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Cajeros automáticos que se defienden de los robos imitando a los escarabajos
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gracias a una mezcla de elementos químicos

Cajeros automáticos que se defienden de los robos imitando a los escarabajos

Los escarabajos bombarderos se defienden de sus atacantes lanzándoles un ácido que generan en su abdomen. Los cajeros podrían hacer pronto lo mismo

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Aunque les damos el nombre genérico de escarabajos bombarderos, lo cierto es que esa denominación englobaa toda una subfamilia de coleópteros de más de 500 especies distintas. Todas, eso sí, con una característica en común: cuentan con un elaborado sistema de defensa química que les permite, cuando se sienten amenazados, producir una pequeña explosión y liberar una sustancia tóxica que mata o ahuyenta al atacante y les permite escapar.

Para producir esa reacción, estos escarabajos tienen en su abdomen dos cavidades separadas en las que almacenan dos sustancias químicas (peróxido de hidrógeno e hidroquinona)que se mezclan en un tercer espacio cuando el animal siente el peligro. La reacción se pone en marcha gracias a la acción de una serie de encimas que actúan como catalizador.

“Cuando ves la elegancia con la que la naturaleza resuelve los problemas, te das cuenta de que el mundo de la tecnología a menudo se queda en un punto muerto”, explica Wendelin Jan Stark, profesor del departamento de Química y Biociencias Aplicadas de la Universidad ETH de Zurich.

Stark y su equipo tomaron nota de las defensas de estos escarabajos y se inspiraron en ellas para desarrollar un sistema de autodefensa que prevenga ataques vandálicos o intentos de robo en instalaciones a pie de calle, como los cajeros automáticos, buzones o furgones de transporte de alta seguridad.

Elementos que se mezclan en caso de impacto

Se trata de un dispositivo convarias capas separadas entre sí por láminas de plástico y rellenas alternativamente con dos elementos químicos distintos: peróxido de hidrógeno o dióxido de manganeso. Por separado, ambos se almacenan capa a capa uno sobre otro. Cuando sufren un impacto, las láminas separadoras se rompen y las sustancias se mezclan.

Puesto que los materiales que hemos utilizado no dependen de la electricidad, esta puede ser una alternativa coste-efectiva para los sistemas que se utilizan actualmente en lugares de dominio público, máquinas expendedoras y el transporte de dinero

Esto produce una violenta reacción química que genera vapor de agua, oxígeno y calor. En vez de encimas como ocurre en el caso de los escarabajos, el dióxido de manganeso hace de catalizador, con la ventaja de que es más barato conseguirlo. El producto expulsado en este caso es más parecido a una espuma que a un spray, como el que pulveriza el animal, que puede alcanzar los 80 grados de temperatura.

Según los autores de la investigación, sería una forma apropiada de proteger cajeros automáticos o furgones de transporte de seguridad. Ya existen sistemas similares, que rocían con distintos productos tanto a los ladrones como a los billetes con el objetivo de dejarlos inservibles. Pero la ventaja de este avance es el ahorro que supone.

“Normalmente se utiliza un pequeño motor que se pone en marcha cuando se activa un sensor. Esto requiere electricidad, tiende a los fallos y es más caro”, cuenta Stark. “Puesto que los materiales que hemos utilizado no dependen de la electricidad, esta puede ser una alternativa coste-efectiva para los sistemas que se utilizan actualmente en lugares de dominio público, máquinas expendedoras y el transporte de dinero”. El objetivo de este invento es sustituir complejos sistemas de seguridad por otros con materiales elegidos estratégicamente.

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La idea no es quemar a los atacantes, como hacen los escarabajos, sino impedir los robos sin causar daños. Por eso, al dióxido de manganeso le añaden un par de componentes extra. Por un lado, un tinte que inutilizaría los billetes robados, y por otro lado nanopartículas llenas de DNA, para que esos billetes pudiesen ser rastreados y localizados por las autoridades.

De momento, el proyecto se encuentra en fase de estudio, pero las pruebas realizadas indican que la iniciativa es factible y que su coste es mucho menor que los actuales sistemas de seguridad similares a este.

Aunque les damos el nombre genérico de escarabajos bombarderos, lo cierto es que esa denominación englobaa toda una subfamilia de coleópteros de más de 500 especies distintas. Todas, eso sí, con una característica en común: cuentan con un elaborado sistema de defensa química que les permite, cuando se sienten amenazados, producir una pequeña explosión y liberar una sustancia tóxica que mata o ahuyenta al atacante y les permite escapar.

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