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Blablacar, Cabify y Uber: diferencias y similitudes de una misma guerra legal
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Tres servicios diferentes, ¿y los tres ilegales?

Blablacar, Cabify y Uber: diferencias y similitudes de una misma guerra legal

Estas tres aplicaciones de transporte están en mitad de una batalla judicial con las compañías tradicionales del sector. Sin embargo, las tres funcionan con modelos muy diferentes

Foto: (Foto: Corbis)
(Foto: Corbis)

Estamos viviendo una época convulsa para las empresas tecnológicas que ofrecen compartir automóvil o hacer más fácil pedir un "taxi" particular.​ Blablacar, que lleva más de una década funcionando en Francia, se ha visto enzarzada en una batalla legal con Confebus, la patronal española de los autobuses. Uber tuvo que cerrar su servicio de conductores privados en España tras la orden de un juez de Madrid y la Federación Profesional del Taxi se enfrenta desde ayer mismo a Cabify. Son tres aplicaciones completamente diferentes y, sin embargo, se exige lo mismo a los tres: su cierre. ¿Cómo es posible?

Blablacar, Cabify y Uber solo tienen una cosa en común: son plataformas que ponen en contacto a viajeros con conductores mediante una aplicación. Por lo demás, su modelo y detalles de funcionamiento son completamente diferentes. Pese a ello, el sector profesional del taxi y del bus cree que están ejerciendo una competencia desleal, un intrusismo profesional que, aunque esté aceptado por el público, para estos sectores resulta, según ellos, perjudicial.

Blablacar, Cabify y Uber solo tienen una cosa en común: son plataformas que ponen en contacto a viajeros con conductores mediante una aplicación

Uber ganó una batalla legal contra el taxi en Londres, provocando, según los taxistas, un descenso de los ingresos del sector profesional. Esta semana la autoescuela de taxistas más grande de Londres anunciaba su cierre, citando como principal motivo las aplicaciones para compartir vehículo y los altos precios de la vivienda en la capital británica, según informaba 'The Guardian'. Los negocios tradicionales se ven amenazados por una nueva forma de transporte, pero ¿cuáles son de verdad las diferencias entre estas tres aplicaciones? Debajo un resumen visual. Y a continuación de la tabla, todos los detalles.

Blablacar

Esta aplicación francesa ha logrado una amplia base de usuarios en España (más de 2,5 millones) que usa el servicio para hacer recorridos de media distancia. Su situación actual es legal, aunque con una demanda de Confebus por competencia desleal. Según esta asociación, la aplicación sirve para que los conductores (y la propia Blablacar) se lucren con los viajes que realizan.

Modelo de negocio

Blablacar se diferencia de otras aplicaciones de transporte en su misión: poner en contacto a viajeros y conductores que quieran hacer una misma ruta y compatir gastos. Según la empresa nadie se lucra con estos viajes. Los conductores son libres de poner el precio que quieran para el trayecto (generalmente muy bajo, aseguran), pero exclusivamente para compartir los gastos y no generar una ganancia económica.

La compañía francesa se lleva un porcentaje de esta transacción entre viajeros y conductores, concretamente el 8,90% del precio que el conductor fija en su web, con una parte fija de 0,79€ euros. Este porcentaje sirve para cubrir los gastos de su infraestructura, la gestión de la web, los SMS o los correos electrónicos que tienen que enviar para notificar a todas las partes implicadas.

Acusación

Confebus, la patronal española de las empresas de autobuses, acusa a Blablacar de competencia desleal, sobre todo para las líneas que cubren trayectos de media distancia uniendo diferentes capitales de provincias. La patronal argumenta que la empresa carece de licencias para realizar transporte de pasajeros y que incluso algunos conductores se lucran al hacer varios viajes al día entre diferentes ciudades.

¿Cuál es la situación oficial según la Ley de Ordenación de Transportes Terrestres? Multas para los viajeros que ascienden hasta los 601 euros y hasta 8.000 euros para los conductores, en aquellos casos donde exista un lucro evidente.

La defensa de Blablacar

Como expusimos en un artículo anterior, Blablacar se defiende con cifras. Para la plataforma solo existe un 0,2% de usuarios que estén usando el servicio de forma fraudulenta y toman medidas para que esas personas dejen la plataforma.

Mientras Confebus asegura que Blablacar ha supuesto una reducción del 20% en los viajeros que usaban el autobús en determinadas rutas y franjas horarias, la empresa francesa dice que esta cifra no es real. Sus usuarios apenas suponen el 2% del total de viajeros del sector, aseguran.

¿Qué ocurrirá?

El juez tendrá que tomar la decisión sobre la legalidad de Blablacar, teniendo en cuenta el tipo de servicio que ofrece y que sus usuarios, en su gran mayoría, no están buscando una compensación económica, sino compartir los gastos de viaje.

Si finalmente se decide que debe cerrar cautelarmente, como pasó con Uber, puede ser difícil que el caso acabe de forma favorable para la empresa francesa.

