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La increíble historia del estado que considera a Plutón un planeta por ley
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Nuevo México contradice a la IAU

La increíble historia del estado que considera a Plutón un planeta por ley

Plutón es y seguirá siendo un planeta siempre que cruce el cielo de Nuevo México. Así se recoge en un texto aprobado por su cámara de representantes en 2007 que se opone a considerarlo planeta enano

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El 24 de agosto de 2006 fue un día funesto para Plutón. Ese día, 424 miembros de la Unión Astronómica Internacional (IAU) aprobaban los parámetros según los cuales un cuerpo perteneciente al Sistema Solar es o no un planeta. La cuestión era importante: nuevas observaciones habían permitido observar varios cuerpos de tamaño considerable en los confines del Sistema Solar y el club de los nueve planetas clásicos se planteaba si aumentar su número o restringirlo. En algún punto tenía que ponerse el límite.

Los requisitos que, según la UAI, tenía que cumplir un cuerpo para ser un planeta eran los siguientes:

1. Que orbite alrededor del Sol

2. Que tenga suficiente masa como para adoptar una forma esférica gracias a su propia fuerza gravitacional o, por ser más específicos, que su propia gravedad lo lleve a alcanzar una fuerza de equilibrio hidrostático.

3. Que haya limpiado las inmediaciones de su órbita de todos los cuerpos susceptibles de desplazarse dentro de ella. Dicho de otro modo: que sea el objeto dominante en su órbita.

Plutón, considerado desde hacía décadas uno de los planetas del Sistema Solar, vio cómo se quedaba fuera de esta definición. No cumplía el tercer parámetro. Pluto es parte del cinturón de Kuiper, un cinturón de asteroides cercano a Neptuno formado por millones de objetos, y su tamaño no es mucho mayor que algunos de ellos.No es por tanto el objeto dominante en su órbita, lo que causó su bajada de categoría: de planeta a planeta enano.

Un planeta por ley

Pero Plutón encontró enseguida miles de aliados que combatieron esta decisión, más desde un punto de vista sentimental que científico. Uno de ellos fue la cámara de representantes del estado de Nuevo México que decidió tomar cartas en el asunto y aprobar una resolución según la cual Plutón era, y seguiría siendo en el futuro, un planeta como venía siendo hasta el momento mientras cruzase “los excelentes cielos nocturnos de Nuevo México”. Además, declaró el 13 de marzo de 2007 (día en que se aprobó el texto) el Día del Planeta Plutón. Ya podía decir la IAU lo que quisiera…

¿Por qué Nuevo México se tomó la defensa de Plutón tan a pecho? Según el texto de la resolución, el estado se considera un lugar de referencia mundial en la investigación astronómica y astrofísica, acogiendo a algunos de los centros punteros en estas áreas, como el observatorio solar nacional o el observatorio Apache Pont, operado por la universidad del estado de Nuevo México.

Pero es que además Plutón es el único planeta que fue descubierto por un estadounidense, Clyde Tombaugh, que trabajó durante muchos años precisamente en la Universidad del estado de Nuevo México. Tombaugh descubrió Plutón en 1930, cuando trabajaba en el observatorio Lowell, en Arizona, pero en 1955 se trasladó a Nuevo México y enseñó allí astronomía hasta 1973. Fallecido en 1997, parte de sus cenizas viajan ahora mismo a bordo de la misión New Horizons, que llegará a Plutón en julio de este año.

De ahí que este estado sintiese como propio lo que consideró un ultraje al ahora planeta enano. Lo que sus representantes aprobaron no era una ley, sino una declaración conjunta, un texto con pocas implicaciones legales que simplemente expresa un sentimiento general.

