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El gran juego de El Señor de los Anillos llega envuelto en polémica
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FOMENTA LA TORTURA DE SERES VIVOS

El gran juego de El Señor de los Anillos llega envuelto en polémica

'Sombras de Mordor' es un título excelente a todos los niveles con un detalle escabroso: anima a torturar orcos y ejecutarlos. En ciertos sectores no ha gustado

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Es incomprensible que hayamos tenido que esperar hasta finales de 2014 para tener un videojuego a la altura de El Señor de los Anillos. Más de treinta se han publicado desde los años 70 y, salvo contadas excepciones, ninguno ha ido más allá de la simple recreación, más o menos fiel, del universo creado por J. R. R. Tolkien, apenas extensiones de la obra cinematrográfica.De la quema se podría salvarEl Retorno del Rey (2003), un título de acción pura bien ejecutado que pinchaba -por su brevedad- en el ROI,o Batalla por la Tierra Media (2004) que, si bien lucía los fundamentos de la mejor estrategia en tiempo real, no aportaba nada al género, si acaso el mejor acabado gráfico que recordamos en un juego de la trilogía.

Por encima se todos se sitúa, con carácter inmediato, el recién estrenado La Tierra Media:Sombras de Mordor. Nos encontramos ante un título con alma y un libreto propioque tiene lugar entre El Hobbit y El Señor de los Anillos. Narra la historia de un montaraz, vecino deAragorn, que tiene que vercómo Sauron destruye su ciudad yasesina a su mujer ehijo. El montaraz también es ejecutado, pero no muere, sino que una maldición le mantiene como un espectro entre los vivos. Entonces se convierte en un guerrero plenipotente en busca de venganza, ya saben.¿Les suena a algo todo esto? ¿AGod of War, quizá?

Quédense con la referencia, porque Sombras de Mordor tiene mucho de God of War, tanto en el argumento como en el propio sistema de juego. Además de la historia triste, ambos son títulos enfocados a la acción con ligeras dosis de rol, como la posibilidad de mejorar las armas y los personajes de distintas formas. Sin embargo Sombras de Mordor añade un par de elementos a la ecuación:el sigilo y la habilidad del protagonistapara escalar cualquier pared. Exacto, como Assassins Creed. Puestos a tomar ideas, lo suyo es hacerlo de los mejores.

Sangre y sigilo en campo abierto

El sigilo añade un matiz interesante, en tanto que permite a los desarrolladores subir la dificultad en las batallas campales. Así, mientras que en God of War es normal acudircombate a cuerpo, si son tres como si son cincuenta,en Sombras de Mordor hay que medir antes las fuerzas. El resultado dependerá del diferencial entre el nivel de los contendientes, de su número y, por supuesto, de la habilidad del jugador para ejecutar las combinaciones de botones adecuadas en el momento preciso. Con todo, hay combates que no deben acometersesin una laborde zapa previa.

Tiene este sistema de combates por combos algo perverso; serála gratifación instantánea de abatir enemigoso, quizá, la sensación de un trabajo bien hecho tras tumbar a treinta orcos, pero es altamente adictivo. El control es tan intuitivo que se disfruta desde la primera partida y, sumado al ruido de espadazos y al ritmo frenético del combate, consigue que uno siempre quiera más. En ocasiones se verá campando por la Tierra Media, sin destino aparente, solo para probar si puede arrasar otroasentamiento de orcos. Plas, plas, plas, siempre se encuentran cinco minutos para generar un caos medieval en HD, dado que para matar no es necesario implicarse en la trama del juego.

Porque Sombras de Mordor se distancia deGod of War en otroaspecto clave: la libertad de movimientos. El título pone, por primera vez, la Tierra Media a nuestros pies. No está toda, pero sí una amplia representación de Mordor y las tierras colindantes. Como vimos en Grand Theft Auto, el jugador tiene la posibilidad de ir de misión en misión, deteniéndose en misiones secundarias, o bien campar por la estepa esperando a que la aventura le tope. No es complicado en un mundo infestado de orcos.

Los orcos tienen sentimientos

Los orcos son, precisamente, el yin y el yan de este juego. Monolith, el estudio de desarrollo, ha centrado en estos sereslas decisiones más audaces del proyecto. Se rompe con el concepto de Peter Jackson-que a la sazón es casi el de Tolkien-del orco estúpido que ataca desordenadamente a costa de su vida. En Sombras de Mordor cada orco tiene su personalidad: los hay listos, tontos, ambiciosos, salvajes, políticos... es habitual escuchar sus conversaciones durante los viajes, que son terriblemente mundanas y varían según el desarrollo de la aventura. Y les diré que es más difícil atacar a unos píxeles que se declaran aterrorizados por "el montaraz fantasma" que a otros que gruñen y lanzan fuego.

