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La supertecnología de lo inútil
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relojes inteligentes, 'gadgets' imposibles...

La supertecnología de lo inútil

Están por todas partes, prometiéndonos extras que, en la mayoría de casos, no sirven para nada. Sin embargo, se venden como lo último en tecnología

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Están por todas partes, en nuestro día a día, prometiéndonos infinidad de extras que, en la mayoría de los casos, no sirven para nada. Sin embargo, se venden como lo último en tecnología y a unos precios que dejarían a más de uno con la boca abierta.

Hablamos de pantallas curvas para teléfonos móviles de proporciones gigantescas, wearables que solo cuentan los pasos o lo que duermes a cambio de un precio desorbitado, o gadgets imposibles. ¿Realmente necesitamos todo lo que nos venden los fabricantes tecnológicos?

El pasado 2013 Samsung y LG anunciaron dos teléfonos con pantalla curva. El primero es cóncavo por sus dos extremos laterales. El de LG, por contra, lo es verticalmente. La pregunta que se hacen muchos usuarios es: ¿para qué sirve este tipo de panel?

Muchos expertos opinan que las pantallas curvas tienen su sentido en paneles grandes, como por ejemplo el de los televisores. Y solo a partr de las 65 pulgadas ya que la distancia focal es distinta entre la que hay en el centro y los extremos. En los móviles por contra, opinan que no tiene ningún sentido.

"Las pantallas curvas en este tipo de dispositivos no mejoran prácticamente nada en cuanto a la calidad de imagen se refiere. En tamaños más grandes como en los televisores sí. Pero esto no ocurre en un phablet de 6 pulgadas", ha explicado al respecto el director de la revista especializada en imagen y sonido On Off, Aitor Urraca.

El teléfono de LG se dobla además unos milímetros si se ejerce mucha presión en sus extremos. Algo que hemos podido comprobar desde Teknautas. Esto, además de no servir para nada práctico ha debido de suponer una auténtica obra de ingeniería ya que ha supuesto el tener que hacer curvos otros componentes como la batería o la placa base. ¿Y para qué? Pues para que el terminal haya terminado costando libre en el mercado 729 euros.

Los 'wearables' que no aportan prácticamente nada

Sin lugar a dudas, 2014 está siendo el año de los wearables. Algo que ya pudimos comprobar en el pasado Mobile World Congress. De un tiempo a esta parte, los consumidores se han encontrado con multitud de estos dispositivos. Los hay de todos los tipos y precios. Lo que sucede es que muchos de ellos no sirven para nada y por si fuera poco salen bastante caros.

Si estás acostado y te suena el móvil, puedes mirarlo en el reloj si no lo tienes cerca y no quieres levantarte. Este capricho te puede costar 299 euros

Un ejemplo de esto lo tenemos en el Galaxy Gear. Entre sus funcionalidades destaca la notificación de los mensajes entrantes, correos electrónicos y alertas ofreciendo la posibilidad, en el caso de los mensajes, de aceptarlos u obviarlos directamente. El altavoz que incorpora permite realizar y recibir llamadas si te lo acercas a la cara. Pero es que para todo esto necesita tener el teléfono al lado. Es decir, que no es autónomo como sí lo son otros relojes.

"Si estás acostado y te suena el móvil puedes mirarlo en el reloj si no lo tienes cerca y no quieres levantarte. Este capricho te puede costar 299 euros", ha explicado a Teknautas el desarrollador para Google Glass Julián Beltrán. También te puede ser útil si vas conduciendo y quieres hablar por teléfono sin tocarlo. El problema es que tendrás que acercarte la muñeca a la boca y además, ya contamos con infinidad de manos libres. Que son mucho más cómodos y baratos".

Gear no es el único wearable poco inteligente. Los hay que se limitan tan solo a contar los pasos y monitorear cómo duermes. Otros como Nymi por ejemplo, utiliza los latidos del corazón como sistema de autenticación. Aunque, eso sí, no está certificado por ninguna autoridad sanitaria. Otro ejemplo, Gymwatch es un brazalete que, colocado sobre un músculo cualquiera, arroja información tan inútil y sospechosa como el nivel exacto de fuerza que estamos aplicando.

Google Glass, una excentricidad al alcance de unos pocos

A pesar de que aún no están disponibles públicamente, infinidad de usuarios se las están comprando en tiendas como Amazon. Se esperaba que Google anunciase Google Glass a principios de este año. Sin embargo, según las últimas filtraciones no lo hará ni en la próxima conferencia de desarrolladores que tendrá lugar dentro de unos meses. Sino más bien el próximo año. Y es que todavía falta mucho tiempo para que este gadget comience a ser medianamente útil.

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Actualmente, Google Glass cuenta con muy pocas aplicaciones y la mayoría de ellas no son útiles para el día a día. Solo unas pocas se salvan como por ejemplo YouTube, Skype o Word Lens. Pero, ¿merece la pena gastarse 1.500 euros (en el mejor de los casos), para ver vídeos o hacer fotos con unas gafas que por ser no son ni cómodas?

"Es cierto que a día de hoy no son una realidad. Pero lo serán en un futuro próximo. El problema es que mucha gente quiere tenerlas solo para estar a la última cuando algunos ni siquiera saben inglés y no pueden interactuar con ellas", ha concluido Julián Beltrán.

Por si esto fuera poco, para descargarse aplicaciones en las gafas es necesario conectar el dispositivo al ordenador y llevar a cabo un proceso de múltiples pasos en el que Google te avisa que actúas por tu cuenta y riesgo. De hecho, algunos usuarios poco espabilados ya han dado la voz de alarma en internet denunciando que las gafas se apagaron temporalmente y llegaron a mezclar distintas funciones tras este proceso. Es lo que cuesta estar a la última...

Están por todas partes, en nuestro día a día, prometiéndonos infinidad de extras que, en la mayoría de los casos, no sirven para nada. Sin embargo, se venden como lo último en tecnología y a unos precios que dejarían a más de uno con la boca abierta.

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