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Por qué debes prestar más atención al enfoque cuando compres una cámara
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guerra de fabricantes para mejorarlo

Por qué debes prestar más atención al enfoque cuando compres una cámara

Las tecnologías más sofisticadas en este campo hace que incluso los dispositivos básicos puedan hilar fino en lo que respecta al enfoque de las imágenes. Aunque nada como hacerlo manualmente

Foto: La Canon EOS 7D adivina lo que queremos enfocar aunque el objeto esté en movimiento (Foto: Ramón Peco)
La Canon EOS 7D adivina lo que queremos enfocar aunque el objeto esté en movimiento (Foto: Ramón Peco)

Leica ha logrado que se asocie su nombre a las mejores cámaras y objetivos a los que un fotógrafo puede aspirar. Pero si muchos tuviesen la oportunidad de pagar los más de 6.000 euros que cuesta, sin objetivo, una Leica M9, seguramente se llevarían una desagradable sorpresa al comprobar que la cámara no es capaz de enfocar automáticamente.

Lo más curioso es que precisamente fue Leica la empresa que inventó el enfoque automático. Aunque vendió la patente a Konica con un curioso razonamiento: sus clientes sabían enfocar. Esto puede sonar pretencioso, pero es probable que los responsables de la empresa alemana hablasen en serio.

Al fin y al cabo los sistemas de enfoque automático por mucho que hayan evolucionado cometen errores. La razón es muy sencilla: ninguna cámara es lo suficientemente inteligente como para saber qué demonios queremos enfocar en una foto. Aunque evidentemente hay cámaras más listas que otras.

Usemos la cámara que usemos siempre es importante no dejarlo todo en manos del enfoque automático

Los que sólo hacen fotos con el móvil o con una cámara compacta pueden sentirse abrumados cuando usan por primera vez una cámara con un sensor APS-C o full frame, sea réflex o no. Y es que debido al gran tamaño del sensor los errores de enfoque quedan más patentes al reducirse la profundidad de campo. O lo que es lo mismo: el área que aparece enfocada tiende a ser menor.

Pero eso, lejos de ser un problema supone una ventaja, pues estas cámaras permiten afinar mucho más la zona que queremos enfocar. Algo en lo que por cierto también influye decisivamente el objetivo. Esto hace que nos esforzarnos más a la hora de enfocar y analizar mejor lo que vamos a fotografiar. Por eso, y porque nos hemos decidido a cargar con una cámara contundente al hombro, con frecuencia nos parece que somos mejores fotógrafos cuando usamos una cámara que no es la del teléfono.

Pero usemos la cámara que usemos siempre es importante no dejarlo todo en manos del enfoque automático. Cuando la foto tiene un interés especial es mejor enfocar manualmente. Hay que tener en cuenta que en las pantallas de cuatro o cinco pulgadas de los móviles no se perciben los errores del enfoque automático. Estos aparecen cuando vemos la foto en una pantalla de mayor tamaño, como la de una tableta o la de un ordenador, o cuando la imprimimos en papel.

La guerra del autoenfoque ya está aquí

Mejorar los sistemas de enfoque es hoy una de las cosas en las que andan embarcadas las principales marcas de tecnología fotográfica. Se habla mucho de las guerras del megapíxel, pero los sistemas de enfoque son una de las cosas que más está evolucionando en las cámaras actuales.

Lograr un enfoque preciso y rápido es el gran reto de los principales fabricantes de cámaras. Por eso hoy nos encontramos con que incluso una cámara básica como la Nikon D5500 cuenta con 39 puntos de enfoque, nueve de ellos en cruz. Una cifra que hasta hace no tanto sólo encontrábamos en cámaras más o menos profesionales.

Canon llega a hilar tan fino en lo que respecta al enfoque que la 7D Mark II es capaz de detectar cuando hay una luz que parpadea

En ese terreno profesional actualmente nos encontramos con los 65 puntos, todos ellos en cruz, de la Canon EOS 7D Mark II. Una cámara en la que se han usado las tecnologías de enfoque más sofisticadas que actualmente existen. Tanto que no es descabellado pensar que es quizá la cámara más avanzada del mercado en este aspecto.

Cuando tuvimos la oportunidad de probarla a fondo hace unas semanas nos sorprendió no sólo la velocidad con la que enfoca, incluso disparando en ráfaga y con poca luz, sino también la precisión con la que era de capaz acertar en el área que deseábamos que apareciera más nítida. Sobre todo cuando había un objeto en movimiento en la escena que íbamos a fotografiar.

Esta Canon además es igualmente veloz a la hora de enfocar mientras grabamos vídeo. Algo que se debe a la tecnología Dual Pixel del fabricante, que se estrenó en la Canon EOS 70D y que supone un paso verdaderamente revolucionario cuando enfocamos a través de la pantalla trasera de la cámara en lugar de por el visor.

El sistema Dual Pixel se basa en que cada píxel del sensor de la cámara tiene dos fotodiodos que la cámara lee de forma independiente al enfocar. Lo que además de aumentar la rapidez del enfoque también permite transiciones más suaves al grabar vídeo. Samsung, tanto en el Galaxy S5 como en el Galaxy S6, y Apple en el iPhone 6, han imitado en parte la tecnología de Canon, aunque sin llegar al nivel de lo que ofrecen las cámaras del fabricante japonés.

Otra cámara recientemente lanzada y diseñada para ser extremadamente veloz enfocando es la Samsung NX1. La más profesional de todas las que ha presentado la empresa surcoreana es una clara rival de la Canon EOS 7D Mark II. Entre otras cosas porque ambas disponen de un sensor APS-C.

Samsung presume de un sistema de enfoque con 205 puntos, 153 de ellos en cruz. Aunque en principio estas cifras parecen superiores a las de la Canon 7D Mark II, en realidad el funcionamiento de los puntos de enfoque difiere al hablar de cámaras réflex, como la Canon, y cámaras sin espejo, como la Samsung.

Leica inventó el enfoque automático, aunque curiosamente sus modelos no presentan esta funcionalidad

Aunque no hemos tenido ocasión de probar la Samsung todo apunta en cualquier caso a que debe ser bastante veloz. Eso sí, no cuenta con tantas opciones de personalización en ese aspecto como la Canon, que por ejemplo nos permite elegir el área de la escena a la que la cámara debe prestar más atención. Canon llega a hilar tan fino en lo que respecta al enfoque que la 7D Mark II es capaz de detectar cuando hay una luz que parpadea, como la de los tubos fluorescentes, para que al disparar una ráfaga las fotos tengan todas una luz similar.

Aunque semejante despliegue tecnológico queda en nada si lo que queremos es desactivar el enfoque automático y enfocar manualmente con cualquiera de estas cámaras. En ese momento es cuando el vetusto visor telemétrico de las Leica se demuestra imbatible. Entre otras cosas porque con él quién está al mando es nuestro cerebro y no uno electrónico.

Leica ha logrado que se asocie su nombre a las mejores cámaras y objetivos a los que un fotógrafo puede aspirar. Pero si muchos tuviesen la oportunidad de pagar los más de 6.000 euros que cuesta, sin objetivo, una Leica M9, seguramente se llevarían una desagradable sorpresa al comprobar que la cámara no es capaz de enfocar automáticamente.

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