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Samsung vende un 40% menos de Galaxy S5 de lo previsto: "Van a rodar cabezas"
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la presión de los inversores amenaza a JK Shin

Samsung vende un 40% menos de Galaxy S5 de lo previsto: "Van a rodar cabezas"

Las cosas no van bien en Samsung. Las cifras de ventas de su último lanzamiento estrella, el Galaxy S5 asustan, y se plantean cambios importantes en la directiva

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“Han quitado hasta las cestas con fruta”. Suenan tambores de guerra en Samsung y en algunas oficinas de Europa han retirado hasta las manzanas a disposición de los empleados, una herencia de una época de bonanza anterior o los planes imperiales de crecimiento.

Fue primero un profit warning a comienzos de verano y después el abismo. ¿Se convertiría Samsung en una nueva BlackBerry tal y como alertamos? Lo cierto es que 2014 se está convirtiendo en un auténtico calvario para la división de móviles, y donde otros se están llenando los bolsillos, la firma coreana contempla con humillación como las cajas de su flamante Galaxy S5 acumulan polvo en los almacenes de los operadores.

El equipo directivo actual se empeñó en mantener la estrategia de ganar a Apple en la batalla de la imagen y hasta en el anuncio del S5 se humillaba obsesivamente al equipo de los de Cupertino. Arrieros somos. Pero parece que los accionistas de la firma han dicho basta y según apunta el Wall Street Journal, habrá una limpia en la cabeza directiva, y será rápido.

La presión de los inversores parece que por fin va a tener sus frutos y cortarán por lo sano con las intenciones de JK Shin y sus lugartenientes de mantener la estrategia argumentando el momento coyuntural como causante de todos sus males. Ya no se puede mirar hacia otro lado: el futurista Galaxy S5 se ha vendido un 40% menos de lo previsto y este es sólo el comienzo de los problemas. Samsung tendrá que hacer frente a un riguroso ajuste en la previsión de ventas, pero también se va a ver obligada a dilapidar buena parte del presupuesto en acciones de marketing para evitar que los operadores se coman el marrón de un descomunal stock de S5 en sus almacenes.

Todo parece indicar que JK Shin no llegará a comer turrón, y si lo hace, le esperarán a la vuelta de las navidades con el finiquito. Lo que parece claro es que los inversores no dejarán que se aborde el próximo Mobile World Congress de Barcelona con la misma música de fondo. El propio rotativo sugiere que será uno de sus lugartenientes, B. K. Yoon, quien podría hacerse con los mandos de esta nave en llamas.

Android, un regalo envenenado

Según parece, Yoon, que hasta ahora ha sido el responsable de la división que gestiona la electrónica en el hogar, sería el más preparado para dar el necesario giro de timón, aunque cuenta cada vez con menos margen de maniobra.

¿Qué ha sucedido exactamente para llegar a este punto de desesperación? Lo cierto es que cuesta creer que una firma como Samsung, la única capaz de plantearse una guerra abierta contra Apple en el mercado de la telefonía móvil, se encuentre ahora buscando desesperadamente la salida de incendios. Si alguien busca una respuesta rápida, lo tiene fácil: la crisis del mercado y el desgarrador mordisco que llega por partida de doble (gama alta y baja) de China, han terminado por reducir la cuota de mercado de los coreanos a una insoportable mínima expresión. Mi (otrora Xiaomi) le ha ganado la mano de la gama alta y parece dispuesta a no dejar ni las migas, pero es que además, los chinos de múltiples colores y matices, se han merendado a los coreanos en la gama baja, la de los móviles a precio de risa.

En un análisis más sosegado del asunto, en ambos ataques uno ve un ingrediente común: Android. Samsung parece que escogió la novia equivocada en la fiesta, y Android se ha convertido en un incomodísimo compañero de viaje para los coreanos. ¿Por qué motivo? Porque no aporta un valor diferencial al producto. El comprador del móvil de 90 euros se lleva la misma plataforma que el que ha pagado 900, y en este extraño equilibrio, el único valor añadido para semejante dispendio lo aportaba el hardware.

Esta compleja situación obligó a Samsung a competir contra sí misma presentando móviles cada vez más sofisticados, hasta llegar a la grotesca situación resultaban demasiado complicados de utilizar. Por otro lado, Mi entró como un elefante en una cristalería ofreciendo móviles prémium a precios mucho más asequibles. Una vez más, Samsung se vio descolocada.

Apple ha contemplado silente el baile de sillas de Shin y compañía. Con ellos y pese a ser siempre el blanco de la diana de Samsung, no iba realmente esa fiesta. Los californianos son unos maestros de los tiempos y por encima de todo, conocen muy bien su mercado. Y así, manteniendo las riendas, se llegó a la grotesca situación de comprobar cómo un móvil veterano como el iPhone 5S se vendía mejor que el recién estrenado Galaxy S5.

Aquello ya no se podía masticar, aunque en realidad lo peor está aún por llegar: Apple ha entrado por la puerta grande en el segmento de los phablets y estamos a las puertas del Black Friday y la posterior campaña navideña, donde los grandes miden el diámetro de sus respectivos bíceps. Mala pinta, la verdad.

“Han quitado hasta las cestas con fruta”. Suenan tambores de guerra en Samsung y en algunas oficinas de Europa han retirado hasta las manzanas a disposición de los empleados, una herencia de una época de bonanza anterior o los planes imperiales de crecimiento.

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