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Softonic, eDreams... las 'startups' son pura volatilidad
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es DIFÍCIL convertir a un usuario en cliente

Softonic, eDreams... las 'startups' son pura volatilidad

Internet tiene un gran problema: siempre le ha ido bien. Estamos demasiado acostumbrados a que se puedan crear multinacionales de cuatro personas desde su casa

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Principios de 2013. Softonic vende por 82,5 millones de euros el 30% de sus acciones y su valoración supera los 275 millones de euros. Su modelo de negocio, la publicidad online. Su sueño, cotizar en el Nasdaq. Hoy, finales de 2014. La empresa anuncia un ERE de 200 empleados, la mitad de la plantilla.

La razón básica que la propia compañía argumenta es que Google ha cambiado su algoritmo, por lo que su posicionamiento en las búsquedas ha empeorado. Otras razones, quizás con más peso, defienden que Softonic está cargada de banners y publicidad muy intrusiva, altamente castigada por Google y mucho más por el usuario.

Esta noticia la conocemos a la vez que se produce una oscilación en bolsa de eDreams que nos demuestra cualquier cosa menos robustez en el modelo de negocio. Estos vaivenes se producen por la pérdida de Iberia como cliente, hasta el punto de ser suspendida de cotización.

Internet tiene un gran problema: siempre le ha ido bien. Incluso a pesar de la crisis .com de principios de siglo que, en realidad, fue un reajuste de expectativas. Estamos acostumbrados a que los usuarios crezcan, se puedan crear multinacionales de cuatro personas y las barreras para hacer negocios en internet sean cada vez menores. Pero, sobre todo, a que la tecnología permita reducir drásticamente los costes fijos.

Los esteroides para este modelo siempre pivotan sobre lo mismo: la publicidad. O de forma indirecta el número de usuarios, porque se entiende que cuando tienes un gran volumen de usuarios, en algún momento alguien sabrá cómo generar ingresos con ellos.

Esta forma de pensar es muy de caja negra. Una manera de explicar por qué tienen valor compañías con bajos ingresos pero con una gran masa de usuarios. Ya hablamos en su día de que las startups se valoran como la viagra del siglo XXI.

Como dicen los deportistas, sin haber probado la derrota es imposible valorar la victoria. Así que vamos a hacer la mayor de las criticas a los negocios de internet, aprovechando el caso Softonic, el de eDreams y el de tantos desconocidos que se quedan por el camino. De hecho, 6 de cada 10 de estas empresas desaparecen. Además, “por cada 10.000 buenas ideas se crean 1.000 empresas, de las que 100 se evalúan en capital riesgo y tan sólo 2 lograrán salir a bolsa y tener cierto liderazgo”.

Estos datos sólo muestran una cosa: que riesgo, volatilidad e incertidumbre definen a las startups de internet. Eso y un continuo proceso de destrucción creativa, con alta mortalidad y natalidad.

Fragilidad y antifragilidad

Las empresas de internet deberían poder desenvolverse con mucha facilidad en estos entornos tan volátiles y aleatorios, y ser un ejemplo de lo que el gran Taleb denomina “antifragilidad”.

“La fragilidad y la antifragilidad se refieren al beneficio o perjuicio potencial resultante de la exposición de algo relacionado con la volatilidad…ese algo pertenece a la familia extensa del desorden: incertidumbre, variabilidad, conocimiento imperfecto o incompleto, azar, caos, entropía, tiempo….

Resulta que la incertidumbre, lo desconocido y el desorden son totalmente equivalentes en sus efectos: los sistemas antifrágiles se benefician (en cierta medida) de casi todos ellos y los sistemas frágiles salen malparados…

Cuanto más tiempo, más sucesos y más desorden. Pensemos que si podemos sufrir un perjuicio limitado y somos antifrágiles a los errores pequeños, el tiempo acarrea la clase de errores o errores inversos que nos acaban beneficiando. Se trata, simplemente, de lo que nuestras abuelas llaman experiencias. Lo frágil se rompe con el tiempo”.

¿Cómo se relaciona esto con las startups de internet? Para ello resulta clave repasar los dos componentes que definen el valor de una empresa: el valor intrínseco y el valor temporal.

El valor intrínseco es un valor determinado por lo que ya has hecho, por los resultados, por la historia. Nos permite estimar el dinero que entra. El valor potencial es la posibilidad de que esa empresa tenga una valor futuro que hoy desconocemos.

Calcular el valor temporal tiende a basarse en supuestos que muchas veces no aguantan un asalto con la realidad. La realidad es mucho más compleja e impredecible y es difícil enfrentarse a ella con atajos, quizás por ello hay que pensar también en una forma más flexible para hacer estas estimaciones.

