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La ciencia demuestra que los cuervos son (casi) tan listos como tú
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fabrican herramientas y se ven en el espejo

La ciencia demuestra que los cuervos son (casi) tan listos como tú

Los estudios científicos demuestran que estas aves se encuentran entre los animales más inteligentes del planeta. Tanto como, al menos, un niño de ocho años

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Los cuervos son considerados como aves de mal agüero, y forman parte de innumerables mitos y leyendas. Odín tenía dos cuervos que le informaban de todo y Esopo escribió sobre ellos en varias de sus fábulas. Aparecen con frecuencia en las obras de Shakespeare y, sobre todo, una de estas aves es protagonista del más famoso poema de Edgar Allan Poe.

Algunas de esas historias dejan entrever una de las características más fascinantes de estos pájaros: su prodigiosa inteligencia. Y es que sus capacidades parecen no tener fin. Pueden razonar, resolver problemas de manera lógica, distinguir y recordar a otros individuos (incluso a personas), construir herramientas y hasta son conscientes de sí mismos.

También pueden deducir las relaciones sociales de otros grupos de cuervos (quién es el que manda, por ejemplo), una habilidad que se creía exclusiva del ser humano y otros primates. Los ejemplares jóvenes son, además, extraordinariamente juguetones. Sabiendo esto, no es de extrañar que estas aves tengan un cerebro considerable, en proporción comparable al de los primates.

Por estos motivos, los cuervos han fascinado a psicólogos evolutivos y biólogos, y protanizan una ingente cantidad de vídeos en internet, tanto rigurosos experimentos científicos como curiosos comportamientos grabados por aficionados. He aquí una pequeña muestra de sus capacidades.

1.- La fábula de Esopo.

"Un cuervo que fallecía sediento vio una jarra, y esperando encontrar en ella agua, voló hacia allá con placer. Cuando la alcanzó, descubrió con pena que el nivel de su contenido no estaba a su alcance. Pensó todo lo que pudo para poder llegar adonde se encontraba el nivel del agua, pero todos sus esfuerzos fueron en vano".

"Por fin descubrió que recogiendo tantas piedras como pudiera llevar, y dejándolas caer una tras otra con su pico dentro de la jarra, el agua subiría hasta llegar a poner su nivel dentro de su alcance y así pudo salvar su vida".

Así cuenta una de las fábulas atribuidas a Esopo, y un estudio de la revista PLOS ONE intentó averiguar si un cuervo podría solucionar el problema de la historia. El resultado mostró que los pájaros eran tan buenos como un niño de 8 años con este rompecabezas.

Los animales fueron capaces de entender la naturaleza del problema mejor de lo que parece. Cuando el tubo tenía serrín en agua no introducían piedras, conscientes de que era inútil. Además, preferían las rocas más grandes, que desplazan más agua, a las pequeñas.

2.- El astuto cascanueces

Los cuervos son a Japón lo que las palomas a España: están por todas partes. Tanto que el Gobierno ha tenido que tomar medidas ante la proliferación desenfrenada de estas aves.

Plaga o no, los córvidos se han integrado a la perfección en las urbes japonesas. De hecho, son capaces de hacer algo que muchos españoles no pueden: respetar los semáforos. De esta forma, lanzan nueces sobre el tráfico para que los coches las rompan al pasar por encima, y cuando los vehículos se detienen aprovechan para recoger su premio.

Lo más llamativo de este comportamiento es que demuestra que los cuervos aprenden entre sí, lo que sugiere una especie de cultura córvida. Esta estrategia fue vista hace más de una década en una escuela de conducción. Con el tiempo, todos los cuervos del vecindario llevaban a cabo este truco. Ahora, todos los ejemplares en cinco kilómetros a la redonda lo hacen. Cascar nueces con las ruedas de los coches se ha vuelto mainstream para ellos.

El comportamiento demuestra algo más: los cuervos son muy espabilados a la hora de convivir con los seres humanos y adaptarse a las ciudades. De hecho hay córvidos en prácticamente todo el mundo, y es raro encontrarlos a más de cinco kilómetros de los seres humanos.

