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La etiqueta biorreactiva que quiere sustituir a la fecha de caducidad de los alimentos
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replica el proceso que sufre la comida

La etiqueta biorreactiva que quiere sustituir a la fecha de caducidad de los alimentos

Una fecha impresa en el envase. Esa es a veces toda la información que tenemos sobre el buen estado de un alimento. Bump Mark aporta más con solo tocarla

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“Consumir preferentemente antes de: 8-07-14”. Se trata de un mensaje algo críptico pero que todos hemos aprendido a localizar y respetar (si bien a veces con cierto margen) a la hora de consumir un alimento. El formato con el que indicamos el periodo en el que es perfectamente seguro comerse algo envasado ha variado poco en las últimas décadas y, según la estudiante de diseñoSolveiga Pakstaite, debería hacerlo.

Porque la fecha de caducidad tradicional tiene un par de carencias importantes. Por un lado, es inaccesible para las personas con discapacidad visual. Por otro, no ofrece información directa del estado real de la comida a la que se refiere. No es más que una orientación sobre el periodo que dura el alimento, pero será el juicio del consumidor el que haga la valoración definitiva, sin más ayuda que sus sentidos una vez que abra el envase. Un olfato poco ajustado o un alimento cuyo sabor no conocemos y no sabemos juzgar y podemos sufrir una intoxicación alimentaria más o menos leve.

Pakstaite, estudiante de origen lituano de 22 años, cree haber dado con la solución a ambos dilemas con su trabajo de fin de carrera. Se trata de Bump Mark, una etiqueta biorreactiva que reacciona a su entorno igual que lo hacen los alimentos e informa de su estado.

La clave está en la desnaturalización de las proteínas

Se trata de una pegatina con varias capas: una primera adhesiva, que se pega al envase; otra de plástico rígido con relieve; una capa de gelatina, y la última de plástico blando y flexible al tacto.La gelatina, formada por proteínas, es sólida al principio, pero a medida que esas proteínas se van desnaturalizando, su estado pasa a ser líquido, permitiendo que al pasar el dedo sobre la etiquetase note el relieve de debajo.

E igual que se desnaturalizan las proteínas en la pegatina, el mismo proceso estará ocurriendo en el interior del envase. “La etiqueta simplemente copia lo que la comida está haciendo, de forma que la información sobre la caducidad es mucho más exacta que una fecha impresa”, asegura Pakstaite en la explicación de su proyecto.

Pero fue la accesibilidad para los discapacitados visuales lo primero que inspiró la idea de esta estudiante. “Inicialmente, intentaba encontrar la forma de que la gente que no ve o que ve poco pudiese informarse sobre el estado de caducidad de los alimentos. Quería que la información estuviese viva de alguna manera, porque solo las palabras “en fecha” no son suficientes si no puedes ver otras señales, como el moho, que la gente que sí ve capta sin problemas”, ha explicado Pakstaite a Teknautas.

El braille estaba descartado porque, asegura, mucha gente joven ya no lo aprende, ya que se apoya en sistemas audiovisuales de información. Estos últimos, debido a su coste, también quedaban fuera de alcance. “Así que pensé en utilizar una solución biológica que replicase el proceso de descomposición que ocurre dentro el envase y convertirlo en una forma táctil de información”.

En busca de un socio comercial

“Desde el principio supe que el resultado tenía que ser atractivo también para la gente con vista, porque la triste realidad es que las nuevas ideas solo son implementadas por las empresas si sus beneficios son útiles para la gran mayoría”, asegura.

Pakstaite trabajó entonces en un diseño sencillo, versátil y barato. Hasta ahora lo ha probado solo en alimentos basados en proteínas, pero “ya que es un contador de tiempo biológico, al que le afectan cuestiones como la temperatura o la humedad, no veo por qué no podría utilizarse para todo tipo de comida”.La misma fórmula de la gelatina, explica, podría ser alterada para sincronizarse con distintos alimentos alterando la concentración de proteínas: “cuanto más alta sea, más tiempo necesita para descomponerse”. La única excepción para su invento serían los alimentos enlatados o desecados, ya que tienen una vida mucho más larga de lo que podría tener la gelatina en cualquier caso.

A una semana de graduarse como diseñadora industrial en la Universidad de Brunel, en Londres, Pakstaite cuenta que ya tiene concedida la patente de su invento y está buscando un socio con el que lanzarse a la conquista del mercado. “Se trata de un concepto totalmente nuevo, así que no puedo comparar con nada en lo que se refiere a los costes, pero mi intención es ser capaz de producir al menos cuatro de estas etiquetas por unos céntimos”. De momento ya obtuvo el premio de Diseño Inclusivo otorgado por su universidad, y se ha inscrito en el concurso internacional James Dyson, a la búsqueda del inversor que le ayude a llevar su idea a todas las neveras del mundo.

“Consumir preferentemente antes de: 8-07-14”. Se trata de un mensaje algo críptico pero que todos hemos aprendido a localizar y respetar (si bien a veces con cierto margen) a la hora de consumir un alimento. El formato con el que indicamos el periodo en el que es perfectamente seguro comerse algo envasado ha variado poco en las últimas décadas y, según la estudiante de diseñoSolveiga Pakstaite, debería hacerlo.

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