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Los políticos son más honestos que las celebridades (al menos en Twitter)
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SEGÚN UN ANÁLISIS DE SUS SEGUIDORES FALSOS

Los políticos son más honestos que las celebridades (al menos en Twitter)

Tienen la peor de las famas, pero tanto los partidos como sus principales representantes mantienen unas cuentas de la red social aseadas de cuentas falsas

Foto: Figuras de Raquel del Rosario y Mariano Rajoy (Clicks.es)
Figuras de Raquel del Rosario y Mariano Rajoy (Clicks.es)

Comprar seguidores en Twitter es una inversión de alto riesgo. Es innegable que las cuentas con un volumen abultado de seguidores ejercen atracción hacia los nuevos, aunque el peligro de que se descubra el pastel es cada día mayor. No queda lejos el escándalo del republicano Newt Gingrich, que infló su cuenta de seguidores de forma artificial y pagó la factura con su propia credibilidad.

A este respecto, nos hemos preguntado cómo anda el panorama político nacional después de las elecciones europeas, dado que son estos periodos los más proclives a las trampas. Para las mediciones hemos empleado la herramienta Fake Followers de Social Bakers, considerada como una de las más precisas del mercado. El algoritmo clasifica los seguidores en tres segmentos: dudosos o vacíos, inactivos y buenos.

Huelga explicar las dos últimas categorías, pero no la primera, que hace referencia a cuentas que tienen una ratio seguidos/seguidores mayor a 50:1, o no escriben aunque retuitean, o siguen teniendo la imagen inicial dos meses después de inscribirse o repiten insistentemente el mismo comentario. Son criterios que trazan de forma específica a los fake followers, o seguidores falsos, que normalmente se compran en internet por una módica cantidad, en torno a los cinco dólares por cada cien.

La principal sorpresa del análisis es la honestidad de los partidos políticos en Twitter. Su horquilla de seguidores falsos oscila entre el 15% y el 20%, una cifra relativamente baja entre instituciones con tanta exposición mediática. Cierto es que formaciones como Bildu o Esquerra Republicana, con un volumen de seguidores bajo (15.900 y 62.000) tienen margen para depurar sus filas, si bien pueden presumir de tener los deberes hechos.

Mención especial merece el Podemos de Pablo Iglesias, con solo un 8% de adeptos en duda pese a ser, de largo, el partido político español con más apoyo en Twitter. De sus 253.000 seguidores, el 88% corresponden a personas físicas que tuitean regularmente e interaccionan con otros. Por detrás se intuye el trabajo de un equipo de moderadores que se ocupan de limpiar periódicamente los parásitos.

En cuanto a sus dirigentes debemos resaltar de nuevo el papel de Pablo Iglesias. Es el político con más seguidores (417.000) sin tener, o haber tenido, un cargo institucional. Solo le superan el presidente del Gobierno (503.000) y el expresidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla (467.000). Por detrás, un mundo de diferencia.

Sin embargo Rajoy muestra una tasa de inactivos y sospechosos alta, el 36%, por solo un 17% de Iglesias, que de nuevo se erige como la cuenta más saludable de la categoría. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, también puede presumir followers honrados, aunque apenas mueve la cuarta parte (131.000) de los que siguen al líder de Podemos.

Echando un vistazo a las empresas con más tirón en la red del pájaro azul comprobamos la mano de expertos en social media en tanto a su uniformidad. Siete de las ocho analizadas se mueven entre el 70% y el 80% de seguidores reales, siendo la filial nacional de Adidas la única con motivo de preocupación. Y es que casi la mitad de los que siguen a la marca podrían ser cuentas compradas, y otro 16% son usuarios que no tuitean. En consecuencia se queda en un raquitico 44% de seguidores saludables, 24 puntos por debajo de Greenpeace, que le sigue en este aspecto.

Por último, vemos que en el mundo de los deportistas y las celebridades televisivas el cambio es radical. Con respecto a los políticos o las empresas, el famoseo presenta seguimientos diez veces mayores. Así, el futbolista Andrés Iniesta (8,6 millones) gestiona una cuenta dieciséis veces mayor que la de Mariano Rajoy, por citar un ejemplo.

Pero la vanidad nunca fue buena consejera, y en esta categoría los índices de seguidores fake e inactivos se disparan. Según nuestra herramienta, apenas 1 de cada 3 seguidores del madridista Sergio Ramos corresponden a una persona de carne y hueso, y algo semejante sucede con Iniesta. Gerard Piqué y Fernando Alonso, que no alcanzan el 40% en seguidores buenos, tendrían también que prestar más atención a su comunidad.

Comprar seguidores en Twitter es una inversión de alto riesgo. Es innegable que las cuentas con un volumen abultado de seguidores ejercen atracción hacia los nuevos, aunque el peligro de que se descubra el pastel es cada día mayor. No queda lejos el escándalo del republicano Newt Gingrich, que infló su cuenta de seguidores de forma artificial y pagó la factura con su propia credibilidad.

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