Cuando una startup acude a una ronda de financiación los inversores siempre le preguntan por los flujos de caja. Show me the money!, te gritan. Pero, ¿dónde está el dinero en internet si la gran mayoría de los negocios parecen anclados en el gratis total? La forma en la que se tiende a justificar la creación de valor está en los usuarios. Es la palabra favorita, pero no podemos confundir usuario con cliente, ni con pagano (que es el que acaba pagando).

Usuario no es lo mismo que cliente

La diferencia entre usuario y cliente es un puente muy complicado de cruzar. Encontrar a quien esté dispuesto a pagar por lo que ofreces y que ese precio cubra más que los costes de aportárselo es un gran reto en los negocios de internet. Asumir que los usuarios acabarán siendo clientes y que además dejarán más ingresos en caja que salidas es un supuesto muy frágil en el sentido de Taleb.

Pero este supuesto tan frágil se hace aún más débil cuando se valoran a estas compañías (con usuarios pero sin clientes que paguen) con ratios que en realidad son aproximaciones que no necesariamente tienen que ver con la viabilidad del negocio.

Es aquí cuando la estadística entra en juego. ¿Cuándo nos podemos fiar de que las tendencias de crecimiento de usuarios son estables? ¿Cuándo esos usuarios se van a convertir en ingresos? ¿Y cuándo esos ingresos se van a convertir en creación de beneficios?

Nos gustaría saber cuántos inversores preguntan por la volatilidad de los ingresos de las empresas que evalúan, porque la experiencia en este campo nos dice que muy poquitos. Y no nos referimos al tiempo que tardamos en obtener una media positiva de ingresos, sino al riesgo de que los ingresos suban, bajen, vuelvan a subir…en definitiva, a que sean volátiles.

En yoga hay un principio que dice que hay que ser “flexibles como el bambú, nos doblamos pero no nos rompemos”. La volatilidad es la cualidad que te permite ser flexible. Y es que hay sistemas capaces de capear el shock, y otros muchos que, ante el más mínimo impacto, no sobreviven. En internet, para hacer negocios, o creamos esos sistemas o las cosas serán francamente difíciles.

Los sistemas antifragiles que define Taleb son precisamente aquellos que tienen una respuesta positiva a los incrementos en volatilidad. En el siglo XXI para que haya progreso, innovación y cambios profundos tiene que haber volatilidad. Siempre la hubo en la historia de la humanidad y ahora mucho más, dada la complejidad creciente de nuestro mundo. Por este motivo, si quieres invertir bien deberías buscar empresas que abracen esa volatilidad, porque ambos componentes del valor de una empresa se benefician de ello.

SnapChat bien, WhatsApp mal

¿Por qué debemos respetar empresas como SnapChat o Spotify a pesar de no tener números negros? Porque tienen un buen posicionamiento ante la volatilidad. Son empresas que se benefician del cambio, que no dependen de un euro extra por usuario y que buscan una respuesta positiva de un shock externo, por el cual apuestan. En el primer caso, cambiar el mundo de la mensajería instantánea, y en el segundo, el cambio de la industria musical.

Ayer mismo Facebook hizo públicos los datos del tercer trimestre: WhatsApp lleva perdidos más de 232 millones de dólares en los seis primeros meses de 2014, pero sus usuarios crecen a buen ritmo. El propio Facebook trata de calmar a sus accionistas diciendo que WhatsApp es un “juego a largo plazo”. Quizás debemos preguntarnos, ¿se ha vuelto más antifragil WhatsApp con la compra de Facebook? Si la respuesta es afirmativa, entonces sí que puede tener partido a largo plazo.

Créanos, en finanzas hemos vivido todo esto, y con mucha intensidad en los últimos años. Nuestros modelos han quebrado, los parámetros de nuestras distribuciones han volado y los usuarios se han evaporado. A pesar de ello, sigue habiendo negocio. Estadísticamente hemos aprendido grandes lecciones, pero la principal: “¡respetemos la volatilidad y abracemos la antifragilidad!”.

Y respecto a Softonic, sus cuentas muestran que han ganado mucho dinero, y que gran parte de él lo tienen en caja. Si quieren sobrevivir tendrán que inyectarse nuevas estrategias para ser más ‘antifrágil’ y cuidar mucho al usuario. Vivir en la volatilidad cuesta mucho dinero, es el peaje de hacer negocios en internet.

Principios de 2013. Softonic vende por 82,5 millones de euros el 30% de sus acciones y su valoración supera los 275 millones de euros. Su modelo de negocio, la publicidad online. Su sueño, cotizar en el Nasdaq. Hoy, finales de 2014. La empresa anuncia un ERE de 200 empleados, la mitad de la plantilla.

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