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Leica registra récords de ventas en pleno 'boom' del 'smartphone'
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INCREMENTA UN 35% SUS VENTAS ANUALES

Leica registra récords de ventas en pleno 'boom' del 'smartphone'

Las cámaras de fotos han sucumbido al 'smartphone', pero no todas. En un pequeño rincón de Alemania, unos bárbaros resisten al empuje de las fuerzas invasoras...

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Imposible resistir la irrupción avasalladora del móvil. Las cámaras de fotos han ido cediendo terreno en una retirada ignominiosa hacia el abismo. Era una cuestión de evolución natural: los smartphones cada vez contaban con cámaras más potentes, vitaminado su rendimiento con el software, y cada vez menos usuarios estaban dispuestos a llevar dos equipos encima. Las redes sociales hicieron el resto, y la posibilidad de compartir el contenido desde el móvil marcó sin duda una muesca más en la lápida de un producto que lo fue todo.

Las cámaras réflex todavía resisten el empuje, pero las compactas estaban condenadas a morir. Y lo están haciendo. Sin embargo, una marca no sólo ha aguantado la embestida de los móviles, sino que además registra unas ventas envidiables: Leica registró un incremento de ventas del 35% al cierre de su último año fiscal mientras el resto de rivales se dejaban los dientes ¿Cómo lo han logrado?

Las tendencias son incuestionables: las ventas de cámaras de fotos han entrado en barrena desde 2011, siendo los últimos años especialmente agónicos. Y no hay que irse muy lejos para encontrar el culpable de esta sangría: los smartphones siguen creciendo imparables en ventas, y en lo que respecta al mundo de la fotografía, una marca ha conseguido abrir una brecha mortal en el segmento, situándose Apple como segunda marca global más utilizada en el popular servicio Flickr.

Y en lo que respecta a los números individuales, el iPhone en sus diferentes modelos lleva ya años liderando de forma insultante esta tabla. Los fríos números no entienden de nostalgias ni sentimientos, y marcas como Kodak o Polaroid no han resistido esta tendencia y han tenido que reinventarse abandonando el mercado que un día les encumbró. Sin embargo, Leica ha sabido mantener el tipo, y lo curioso del asunto es que lo ha conseguido sin hacer grandes cambios estructurales en el core de su negocio.

La vía Leica

Mientras el nerviosismo se adueñaba del grueso de los fabricantes ante la fiebre de los smartphones, Leica prosiguió con precisión milimétrica su calendario de trabajo. Su fuerte: fabricar cámaras de gran calidad de forma casi artesanal y dirigida a un mercado dispuesto a pagar por ellas. Como se preguntaron gráficamente en Techradar… “¿quién compra las Leica además de estrellas del rock y banqueros?”. A la dirección de Leica no le tembló el pulso y mantuvo esta filosofía de negocio inalterada, salvo en un aspecto: la transición de las películas convencionales a lo digital. Un salto obligado que no sólo les mantuvo a flote, sino que gracias a él han logrado un repunte en ventas. ¿Es posible? Sí. El fabricante entró como un torbellino en el segmento de las compactas digitales de lujo, llenándolo de referencias y manteniendo una política de precios que alejaba sus productos del grueso de los bolsillos.

Con los bolsillos bien llenos y mirando al futuro, al fabricante alemán no parece inquietarle el furor por los 'smartphones'

Con los bolsillos bien llenos y mirando al futuro, al fabricante alemán realmente no parece inquietarle la furia por los smartphones, sino como apunta el WSJ, lo que realmente le podría quitar el sueño es el abaratamiento de los componentes que podría abrir el paso a que marcas de primer nivel puedan fabricar cámaras equivalentes en calidad pero a un precio muy inferior. Pero no esperan a que esto suceda y siguen apretando el acelerador ¿cómo? Siguiendo bien de cerca a otra marca de referencia, Apple, en el diseño de sus nuevos chasis unibody.

Un extraño equilibrio entre lo clásico y lo futurista que tan bien han sabido llevar con el paso de los años. Leica parece haberse quedado prácticamente sola en esta fiesta, mimando a un cliente que ama la marca por encima de todas las cosas, y está dispuesto a pagar lo que haga falta por sus cámaras premium.

Imposible resistir la irrupción avasalladora del móvil. Las cámaras de fotos han ido cediendo terreno en una retirada ignominiosa hacia el abismo. Era una cuestión de evolución natural: los smartphones cada vez contaban con cámaras más potentes, vitaminado su rendimiento con el software, y cada vez menos usuarios estaban dispuestos a llevar dos equipos encima. Las redes sociales hicieron el resto, y la posibilidad de compartir el contenido desde el móvil marcó sin duda una muesca más en la lápida de un producto que lo fue todo.

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