecosistema que se había perdido muchos miles de años atrás mediante la introducción de bisontes, bueyes almizcleros, alces, caballos y renos. A ese lugar le llaman Parque del Pleistoceno.

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