Es noticia
'Loading...': así nació la barra de progreso
  1. Tecnología
rebaja la incertidumbre de la espera

'Loading...': así nació la barra de progreso

Es una imagen habitual, un rectángulo que se va llenando a medida que avanza el proceso por el que estamos esperando ante la pantalla. Así surgió

Foto:

Es una imagen habitual, un rectángulo que se va llenando a medida que avanza el proceso por el que estamos esperando ante la pantalla. Loading… se ha convertido en un lugar común en el imaginario colectivo, una de esas pequeñas muestras de diseño que, como ocurre cuando algo está bien hecho, aporta valor pasando desapercibido.

Pero, ¿qué valor aporta exactamente? Y ¿por qué alguien consideró necesario crearlo? Igual que ocurre con el puntero del ratón o el teclado que utilizas a diario, detrás de este en apariencia insignificante detalle hubo una idea genial y muchas horas de pruebas, además de una importante evolución en el tiempo.

“La gente espera a diario para todo tipo de cosas, unas veces con mejor humor que otras. El problema es el sentimiento que tiene mientras espera”, escribió Bob Stahl, diseñador de interfaces en 1986, según cuenta The New York Times.

En aquel momento, los ordenadores eran lentos. Muy lentos, desde luego, para lo que estamos acostumbrados hoy. El problema era que muchas veces los usuarios no sabían si los procesos seguían en marcha o si su ordenador se había colgado directamente. Una barra de progreso podía mitigar un poco la sensación de incertidumbre mientras se esperaba.

Menos ansiosos durante la espera

A principios de los 80 comenzó el intento por parte de los programadores de hacer el software más accesible y amable para el usuario. En una conferencia pronunciada en 1985, un estudiante llamado Brad A. Myers presentó un estudio sobre la importancia de lo que llamó “indicadores de porcentaje de progreso”.

Hoy profesor universitario, Myers explica que “tenía la sensación de que eran útiles e importantes, y que no se usaban tanto como se debía”. En su charla defendió que estos indicadores hacían que los usuarios estuviesen menos ansiosos y más eficientes, y que podían hacer incluso que se relajasen un poco más en el ambiente laboral.

Myers realizó sus propias pruebas. Pidió a 48 estudiantes que hiciesen búsquedas en una base de datos, utilizando y sin utilizar barras de progreso (en aquel momento con forma de cápsula que se iba llenando de izquierda a derecha). Después les pidió que valorasen la experiencia, y el 86% dijo preferir las búsquedas con la barra activada. “No les importaba tanto que fuese inexacta, seguían prefiriéndola frente a no tener nada en absoluto”.

La tesis de Myers caló, y poco a poco todos los desarrolladores incluyeron esta caracterísitica en sus softwares. Desde aquellas primeras barras su diseño ha cambiado en apariencia, pero no en el fondo. Ahora son en colores, tridimensionales o animadas. Su función sigue siendo la misma, sin embargo, la de señalar al usuario que tiene que seguir esperando, al menos un poco más.

Tranquilo, las instrucciones han sido recibidas

También se han empezado a utilizar otros iconos y símbolos, como un reloj de arena que se va llenando o un círculo que gira sobre sí mismo. Estos indicadores de actividad, más que de progreso, no dan una estimación de cuánto falta para que se complete una acción determinada, sino que sirven para confirmar al usuario que el comando indicado ha sido recibido correctamente y el ordenador está respondiendo.

Por último, no nos resistimos a incluir en este artículo un enlace a la web PrettyLoaded.com, una recopilación de barras de progreso que, en realidad, no son barras. Son todo tipo de animaciones utilizadas por distintas marcas, páginas o servicios para entretener al usuario en la espera. Desde espadas que se desenfundan hasta botas que pasan un escáner de seguridad, un bosque en pleno crecimiento o un libro que pasa sus páginas.

Es una imagen habitual, un rectángulo que se va llenando a medida que avanza el proceso por el que estamos esperando ante la pantalla. Loading… se ha convertido en un lugar común en el imaginario colectivo, una de esas pequeñas muestras de diseño que, como ocurre cuando algo está bien hecho, aporta valor pasando desapercibido.

El redactor recomienda