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Arañas, medusas... la tecnología más puntera toma a la naturaleza como modelo
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LAS CLAVES DE LA biomimética

Arañas, medusas... la tecnología más puntera toma a la naturaleza como modelo

Los diseños naturales llevados a la ingeniería constituyen lo que se denomina biomimética. Hoy los científicos encuentran en la naturaleza un gran aliado

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Animales y plantas inspiran a diario a los ingenieros. Cuando el hombre quiso conquistar los cielos trató de aprender la técnica de aquellos seres que ya habían resuelto el problema, pero el planteamiento se ha ido repitiendo en cada una de las ramas científicas y tecnológicas.

Evitar atascos copiando el sistema de los bancos de peces, un tren bala que reduce su fricción imitando el chapuzón del Martín pescador, edificios que se termorregulan como un termitero o, incluso, robots que se comportan como una colonia de hormigas real – capaces de encontrar el camino más rápido a través de un laberinto-. Son infinitos los ejemplos al igual que infinita la capacidad de la ciencia. Nos sumergimos en el mundo de la biomimética.

Y la medusa pudo volar

Los ingenieros siempre han basado sus diseños en el vuelo de insectos pero sus productos tenían una cierta inestabilidad: por naturaleza, tendían a darse la vuelta. Evitarlo era cuestión de tiempo, y la solución se encontraba también en la medio ambiente. Esta vez, en el agua: las medusas.

Con sus dos movimientos (contracciones) alternados de su cuerpo, la medusa siempre ha resultado terriblemente atractiva para los ingenieros. Se propulsa gracias a saltos sucesivos que los ingenieros norteamericanos han logrado reproducir para hacer volar un drone con alas de 8 cm de largo.

Este invento, presentado en la revista Journal of the Royal Society Interface, permite al drone mantenerse en el aire de forma estable, recuperarse de turbulencias sin necesidad de gastar energía y corregir su equilibrio gracias a su aleteo.

Por su estabilidad, este tipo de aparatos podrían utilizarse en el futuro en aplicaciones que van desde misiones de vigilancia o reconocimiento a la observación del tráfico o de la calidad del aire.

Tela de araña en nuestra ropa

El carácter único de la tela de araña y su resistencia, más que un cable de acero de su mismo grosor, hace que muchos científicos busquen su versión sintética de laboratorio. Además, su gran elasticidad adquiere un valor sin igual al tratarse de un elemento con un grosor diezveces menor que el de un pelo humano.

La seda, formada por cadenas de proteínas entrelazadas entre sí, puede estirarse hasta el 135% de su longitud original sin romperse y sus aplicaciones son incontables: desde su empleo como material de sutura quirúrgica reabsorbible hasta su aprovechamiento como fibras técnicas en la industria de la automoción o en la elaboración de chalecos antibala.

Leds que brillan como luciérnagas.

Científicos de Bélgica, Francia y Canadá se fijaron en las luciérnagas y en sus paneles reflectores para idear un nuevo recubrimiento para luces LED – la más parecida a la luz natural- que las hicieran más brillantes y eficientes. ¿El resultado? Un aumento del 55% en eficiencia en comparación con las tradicionales.

Según el estudio, publicado en la revista Optics Express, los investigadores se fijaron en el abdomen de un tipo de luciérnaga (Photuris), el cual está recubierto de una serie de escamas que aumentan la intensidad de la luz. Así, se aplicó esta capa directamente sobre la base de nitruro de galio que genera la luz. Y ha funcionado.

Los investigadores esperan que la innovación conduzca a mejores LEDs en los teléfonos con cámara, televisiones, automóviles y en la iluminación residencial.

El radar de los murciélagos

Ambos, el radar y el murciélago utilizan el mismo principio: el eco. El animal emite un sonido que rebota al encontrar un obstáculo y analiza el eco recibido. Así logra conocer la distancia, midiendo el tiempo de retardo entre la señal que ha emitido y la que ha recibido.

El murciélago, para evitar interferencias, ajusta las frecuencias de los sonidos que emiten lo que facilita la orientación. Esta técnica facilitaría al ser humano una manera de desarrollar nuevos tipos de radares y sonares que eviten posibles interferencias de otras máquinas electrónicas.

Materiales que nunca se ensucian, elementos que nunca se rompen. Las estructuras blandas que la naturaleza sabe fabricar se presentan tentadoras. La biónica –combinación de biología y técnica- tiene la palabra.

Animales y plantas inspiran a diario a los ingenieros. Cuando el hombre quiso conquistar los cielos trató de aprender la técnica de aquellos seres que ya habían resuelto el problema, pero el planteamiento se ha ido repitiendo en cada una de las ramas científicas y tecnológicas.

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