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Stephen Hawking: "La tecnología está aumentando la desigualdad en el mundo"
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Stephen Hawking: "La tecnología está aumentando la desigualdad en el mundo"

Según el astrofísico, de cómo gestionemos los avances en inteligencia artificial depende que la calidad de vida en el mundo aumente o disminuya

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Que el progreso tecnológico debería llevar aparejada una mejora en la calidad de vida de todas las poblaciones del mundo es a estas alturas una utopía más que un tópico. Al menos eso parece opinar Stephen Hawkings, para quien, al menos hasta el momento, la tecnología está agrandando la brecha de la desigualdad.

“Si las máquinas llegan a producir todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo distribuyamos las cosas. Todo el mundo podría disfrutar de una vida de lujo si la riqueza resultado de esa producción se reparte, o la mayoría de la gente podría terminar siendo miserablemente pobre si los dueños de las máquinas tienen éxito al presionar en contra de la redistribución de la riqueza. De momento, la tendencia parece ir hacia la segunda opción, con la tecnología provocando una desigualdad cada vez mayor”, explica Hawkings.

El científico, cuya especialidad es la astrofísica pero que suele intervenir en otros debates científicos y tecnológicos con frecuencia, ha participado en un AMA (Ask Me Anything, pregúntame lo que quieras) un encuentro digital en el que los internautas le han planteado sus dudas principalmente relacionadas con la inteligencia artificial y los dilemas éticos que trae consigo.

"El auténico riesgo no es la malicia sino la incompetencia"

Como uno de los firmantes en el mes de julio (junto a otras personalidades del sector tecnológico como Elon Musk o Steve Wozniak, además de más de mil expertos en IA) de una carta en la que se pedía a las naciones del mundo que no desarrollasen máquinas inteligentes como arma o para tareas bélicas en general, muchas de las preguntas dirigidas a Hawkings han tenido como tema de fondo la potencial amenaza que puede suponer la inteligencia artificial mal entendido.

“El auténtico riesgo no es la malicia, sino la incompetencia”, ha asegurado. Una superinteligencia artificial estará excepcionalmente dotada para cumplir con sus objetivos, y si estos no están alineados con los nuestros, la humanidad tendrá un grave problema. Por ejemplo, ha explicado, “probablemente tú no odies a las hormigas y no las pisotees aposta, pero si estás a cargo de un proyecto hidroeléctrico y hay una colonia de hormigas en una zona a inundar, se siente por ellas. No situemos a la humanidad en el lugar de esas hormigas”.

"La IA avanzada querría sobrevivir y acaparar recursos"

También ha reflexionado sobre la comparación de la inteligencia artificial y los organismos biológicos. Estos últimos han evolucionado durante millones de años para cumplir con el objetivo de sobrevivir y reproducirse, mientras que un ente artificialmente inteligente tendría, en principio, otros objetivos. “Sin embargo, una futura IA extremadamente inteligente probablemente desarrollaría un interés por sobrevivir y acaparar recursos como método para cumplir cualquiera que fuese su objetivo […]. Eso podría causar problemas a los humanos cuyos recursos les serían arrebatados”.

Cuando esto ocurra será o lo mejor o lo peor que le ha ocurrido a la humanidad, 'así que nos jugamos mucho en hacer esto bien'

Mientras tanto, ha pedido cautela y reflexión a los investigadores que trabajan desarrollando esta tecnología. Asegura que no hay consenso sobre cuánto tiempo hará falta para desarrollar IA al nivel de la inteligencia humana, pero que cuando esto ocurra será o lo mejor o lo peor que le ha ocurrido a la humanidad, “así que nos jugamos mucho en hacer esto bien”. Por eso, explica, deberíamos empezar a pensar en ello ya, “mejor que hacerlo la noche anterior a que se conecte la primera auténtica inteligencia artificial”.

Que el progreso tecnológico debería llevar aparejada una mejora en la calidad de vida de todas las poblaciones del mundo es a estas alturas una utopía más que un tópico. Al menos eso parece opinar Stephen Hawkings, para quien, al menos hasta el momento, la tecnología está agrandando la brecha de la desigualdad.

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