3.- Diseño de herramientas

El cuervo Betty asombró a los científicos en 2002, cuando un artículo publicado en la revista Science convirtió a estas aves en los primero animales no primates capaces de fabricar herramientas. Esta hembra nunca había visto a ningún otro compañero crear un gancho. Nadie le enseñó que esa táctica funcionaría. Pero lo hizo igualmente.

Esta estrategia también se puede observar en ejemplares libres, que utilizan ramas y hojas para crear ganchos que puedan atrapar las larvas que se esconden en el interior de los troncos.

4.- La prueba del espejo

¿Son los animales conscientes de sí mismos? Posiblemente sea una de las grandes preguntas pendientes de la biología. Para intentar contestar a esta difícil cuestión tradicionalmente se ha utilizado la prueba del espejo, en la que se estudia cómo reacciona un animal ante su propio reflejo.

Pocos animales han pasado la prueba. Además de varios primates como chimpancés, orangutanes y gorilas; delfines y elefantes fueron capaces de reconocerse. Tan solo un animal no mamífero ha sido capaz de superarlo. Adivinen.

Esta vez no se trata del cuervo per se, sino de la urraca, un primo cercano de la familia de los córvidos. Los investigadores colocaron pegatinas de colores en la garganta de estas aves, que solo podían verse en el espejo. Al ver su reflejo, los pájaros intentaron quitarse las pegatinas, prueba de que entendían lo que veían.

5.- Tira de la cuerda

Para demostrar que estos animales pueden hacer conexiones lógicas, los ornitólogos colocaron un trozo de carne colgando de una cuerda. Una situación impensable en la naturaleza, a la que ninguno de los cuervos se había enfrentado antes. Sin embargo, no tuvieron problemas para tirar del hilo, mientras la sujetaban con las patas, hasta alcanzar el alimento.

Lo interesante es que este tipo de experimentos nunca da a entender que el animal encuentre la solución por ensayo y error, sino más bien que sabe lo que hace desde el principio.

6.- El más difícil todavía

Hemos dejado para el final lo mejor. El psicólogo evolutivo Alex Taylor define esta prueba como “uno de los test más complicados jamás diseñados para una mente animal”. El cuervo del vídeo se enfrenta por primera vez a un problema dividido en ocho partes, que debe ser resuelto en el orden adecuado. Vean si lo consigue o no.

Cuervos basureros

La inteligencia de los cuervos, y su capacidad para aprender, razonar y recodar, resulta impresionante. Y aunque estos animales siguen siendo despreciados, quizá por su plumaje negro y sus tendencias necrófagas, algunos investigadores plantean los beneficios entre una asociación entre cuervos y humanos.

Es lo que propone la Caja de cuervos, un proyecto ideado por Joshua Klein, un hacker fascinado por estos pájaros. Esta iniciativa ha demostrado que se puede entrenar de forma autónoma a las aves para que introduzcan las monedas que encuentren en una especie de máquina de vending, creada con Arduino, que a cambio les da comida.

Klein espera poder enseñar otros comportamientos a los cuervos, para que puedan obtener comida a cambio de depositar basura. Es correcto, propone contratar a los cuervos como basureros a tiempo completo.

"¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?", es la pregunta sin respuesta que planteaba el Sombrerero en Alicia en el país de las maravillas. Si Lewis Carroll hubiera sabido que la inteligencia de estos pájaros es equiparable a la de un niño de ocho años, quizá se hubiera preguntado en qué se parecía un cuervo a Alicia.

Los cuervos son considerados como aves de mal agüero, y forman parte de innumerables mitos y leyendas. Odín tenía dos cuervos que le informaban de todo y Esopo escribió sobre ellos en varias de sus fábulas. Aparecen con frecuencia en las obras de Shakespeare y, sobre todo, una de estas aves es protagonista del más famoso poema de Edgar Allan Poe.

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