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Esta batería lleva 175 años funcionando sin descargarse
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incluida en el libro guinness de los récords

Esta batería lleva 175 años funcionando sin descargarse

Encendida en 1840, estas pilas llevan casi dos siglos haciendo sonar una campana en un laboratorio de Oxford, sin que nadie se atreva a abrirlas

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La duración de las baterías es el talón de Aquiles de la tecnología moderna, como sufren diariamente los usuarios de smartphones y portátiles. Pero existe una batería en un laboratorio de la Universidad de Oxford que no se enfrenta a este problema: funciona desde hace 175 años.

Esta pila ha hecho sonar una campanilla, desde 1840, unos 10.000 millones de veces, aunque sonar quizá sea un término demasiado generoso, ya que el voltaje que reside en el interior de la batería es tan pequeño que ya no se escucha tañido alguno.

A pesar de eso, el badajo se mueve –casi imperceptiblemente– y es evidente que la batería todavía funciona. Por este motivo los científicos se muestran recelosos a investigar la pila, ya que si abren el sistema detendrían un experimento que quizá alcance los dos siglos de duración.

Este temor a descubrir cuánto puede durar la pila es lo que impide conocer con seguridad su composición. Sin embargo, por la época de la que datan, probablemente estén fabricadas a partir de capas formadas por láminas de metal que se alternan con otras de papel cubierto de dióxido de manganeso.

“No se puede saber con certeza de qué están hechas las pilas, pero está claro que la cubierta externa es de sulfuro, que sella las células y el electrolito”, escribía AJ Croft, investigador del laboratorio de Oxford en 1984, según explica Motherboard.

Croft explica que este tipo de pilas secas fueron fabricadas e inventadas por Giuseppe Zamboni a principios del siglo XIX. “Estaban construidas mediante 2.000 pares de discos formados por finas láminas pegadas a papel impregnado con sulfato de zinc y cubiertos de dióxido de manganeso”, afirma.

“Instalada en 1840”, es la nota manuscrita del nieto de Robert Walker, un catedrático de Física que compró la pila en el siglo XIX. Sin embargo, la Universidad de Oxford sospecha que podría haber comenzado a funcionar en 1825, 15 años antes de la fecha anotada.

Pero, ¿cómo es posible que esta pila vaya camino de su segundo centenario, cuando muchos dispositivos actuales apenas aguantan un día? Aunque muchos puedan pensar que el culpable es la obsolescencia programada, lo cierto es que estas baterías son más una pequeña curiosidad que un logro científico.

Y es que, según Croft, la batería apenas transmite 1 nanoAmp cada vez que el badajo se mueve, una corriente “sumamente” baja. Por lo tanto, con este gasto energético la pila puede mantenerse en funcionamiento durante décadas –aunque tampoco eternamente–, pero no podría siquiera encender un dispositivo electrónico moderno.

Bombillas eternas, obsolescencia programada

El fenómeno, que ha entrado en el Libro Guinness de los Records como “la batería más duradera del mundo”, recuerda al caso de la bombilla eterna que saltó a la fama en el documental sobre obsolescencia programada Comprar, tirar, comprar.

Esta bombilla, que puede verse a través de una webcam, ilumina un parque de bomberos de Livermoore (California, EEUU) desde 1901. Aunque su potencia es más bien escasa, no le ha impedido hacerse con el récord a la bombilla más duradera.

No es el único ejemplo de bombillas vetustas que se mantienen encendidas, y todos ellos suelen utilizarse como ejemplo de que las empresas ponen deliberadamente una fecha de caducidad a sus productos. Sin embargo, lo cierto es que cuanto mayor es la potencia de una bombilla más corta es su vida. Dicho de otra forma: podemos elegir entre una bombilla que dure cien años… o una que realmente dé luz.

Aunque la bombilla de Oxford no ayude en nada a que los smartphones duren una semana sin cargar, mientras se invierten millones de dólares en este tema la campana, casi inaudible, sigue sonando. Según aseguraba Croft en 1984, probablemente el badajo se gastará antes de que la energía se acabe y entonces podrá analizarse la pila. Llegados a este punto ya no hay prisa, así que esperemos que por lo menos dure 200 años.

La duración de las baterías es el talón de Aquiles de la tecnología moderna, como sufren diariamente los usuarios de smartphones y portátiles. Pero existe una batería en un laboratorio de la Universidad de Oxford que no se enfrenta a este problema: funciona desde hace 175 años.

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