Y aunque sus motivaciones poco tienen de científicas y mucho de sentimentales, sí que hay algo de ciencia en su redacción:

Visto que Plutón ha sido reconocido como un planeta durante 75 años.Visto que describe una órbita media de 3.695.950.000 millas (casi seis mil millones de kilómetros) respecto al Sol y que mide aproximadamente 1.421 millas de diámetro (unos 2.286 kilómetros).Visto que tiene tres lunas, conocidas como Caronte, Hidra y Nix.Visto que una nave llamada New Horizons despegó en enero de 2006 para explorar Plutón en 2015…

Con este preámbulo, los representantes de Nuevo México introducían su decisión de restituir el estatus perdido de Plutón. Los medios del momento se hacían eco y la medida recibía tantas simpatías como críticas de parte de muchos que cuestionaban las competencias de esta autoridad para tomar medidas en cuestiones científicas. Otros eran más prácticos. En el libro The Pluto Files: the rise and fall of America’s favorite planet, el divulgador Neil de Grasse se preguntaba: “Lo que no sé es lo siguiente: Si grito ‘¡Plutón no es un planeta!’ en un lugar público de Nuevo México, ¿podría ser arrestado?”.

California denuncia la "herejía científica"

Aunque quizá sí fueron las más resolutivas, las autoridades de Nuevo México no fueron las únicas en pronunciarse en esta cuestión. La asamblea estatal de California aprobó un escrito el mismo 24 de agosto de 2006 (cabe preguntarse si serían tan ágiles para otras cuestiones) en el que acusaban a la IAU de tener malas intenciones al tomar esta decisión, que calificaban de “herejía científica similar a cuestionar las teorías de Copérnico, que la Tierra es redonda o la existencia del continuo espacio tiempo”.

En su caso, la acción estaba motivada por cuestiones más, digamos, creativas. En su opinión, “degradar a Plutón causará daño psicológico a muchos californianos que se preguntan por su lugar en el universo y se preocupan por la inestabilidad de las constantes universales”. Aunque también tenían en cuenta aspectos innegablemente prácticos: “borrar Plutón de la lista de planetas dejará obsoletos millones de libros de texto, montajes de museos y proyectos artísticos infantiles, y representa un gasto que tendrá que ser cubierto por los fondos para educación, afectando a los niños de California”.

El debate sobre el estatus de Plutón no está del todo cerrado. Ocho años después de la decisión de la IAU, en septiembre de 2014, el Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica celebraba un debate a tres bandas sobre si fue correcta. El historiador científico Oweb Gingerich, uno de los participantes, defendió el estatus dePlutón como planeta desde un punto de vista histórico y argumentó que "un planeta es una palabra culturalmente definida que cambia con el tiempo". ¿Cómo pudo la Unión Astronómica Internacional decir que Plutón era un planeta enano y luego negarle la posición de planeta? ¿Qué era entonces, solo un enano? Gingerich considera que la IAU hizo un "abuso del lenguaje" al tratar de definir la palabra planeta y que, por eso, no debía haber expulsado a Plutón.

Sin embargo, aunque acaparó toda la atención, no es Plutón el único planeta que ha perdido su estatus. Ceres fue descubierta mucho antes, en 1801, y reconocido como un planeta más inmediatamente por su gran tamaño: se encuentra en una zona posteriormente conocida como el cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpitery es, de lejos, el cuerpo más grande de los que lo pueblan. Sin embargo, hacia 1850 fueron descubiertos muchos otros objetos similares en la misma zona, de forma que se lo degradó a la categoría de asteroides hasta que en 2006 entró junto a Plutón y Eris en el grupo de planetas enanos. De hecho, lo que para Plutón fue una bajada de categoría, para Ceres fue en cierto modo un ascenso. Esto no ha impedido que algunos internautas, con mucha ironía, hayan imaginado al segundo reprochándole al primero sus quejas.

"Querido Plutón, que te jodan. Yo era un planeta 130 años antes de que tú fueras descubierto y me degradaron a un maldito asteroide, pero no me verás lloriquear por ello. Sinceramente, Ceres (el planeta enano anteriormente conocido como Asteroide #1)".

El 24 de agosto de 2006 fue un día funesto para Plutón. Ese día, 424 miembros de la Unión Astronómica Internacional (IAU) aprobaban los parámetros según los cuales un cuerpo perteneciente al Sistema Solar es o no un planeta. La cuestión era importante: nuevas observaciones habían permitido observar varios cuerpos de tamaño considerable en los confines del Sistema Solar y el club de los nueve planetas clásicos se planteaba si aumentar su número o restringirlo. En algún punto tenía que ponerse el límite.

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