Cabify

A esta startup española (que ahora se está expandiendo en Latinoamérica) se la ha comparado constantemente con Uber. Sin embargo funciona de forma completamente diferente. Opera con licencias VTC (Vehículo de Turismo con Conductor) que, bajo la legislación actual, son completamente legales. Ofrece varios tipos de vehículos y, además, la opción de que los taxistas se den de alta en el servicio para que los usuarios puedan usarlos como pasarela, similar a otras aplicaciones como Hailo o MyTaxi.

Modelo de negocio

Cabify cobra al viajero una cuantía dependiendo del tipo de trayecto y otras variables (ver tabla). Opera en España en varias ciudades, entre ellas Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga. Cabify también ofrece a los taxistas usar la aplicación y que sean los clientes quienes elijan qué tipo de vehículo quieren usar, tanto para viajes en el momento, como los que se pueden organizar con antelación. En este caso el pasajero paga directamente con la aplicación de Cabify en su móvil.

Acusación

La Federación Profesional del Taxi ha demandado a Cabify por considerarla competencia desleal. Mientras llega el juicio el año que viene, la Federación ha pedido que el servicio se cierre de forma cautelar hasta que exista una decisión firme de la justicia.

Cabify ahora se define como “agencia de viajes”, un intermediario entre el pasajero y el conductor

La defensa de Cabify

Existen grandes diferencias entre Cabify y Uber, pero el cierre de esta última en España hizo a Cabify redefinir su estrategia, pasando de posicionarse de plataforma tecnológica a “agencia de viajes”, es decir, un intermediario entre el pasajero y el conductor.

La clave es que Cabify se define como un intermediario comercial. Es decir, el conductor no está llevando a un pasajero, sino a una persona que ha contratado los servicios de Cabify, según la explicación de la propia empresa.

¿Qué ocurrirá?

Este miércoles ha tenido lugar el juicio para decidir si es necesario cerrar el servicio de Cabify de forma cautelar. La decisión tardará alrededor de un mes en conocerse. El juicio sobre el fondo de la demanda (la competencia desleal) no se celebrará hasta 2016. Eso sí, hay que recordar que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia indicó en 2013 que Cabify no era competencia desleal de los taxis, una decisión que tal vez juegue a favor de la compañía.

Uber

Esta empresa californiana se ha convertido en una de las startups más grandes del mundo, con una valoración de 40.000 millones de dólares. Cuando Uber llegó a España, primero a Barcelona, Madrid y finalmente a Valencia, los taxistas se pusieron en pie de guerra ante lo que el sector define, de nuevo, como competencia desleal.

El 9 de diciembre el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid ordenó el cese y prohibición de Uber en España, que se hizo efectivo el día 31 del mismo mes.

Modelo de negocio

A España llegó una de las formas más populares de transporte de Uber, llamada UberPOP (una versión de UberX en EEUU). Este modelo permitía que cualquier persona con automóvil propio, y tras una serie de comprobaciones, recoger personas y llevarlas hasta su destino.

El conductor recibe a través del móvil el pago de una fianza antes del trayecto y luego un porcentaje del pago final por cada viaje. Uber cobra además una comisión al conductor, obteniendo así un lucro por la intermediación.

La lenta travesía de Uber hacia la legalidad

Acusación

El sector del taxi acusó a Uber de ser una empresa que operaba de forma desleal, al hacer básicamente el mismo trabajo que hace un taxista, pero sin pagar las licencias, seguros especiales o modificaciones en los automóviles que deben tener estos profesionales.

Además, una Inspección de Trabajo dictaminó que los conductores de Uber eran trabajadores de la empresa. Es decir, que había una relación empleador-empleado. Para la aplicación son “simples usuarios” que usan una plataforma tecnológica.

Uber demandó a España ante la Unión Europea por las medidas desproporcionadas y no justificadas

La defensa de Uber

Tras asimilar el cierre de la plataforma, Uber demandó a España ante la Unión Europea por las medidas utilizadas por la justicia española: desproporcionadas y no justificadas, aseguran.

¿Qué ocurrirá?

Tras la demanda de la Asociación Madrileña del Taxi, el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid ordenó el cierre de la plataforma en España en un auto sin lugar a recurso. El magistrado consideraba que la empresa carecía de cualquier autorización administrativa, es decir, de licencias para transportar personas en vehículos.

Las operadoras de internet bloquearon también el acceso a la web de Uber. La compañía decidió cumplir la orden judicial y cerró por completo en España a la espera de "una mejora en la regulación", aseguran y una decisión definitiva del juez sobre la demanda de los taxistas.

Estamos viviendo una época convulsa para las empresas tecnológicas que ofrecen compartir automóvil o hacer más fácil pedir un "taxi" particular.​ Blablacar, que lleva más de una década funcionando en Francia, se ha visto enzarzada en una batalla legal con Confebus, la patronal española de los autobuses. Uber tuvo que cerrar su servicio de conductores privados en España tras la orden de un juez de Madrid y la Federación Profesional del Taxi se enfrenta desde ayer mismo a Cabify. Son tres aplicaciones completamente diferentes y, sin embargo, se exige lo mismo a los tres: su cierre. ¿Cómo es posible?

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