Es noticia
¿Mago o elfa? La psicología detrás de los personajes que eliges en videojuegos
  1. Tecnología
el títulos como Skyrim o world of warcraft

¿Mago o elfa? La psicología detrás de los personajes que eliges en videojuegos

Hombre o mujer, guerrero o mago... En los videojuegos de rol, el usuario posee un gran universo de personajes que interpretar, y la psicología tiene mucho que decir sobre los que termina eligiendo

Foto:

En el quinto capítulo de la tercera temporada de Cómo conocí a vuestra madre, Ted Mosby explica a su banda de amigos que se había encontrado con la chica con la que está saliendo en ese momento gracias a World of Warcraft. La escena se completa con una captura del momento en el que Ted, que controla a un sutil personaje femenino, decide encontrarse en la vida real con esa chica cuyo avatar es el de un tipo forzudo de piel azul y gran armadura.
La gracia del gag reside en el cambio de sexo de ambos personajes pero también esconde un interesante debate acerca de por qué los jugadores escogen un género y una clase determinados en los juegos que permiten mayor personalización, en su mayoría títulos de rol pensados para un jugador —Skyrim— o para jugarse online en mundos permanentes —World of Warcraft—.

Marina Amores e Inés Barriocanal son dos periodistas especializadas en la industria del videojuego. Ambas tratan de escoger personajes femeninos aunque sus motivos son diferentes. “Me identifico más con un personaje femenino por cuestiones obvias y porque, en general en los videojuegos, es menos frecuente tener la opción de poder jugar como mujer”, explica Amores.

Barriocanal señala el diseño como uno de los apartados que la empujan a la elección de género: “Me gusta poder proyectarme en los juegos a los que dedico mi tiempo sobre todo de estos géneros, donde la inmersión es mucho mayor que en otros, ya que evolucionas con el personaje. El diseño, las indumentarias, las armas y los artes en general me resultan mucho más atractivos y originales en féminas que en machos”.

Me identifico más con un personaje femenino porque en general es menos frecuente tener la opción de poder jugar como mujer

La situación no varía en exceso si consultamos a jugadores masculinos. David Navarro, jugador con años de experiencia, aduce motivos similares a los de Amores o Barriocanal: “Masculino siempre. Uno de los principales alicientes de los RPG es la inmersión en el universo, su historia y sus personajes. Si escojo una chica me cuesta mucho más entrar en el mundo del juego”.

Pero aunque las fuentes consultadas no representen a la comunidad de jugadores, sí que nos hemos topado con un hombre que cambia de sexo en función del juego. “La mayoría de las veces es cierto que mi primer personaje en un juego suele ser masculino, pero casi siempre me lo pasaré de nuevo con uno femenino. Hay otras veces en las que opto por uno femenino para empezar. Por ejemplo, mi personaje inicial en los Baldur's Gate fue una mujer, igual que en mi partida ahora a Shadowrun: Hong Kong”, explica Javier Alemán, piscólogo y que también ejerce un papel activo en la web de videojuegos Nivel Oculto.

La tendencia que se puede observar en Alemán no es aislada. Un estudio publicado en enero de 2014 revelaba que eran más los hombres que escogían un personaje femenino en World of Warcraft, un 23%, que las mujeres que optaban por controlar a un hombre, cuya cifra ascendía hasta el 7%.

Una explicación de por qué las chicas suelen aferrarse más a su género cuando el juego les permite escogerlo puede encontrarse en la cantidad de videojuegos que, todavía en 2015, marcan de manera muy férrea el género de sus protagonistas. Un estudio de Feminist Frequency reveló que, en el pasado E3 de Los Angeles, fueron sólo siete los juegos protagonizados por una chica. Siete juegos de un total de 76 mostrados en la cita. Del otro lado de la moneda, fueron 24 los títulos protagonizados exclusivamente por un hombre. Los juegos que permitían escoger sexo se llevaron la mayor parte del pastel, con una cifra que ascendió hasta el 46% entre los que se cuentan títulos de la talla de Fallout 4, que han hecho de la libertad de elección uno de sus pilares en los últimos años.

Alemán no quiere lanzarse a la piscina cuando se le pregunta por los mecanismos que llevan a los jugadores a escoger uno u otro sexo: “Queda muchísimo por investigar en el tema de personajes que construimos y qué mecanismos hay detrás de esas decisiones. A falta de aval empírico, adentrarse en este mundo es intentar atrapar moscas a cañonazos, muchas veces vamos a pasarnos de frenada y de cuando en cuando puede que acertemos. La gente suele escoger, si le dejan, el sexo con el que se identifica. Las mujeres han pasado por un proceso de jugar muchas veces con personajes masculinos porque no había otra opción, y quizás por eso puedan manejarlo con más ambigüedad, aunque al final para que la experiencia sea más inmersiva casi siempre ambos sexos optan por el suyo”.

