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Una empresa española evita que se tiñan de azul pitufo los ríos de China
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Una empresa española evita que se tiñan de azul pitufo los ríos de China

Vicente Albert recuerda cuando de pequeño veía azul el río de su pueblo por culpa de las fábricas de vaqueros. Hoy evita que eso ocurra en otros países

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Vicente Albert recuerda cuando de pequeño iba al colegio y veía azul el río de su pueblo. Pero azul, azul. Azul como un pitufo. “En España ha habido ríos azules en las zonas textiles del Mediterráneo hasta hace no tantos años”, rememora. Las fábricas de pantalones vaqueros vertían sus aguas residuales, llenas de colorantes azules, detergentes y otros productos tóxicos, directamente a los ríos.

Albert, nacido en Ontinyent (Comunitat Valenciana) hace 38 años, sigue viendo esos ríos azules, pero ahora en otros países por los que viaja por motivos de trabajo: China, India, Bangladesh, Paquistán, Turquía, México. Este ingeniero químico es director de I+D de Jeanologia, una curiosa empresa española con sede en Valencia enfocada, como reza su lema, a “la ciencia del acabado” de prendas de vestir, sobre todo pantalones vaqueros. Según sus cifras, el 20% de los 6.000 millones de jeans fabricados cada año en todo el mundo pasan por sus máquinas.

En un folleto, Jeanologia se compara con un grupo de “científicos locos por el denim”, el tejido típico de la ropa vaquera. Su división de láser ha vendido 3.850 máquinas en 61 países diferentes, según sus cuentas. Albert explica en qué consiste esta tecnología. En los numerosos países que visita, la mayoría con economías emergentes o en desarrollo, se concentran fábricas de pantalones vaqueros que emplean los sacrificados métodos tradicionales.

“He visto salas con 2.000 trabajadores lijando pantalones vaqueros para conseguir el aspecto desgastado”, afirma. Cada uno de esos esforzados trabajadores puede lijar hasta 40 pantalones por hora, en función de la complejidad del dibujo que requiera el cliente. Pero con las máquinas de Jeanologia, esas imágenes de naves industriales ocupadas por miles de personas ejecutando movimientos robóticos desaparecen.

Láser en vez de arena silícica para teñir vaqueros

Un vaquero típico está formado por una trama de hilo blanco, teñida en el exterior por índigo, el colorante que da el tradicional color azul. Mediante un software, las máquinas de la empresa española memorizan el desgaste de un pantalón usado, por ejemplo durante 15 años, y son capaces de reproducirlo exactamente igual en un pantalón recién salido de fábrica. “El láser sublima el índigo, pasa de sólido a gas”, explica Albert. El desgastado del pantalón se consigue sin lijas y sin productos químicos, a un ritmo de entre 100 y 200 jeans por hora.

El láser también puede sustituir a otra técnica tradicional, muy perjudicial para la salud de los trabajadores. “Cada vez se usa menos, pero todavía puedes ver en países como Turquía, India, Pakistán o Bangladesh unas mangueras por las que se expulsa un chorro de arena a presión para desgastar los vaqueros. Es arena silícica y te puede provocar silicosis si la respiras. Es como si estuvieras trabajando en una mina”, expone Albert.

Una campaña internacional denominada Ropa Limpia, con apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, denunció en 2011 esta técnica de chorros de arena. Según las ONG participantes, sólo en Turquía había 5.000 trabajadores del sector textil afectados por la silicosis, una enfermedad crónica caracterizada por la inflamación de los pulmones debida a la inhalación continuada de polvo de sílice. 46 de ellos murieron, siempre según los datos de la campaña. En Europa, la técnica, conocida como sandblasting, está prohibida desde 1966.

Ropa envejecida con ozono

Las alternativas tecnológicas a las pistolas de arena no son el único producto de Jeanologia. La empresa, fundada en 1993, también vende una máquina denominada G2 que decolora y envejece la ropa mediante gas ozono. “Antiguamente, lo que ahora hace la G2 se hacía con cantidades ingentes de agua y productos químicos, como el permanganato, la lejía y el agua oxigenada”, expone el director de I+D.

Ahora, la máquina baña las prendas en gas ozono (una molécula formada por tres átomos de oxígeno), producido a partir del oxígeno del aire. “Todo proceso de envejecimiento es una oxidación, hasta en las personas. La G2 acelera el proceso natural, es una superoxidación”, señala el ingeniero químico. El baño en gas genera un efecto similar al clásico lavado por el sol. “Cojo una camiseta nuevecita y hago que parezca que tiene 20 años en unos minutos, sin gastar ni un litro de agua ni productos químicos tóxicos”, resume.

Algunas de las principales marcas del mercado, como Levi’s, Pepe Jeans, Hilfiger Denim, Diesel, GAP, Zara y H&M, utilizan tecnologías desarrolladas por Jeanologia. La empresa facturó en 2013 unos 30 millones de euros, según Carmen Silla, responsable de marketing y comunicación. El 90% de su negocio se basó en la exportación. La compañía asegura que sus máquinas compensan. Una lavadora G2, afirman, ahorra un 67% de agua, un 85% de productos químicos y un 55% de tiempo de producción respecto a las técnicas tradicionales. Pero su coste es del orden de 100.000 euros, según fuentes de la empresa, aunque oficialmente rechazan publicar los precios.

Jeanologia cuenta con 100 personas en su plantilla, “de las cuales el 70% tiene perfil en I+D”, según Silla. Otro de sus productos es E-soft, una tecnología para suavizar los vaqueros mediante una corriente de aire húmedo con nanoburbujas. Tradicionalmente, el suavizado se conseguía con un baño en productos químicos seguido por el centrifugado y el secado en secadora, dos procesos consumidores de energía.

Además, según Jeanologia, con las nanoburbujas se emplean sólo 0,1 litros de agua y 10 gramos de productos químicos por prenda, en lugar de los cinco litros y 50 gramos que requieren los métodos tradicionales. “Se obtiene un ahorro del 100 % en agua residual”, según la compañía, evitando el vertido de colorantes azules que tiñen los ríos.

En los últimos meses, la empresa valenciana ha puesto en marcha dos centros de demostración de sus tecnologías en Guangzhou (China) y Daca (Bangladesh), dos de los epicentros de la producción de pantalones vaqueros en todo el mundo. “Al final, hacemos I+D para vender máquinas. No es fácil, pero cuando ven que el vecino adopta nuestras tecnologías, funciona el boca a boca”, afirma Albert.

Vicente Albert recuerda cuando de pequeño iba al colegio y veía azul el río de su pueblo. Pero azul, azul. Azul como un pitufo. “En España ha habido ríos azules en las zonas textiles del Mediterráneo hasta hace no tantos años”, rememora. Las fábricas de pantalones vaqueros vertían sus aguas residuales, llenas de colorantes azules, detergentes y otros productos tóxicos, directamente a los ríos.

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