Es aquí cuando aparece la polémica. Monolith une la pólvora y llamas al humanizar a los orcos al tiempo que fomenta la espectacularidad de sus desmembramientos. Te dan una espada llameante y solo encuentras, para probarla, a unas pobres criaturas asustadas en torno a una hoguera. Va incluso más allá: para desvelar todos sus secretos, o al menos hacerlo más rápido, Sombras de Mordor insta al jugador atorturar a los enemigos. Una vez obtenida la información,automáticamente se lesejecuta. Mediado el juego, también se les puede esclavizar.

Naturalmente hay quien se ha escandalizado con esto.Confieso haber leído en torno a esta polémica moral antes de analizar el título y sentir vergüenza ajena ante el que, creía, no era más que un nuevo caso de doble rasero con respecto a los videojuegos. Después de probarlo mi postura no ha variado, pero entiendo los reparos de quienes critican la personificación de la carne picada.A los orcos de Sombras de Mordor se les pone nombre, aficiones y hasta aspiraciones políticas. Si se acerca, les escuchahablar con otros personajes de sus filias y fobias. No digo que lescojacariño, solo que es más fácil practicar la barbarie con el clásico monstruo aberrante, del mismo modo que se me hace duro volar la cabeza a los alemanes, por muynazis que sean, en Call of Duty. Pero se hace, porque es solo un juego, ytan legítimo es el recurso de la tortura aquícomo en una película, máxime en un título que ni mucho menos está orientado al público infantil.

Aunque el objetivo es matarlos, se ha trabajado de forma enciclopédica para documentar la sociedad orca. Resulta admirable el sistema de jerarquías militares que despliega el juego, integrando elementos políticos y de estrategia en medio de tanto hachazo en el cráneo. Cualquier modificación que el jugador haga sobre el ejército orco, incluso su propia muerte, tendrá consecuencias en el escalafón de mando. Así, un orco que mate al montaraz espectral tendrá asegurado un puesto como capitán, mientras que otros se mostrarán proclives a entregarte a su general con vistas al puestovacante. El jugador conoce siempre el estado la jerarquía militar de los orcos y decide centrarse en liquidar a uno u otro, normalmente basándose en el nivel dedificultad que en ese momento puede asumir.

Esto crea situaciones curiosas, tales como enemigos personalizados. Algunos le rondan sin que lo sepa, esperan a que matea un general y toman su lugar. Medran a su costa, sin que repareen ellos, y solo les veen la lejanía. Cuando se quiere dar cuenta, se ha convertido en rivales poderosos que, para colmo, reclaman ser su enemigo más íntimo. Detalles que, junto a la magnífica ambientación, consiguen que Sombras de Mordor sea una obra con personalidad propia.

Conclusión

No debe haber debate moral que enturbie el lustre de este Sombras de Mordor, puesestamos ante uno de los mejores cinco juegos en las consolas next gen. Gráficamente podría haber sido más ambicioso, por supuesto, porque aún estamos lejos de exprimir el potencial de las nuevas consolas, pero no a nivel sonoro: la banda sonora, compuesta ad hoc, no desmerecelas películas y, al menosen la versión dePS4, hace quelas voces de ultratumba se escuchen en el mando. Es un susto sucedido de una sonrisa cada vez que sucede, el paraíso de cualquier guionista.

Son, denuevo, los detalles que evidencian un trabajo que excede la simple explotación de una licencia jugosa. Monolith ha conseguido que las razias orcas sean adictivas e interesantes a nivel militar, en lo que deberían ser las bases de una floreciente franquicia.Un título recomendable para cualquiera, mas cuídense detractores de la sangre y/p adoradores de Tolkien, porque el juego es prolijo en lo primero y descuidado con los segundos. Eso, y el dilema ético(si es que les surge).

(Tierra Media: Sombras de Mordor está ya a la venta para PC, Xbox 360, Xbox One, PlayStation 3 y PlayStation 4 entre 39 y 70 euros, según versiones)

Es incomprensible que hayamos tenido que esperar hasta finales de 2014 para tener un videojuego a la altura de El Señor de los Anillos. Más de treinta se han publicado desde los años 70 y, salvo contadas excepciones, ninguno ha ido más allá de la simple recreación, más o menos fiel, del universo creado por J. R. R. Tolkien, apenas extensiones de la obra cinematrográfica.De la quema se podría salvarEl Retorno del Rey (2003), un título de acción pura bien ejecutado que pinchaba -por su brevedad- en el ROI,o Batalla por la Tierra Media (2004) que, si bien lucía los fundamentos de la mejor estrategia en tiempo real, no aportaba nada al género, si acaso el mejor acabado gráfico que recordamos en un juego de la trilogía.

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