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Jeff Bezos se pasa de frenada: ¿'Quo vadis', Amazon?
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ha perdido 126 millones este trimestre

Jeff Bezos se pasa de frenada: ¿'Quo vadis', Amazon?

Amazon ha presentado resultados, y no son buenos: 126 millones en pérdidas en el último trimestre. ¿Demasiada prisa con sus ambiciosos planes?

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Abróchense los cinturones señores, que estamos de cierre de trimestres y aquí hay para todos. Si Apple nos dejó con un sabor agridulce con unos resultados con doble lectura, Amazon nos ha ahorrado las interpretaciones helando la sangre a propios y extraños al anunciar unas abultadas pérdidas de, tomen asiento, 126 millones de dólares, que como es natural, han arrastrado a las profundidades al valor de las acciones a velocidades récord. Y atentos porque puestos a arruinar la fiesta, que sea a lo bestia: la firma ha avanzado que estas pérdidas son sólo el aperitivo de lo que está por llegar, y así, a modo de muestra, el Everything store se enfrenta a unas cifras negativas de 810 millones de dólares para el siguiente trimestre.

Un severo correctivo que ha desinflado en horas el halo de CEO visionario heredero de la magia del mismísimo Steve Jobs con el que se había impregnado a Jeff Bezos. Y es que la frenética carrera de Amazon estos últimos meses nos había dejado boquiabiertos: desde drones, pasando por el esperado móvil y el revolucionario botón Mayday, el mismo que estaría presionando ahora el propio fundador, según titula con ingenio Forbes.

Una burbuja a la que se ha dado demasiado aire en poco tiempo y que parece haberse pinchado de golpe por los rigores del vil metal: el mercado no entiende de promesas, sino de transacciones, y parece que éstas no han llegado en el volumen necesario para cubrir las desmedidas expectativas. Ahora bien, ahora que mencionamos el término burbuja ¿qué hay de real y qué de brindis al sol en los ambiciosos planes a los que ha embarcado el de Albuquerque a su compañía?

Los problemas: el programa Prime y el Fire Phone

Para intentar desgranar lo que ha sucedido es necesario reunir un poco de perspectiva. No mucha, porque Amazon ha ido tan rápido que con ir unos meses atrás es suficiente para hacernos una idea. Los analistas apuntan con el dedo acusador a partes iguales al programa Prime por un lado, que promete envíos gratuitos a sus suscriptores en menos de 48 horas y por un precio inferior a un dólar al año, y por otro a los esfuerzos por comercializar el Fire Phone y resto de artillería futurista lo antes posible. Demasiado pronto y demasiado rápido. Los planes de la firma pasan por aumentar cuota de mercado a costa de margen con la esperanza de recoger los resultados con el paso del tiempo.

“No intentamos rentabilizar el corto plazo”, explica, intentando aplacar las iras de los inversores, el director financiero del gigante Tom Szkutak. Y sobre el papel, la teoría a la que se agarra la firma tiene su solvencia: el programa Prime ha demostrado que duplica la tasa de ventas de sus afiliados, que además hacen compras de productos que reportan más margen. El problema es que asumir los costes de la logística hasta el domicilio del cliente en todos sus pedidos durante un año y por menos de lo que cuesta un cortado, exige una altísima rotación de pedidos que conjugue las pérdidas, y éstos no han llegado… todavía.

Tanto Bezos como su responsable financiero llaman a la calma anunciando que esto es un maratón y no una carrera al sprint, pero lo cierto es que los inversores no entienden de promesas y quieren su parte de la tarta.

Y no estamos hablando de un trozo de repostería menor: Amazon ha incrementado su volumen de negocio en un 23% con respecto al año anterior, facturando la friolera de 19.340 millones de dólares en el trimestre que se cierra, y claro, con estos números el accionista no comprende cómo no se obtiene un rendimiento.

Pero es que además la firma ha abierto un incómodo frente con los autores, a los que traslada su angustiosa presión por aumentar los márgenes y que le ha llevado a la guerra abierta con Hachette, que no ha dudado en sacar las vergüenzas de la disputa al público, y que dejan en una incómoda posición al gigante online. “Amazon tiene que replantearse su estrategia de ser rentable”, ha declarado al New York Times Douglas Preston, uno de los autores de Hachette que se resisten a ser exprimidos como limones.

Y con este inquietante panorama todas las miradas se centran ahora en el Fire Phone que acaba de salir a la venta: su éxito en el mercado implicaría que la estrategia de Bezos funciona y dispararía las ventas de los usuarios Prime, pero su fracaso incendiaría definitivamente a los inversores que exigirían un cambio de rumbo hacia un modelo menos agresivo en el que se respetaran más los márgenes unitarios y se suavizara la obsesión por la cuota de mercado.

Abróchense los cinturones señores, que estamos de cierre de trimestres y aquí hay para todos. Si Apple nos dejó con un sabor agridulce con unos resultados con doble lectura, Amazon nos ha ahorrado las interpretaciones helando la sangre a propios y extraños al anunciar unas abultadas pérdidas de, tomen asiento, 126 millones de dólares, que como es natural, han arrastrado a las profundidades al valor de las acciones a velocidades récord. Y atentos porque puestos a arruinar la fiesta, que sea a lo bestia: la firma ha avanzado que estas pérdidas son sólo el aperitivo de lo que está por llegar, y así, a modo de muestra, el Everything store se enfrenta a unas cifras negativas de 810 millones de dólares para el siguiente trimestre.

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