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Slack, la 'app' que dejó obsoleto al email
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Una alternativa al correo electrónico

Slack, la 'app' que dejó obsoleto al email

Sí, nos hemos empachado de afirmaciones apocalípticas como la de Sheryl Sandberg que vaticinaba la desaparición del correo electrónico, o de corporaciones que daban la espalda

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Sí, nos hemos empachado de afirmaciones apocalípticas como la de Sheryl Sandberg que vaticinaba la desaparición del correo electrónico, o de corporaciones que daban la espalda de forma definitiva a esta forma de comunicación debido a los evidentes problemas que plantea. Spam, virus, cadenas interminables… abrir la bandeja de entrada supone el punto de partida de un angustioso momento para muchos que ven el contador de mails sin leer crecer sin parar. ¿Tiene sentido esto? Realmente, una herramienta a nuestro servicio deja de ser útil y se convierte en un problema cuando el tiempo que dedicamos a gestionarla es superior al ahorro que nos genera.

Puro sentido común. Así las cosas, el pasado mes de mayo nos hicimos eco del lanzamiento de Slack, un proyecto iniciado por Stewart Butterfly, cofundador de Flickr, para más señas. Aunque el enfoque era francamente llamativo, hemos visto tantos intentos por desbancar al email que era inevitable cierta suspicacia o verlo como un proyecto más.

Pero, ¿saben qué? En apenas seis meses de vida el servicio ha visto disparado su número de usuarios y firmas como Sony, eBay o Yelp lo emplean ya como sistema de comunicación corporativa. Ha sido tal su éxito que The Verge no ha dudado a la hora de titular un reportaje con un gráfico: “Slack está acabando con el correo electrónico”. Veamos por qué.

Una forma de comunicación más eficiente

Posiblemente una de las claves del éxito de este novedoso servicio que ha sido recibido con entusiasmo por los grandes es que no reniega por completo del email. Uno de los principales obstáculos que se han encontrado otros proyectos previos que pretendían poner fin al caos del correo electrónico era que obligaban al usuario a abandonar por completo su uso para adentrarse en unas aguas desconocidas en las que navegaban en solitario.

En Slack no se obliga a abandonar el correo, sino que se propone una forma de comunicación más eficiente en grupos de diferentes dimensiones, y su estrategia es la seducción: los que comienzan a usarlo van dejando poco a poco atrás el correo electrónico puesto que esta potente herramienta resulta mucho más útil y atractiva. Pero… ¿en qué consiste exactamente?

Como apuntamos en su día, Slack recoge en buena medida lo mejor de Gmail e incluso Twitter. Todo parte de los grupos de trabajo: si nos enfrentamos a un nuevo proyecto, en lugar de enviar un email a nuestro equipo de trabajo creamos un chat en Slack y a partir de ahí comenzamos a compartir información de una forma coordinada y, sobre todo, ordenada.

Slack permite la comunicación en tiempo real entre los miembros del equipo, adjuntar documentos e incluso chat privados, de forma que ningún elemento externo puede distraer a ese equipo que trabaja de forma coordinada dejando trazo de toda la actividad. Se trata de un repositorio sin fin al que se puede acceder una vez concluido el proyecto y revisar adjuntos, mensajes, qué fue mal y qué fue bien. Oro puro para las organizaciones que han encontrado en esta brillante idea una herramienta de un elevadísimo valor añadido.

"El email no va a desaparecer"

El servicio dispone de las obligadas aplicaciones móviles que están sincronizadas en tiempo real, de manera que en los viajes o desde casa, si lo deseamos, podemos interactuar con el equipo o tomar la temperatura al proyecto.

¿Funciona? En la actualidad, 125.000 personas lo utilizan a diario y cerca de 13.000 equipos de trabajo sacan chispas a la herramienta, en organizaciones de postín que antes hemos mencionado. Sencillo, sin adornos innecesarios y tremendamente efectivo, Slack se ha consolidado con fuerza entre los grandes con unas tasas de crecimiento que asustan, pero sin renunciar realmente al uso del email.

Pero aunque no se prohíbe el uso del correo electrónico, lo cierto es que los usuarios de Slack van dándole la espalda a una velocidad superior a la que hubiéramos podido pensar. “Desde que utilizo Slack he visto reducirse el uso del email en un 80% en la empresa”, explica Simon Peck, fundador de TheHunt.

Butterfly se apoya en su defensa del email para dar impulso a Slack: “El email no va a desaparecer, y lo que estamos haciendo es ver de qué manera podemos mejorar la integración de Slack con el correo electrónico”, una sabia estrategia con la que captará muchos usuarios del email que probarán encantados terceras vías que no les obliguen a renunciar a la seguridad de lo conocido.

Sumen a esto un plan de precios que parte del gratis total para los usuarios Lite que quieran probar la herramienta a cifras muy asequibles para las organizaciones, para comprender que Slack es ya un éxito sin paliativos que tiene todos los visos de convertirse en un standard a nivel corporativo y tocará seguirlo muy de cerca.

Sí, nos hemos empachado de afirmaciones apocalípticas como la de Sheryl Sandberg que vaticinaba la desaparición del correo electrónico, o de corporaciones que daban la espalda de forma definitiva a esta forma de comunicación debido a los evidentes problemas que plantea. Spam, virus, cadenas interminables… abrir la bandeja de entrada supone el punto de partida de un angustioso momento para muchos que ven el contador de mails sin leer crecer sin parar. ¿Tiene sentido esto? Realmente, una herramienta a nuestro servicio deja de ser útil y se convierte en un problema cuando el tiempo que dedicamos a gestionarla es superior al ahorro que nos genera.

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