Otra de las causas que explican que cada vez haya más jugadoras capaces de jugar con un personaje femenino, o de que se pueda escoger el sexo de nuestro protagonista, lo da la propia demografía del mercado del videojuego. Un estudio de la ESA, la patronal del videojuego de Estados Unidos, revela que en 2015 la brecha entre jugadores masculinos y femeninos es casi mínima, ya que los primeros representan al 55% mientras que las segundas copan el 45% del total de jugadores.

El mismo estudio, pero publicado en 2014, también diseccionaba al colectivo jugón por segmentos de edad. La primera plaza la ocupaban los chicos de entre 21 y 35 años con un 18% por ciento del mercado seguido muy de cerca por chicas de entre 21 y 35 y 36 y 50 que, con un 15% en cada grupo, sumaban un 30% del pastel del mercado.

Quiero mi guerrero con espada y lo quiero ya

El sexo no es el único proceso selectivo por el que transitan los usuarios de un videojuego de rol. Otra parte fundamental de la caracterización del protagonista es la clase a la que pertenece, que influencia de manera decisiva la manera en la que se juega la partida. El guerrero acostumbra a portar armas de mano y lucha cuerpo a cuerpo mientras que el pícaro opta por el sigilo y el ataque a distancia mientras que el mago acostumbra a mantenerse alejado de la acción para llevar a cabo sus hechizos y conjuros.

¿Existe una lógica detrás de estas elecciones? Las respuestas de los entrevistados arrojan un surtido de clases y de motivaciones detrás de las mismas. “Suelo tirar por personajes guerreros y en menor medida magos o elfos, en Skyrim o Dragon Age, por ejemplo. Tiro por esas clases porque me gusta el combate más cuerpo a cuerpo. Pero de vez en cuando me gusta tirar por magos o elfos por variar un poco y añadir el factor de la magia y los hechizos. Suelen ser personajes más complicados de dominar que las clases guerreras, pero también cuando les coges el truco creo que los disfrutas más”, explica Amores.

David Navarro, en cambio, propone una visión diferente: “Si son clases puras, pícaro normalmente. Si existe la posibilidad de mezclar clases, me encantan los magos guerreros. Soy muy versátil en este sentido y mi elección suele depender de mi estado de ánimo. Si estoy vaguete, tiro por guerrero, es la experiencia más directa y sencilla. Si me apetece currármelo, me gusta más el pícaro, por aquello del sigilo y la agilidad”.

Los magos también aparecen en la conversación cuando Inés Barriocanal responde a sus preferencias: “La magia me resulta mucho más atractiva que cualquier otra forma de combate por sus ataques a distancia combinados con el cuerpo a cuerpo, aunque suelan ser flojos. Me encanta subir de nivel a un mago y ver cómo las magias acostumbran a ser cada vez más complicadas. También por sus atuendos y sus historias. Su vitalidad suele pender de un hilo, pero siempre nos quedarán las pociones, las curas y la magia coraza”.

Una vez más, Javier Alemán coge la información existente con pinzas para evaluar qué empuja a un usuario a tomar estas decisiones: “Las propias observaciones que hacen los jugadores sobre sus elecciones son bastante clarificadoras. Normalmente, quien se hace un guerrero no es por ninguna extraña fantasía de poder, sino porque no le apetece complicarse la vida: ‘soy más de acción’, ‘no quiero andar pensando todo el rato’. Toca hablar más de preferencias por estilos de juego que de características de personalidad: quien quiera una experiencia sin pensar va a usar un guerrero, quien prefiera los títulos de sigilo una clase más orientada a eso, como el pícaro o el infiltrado de Mass Effect, y el que tenga más ganas de explorar y pensar optará por el mago o equivalente”.

Ya sea por una cuestión de estado de ánimo o de identidad con un género y una clase, Alemán reitera que los estudios que tratan de responder a la conducta de los jugadores en los videojuegos no pueden dar respuestas concluyentes: “Aún es pronto para hacer afirmaciones arriesgadas, de momento lo mejor es ceñirse a qué busca cada jugador en su experiencia. Ahí existen algunas diferencias. Un estudio observó que las mujeres suelen preferir escenarios con más fantasía, diseños distintos o completismo; mientras que los hombres tienden más a la competitividad y el uso de estrategias”.

En el quinto capítulo de la tercera temporada de Cómo conocí a vuestra madre, Ted Mosby explica a su banda de amigos que se había encontrado con la chica con la que está saliendo en ese momento gracias a World of Warcraft. La escena se completa con una captura del momento en el que Ted, que controla a un sutil personaje femenino, decide encontrarse en la vida real con esa chica cuyo avatar es el de un tipo forzudo de piel azul y gran armadura.
La gracia del gag reside en el cambio de sexo de ambos personajes pero también esconde un interesante debate acerca de por qué los jugadores escogen un género y una clase determinados en los juegos que permiten mayor personalización, en su mayoría títulos de rol pensados para un jugador —Skyrim— o para jugarse online en mundos permanentes —World of Warcraft—.

El redactor recomienda