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Jorge Morell, el 'MVP' de los términos y condiciones
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ANALIZA TODAS LAS políticas de privacidad

Jorge Morell, el 'MVP' de los términos y condiciones

Jorge Morell lleva dos años analizando términos de uso en servicios de internet. En su blog se dedica a 'traducirlos' para que sepamos a qué atenernos

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¿Sabías que Whatsapp puede eliminar tu cuenta si eres molesto (annoying), y que eso lo deciden sus “empleados, agentes, subagentes, superagentes o superhéroes”? ¿O que “el contenido adulto debe estar identificado como tal"? Ambas cosas aparecenen sus términos de uso, así que ya sabes, cuidado con el sexting… Por otro lado, si eres activo en Twitter, te gustará saber que la red de microblogging se reserva el derecho a compartir tus tuits con la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que archiva mensajes con fines documentales e históricos.

LinkedIn, por su parte, admite directamenteque intenta “limitar cualquier responsabilidad jurídica que pueda tener en relación contigo”, mientras que Instagram no se hace responsable deperjuicios pornegligencias, robos, destrucción del servicio o “actos de Dios”, sea lo que sea lo que signifiqueeso.

Pero quizá Facebook sea el que más se luce en sus políticas de uso: si bien en su portada proclama el ya clásico “Es gratis y lo será siempre”, en su Declaración de Derechos y Responsabilidades establece “No garantizamos que la plataforma vaya a ser siempre gratuita”. ¿En qué quedamos, Zuckerberg?

Necesitarías 76 días laborables para leerlos todos

Según un estudio, si te propusieses leer todos los términos y condiciones de uso con los que te cruzas por internet (y que aceptas sin dudar), contando con que necesitarías unos 10 minutos para cada una y que te encuentras de media con 1.462 documentos de este tipo al año, necesitarías un total de 76 días laborables a tiempo completo para cumplir con tu propósito.Y eso contando con que los términos legales y el confuso lenguaje que utilizan no tenga secretos para ti.

Si todo esto ha conseguido abrumarte, aún tienes otra opción: el blog Términos y Condiciones, en el que Jorge Morell Ramos desmenuza y traduce al lenguaje coloquial esos documentos en los que las empresas consignan ese manual de instrucciones combinado con la lista de derechos que deben seguir sus usuarios.

Este licenciado en derecho mallorquíncuenta que su interés por este asunto comenzó a partir de una asignatura universitaria. El blog como tal nació hace casi dos años, con la idea de mantenerse al día de estas políticas de uso y de los cambios que sufrían, que muchas veces nos pasan desapercibidos. “Cuando las grandes como Google o Facebook hacen alteraciones importantes, sale en la prensa, todos nos enteramos. Pero de la mayoría no tenemos ni idea. No había nada parecido a esto en internet, así que decidí crearlo”.

Más allá de las grandes tecnológicas

Pero lo que que comenzó como un blog es hoy más bien una web completa, con tres secciones distintas: el propio blog, en el que desgrana los términos “sobre todo de los servicios medianos y pequeños, que suman miles de usuarios y a los que se presta menos atención”; un boletín semanal, que recoge los cambios que se van produciendo, y un mapa, en el que geolocaliza los centros de datos de las grandes empresas de internet y la legislación a la que están sujetas. Sencillas pero cuidadas ilustraciones (obra de su hermano Bartolomé Morell y que reproducimos en este artículo) dan un aire acogedor al conjunto.

Mantener la web al día con la cantidad de información que monitoriza (“ahora mismo sigo unas 4.000 políticas de más o menos un millar de servicios”) parece una tarea hercúlea, aunque Morell asegura que gracias a distintas herramientas informáticas el proceso se ha agilizado mucho. Hay que señalar que Términos y condiciones es un blog personal por el que Morell no gana nada más que la satisfacción de ser útil y el feedback positivo de los internautas.

“La idea es transcribir a lenguaje normal esos documentos, que a veces parece que se escriben para que se lean lo menos posible: en fuentes minúsculas, medio escondidos y con unos términos legales que para la mayoría son muy farragosos”. Sospecha que algunas “parecen incluso escritas para fomentar el desinterés”.

Páginas web, redes sociales, aplicaciones para smartphone, tiendas online, servicios de mensajería (aquí tienes una detallada comparativa)… Desde su primera entrada referente a Instagram hasta la últimaque versa sobre Telegram, pocos son los que escapan a su análisis, incluido el popular Candy Crash. Asegura que nunca escribe de un servicio o aplicación que no haya probado, al menos durante unos días.

Las normas de uso: un manual de instrucciones

Después de dos años, tiene el ojo entrenado para escanear rápidamente estos textos y encontrar la información relevante. ¿En qué se fija? Morell explica que la información se divide en dos partes: por un lado están las condiciones de uso (lo que se puede o no se puede hacer) y por otro la política de privacidad (lo que hacen con los datos).

Respecto a la primera parte, Morell tiene en cuenta los siguientes aspectos:

- La edad mínima de uso. “WhatsApp por ejemplo dice que solo lo pueden utilizar los mayores de 16, y Spotify los mayores de 18, ¡eso no lo cumple nadie!”.

- Si permite usos comerciales o solo personal. Lo segundo suele ser más habitual, y muchas pueden llegar a cerrarte la cuenta si te pillan publicitando tu negocio, por ejemplo.

- Qué tipo de licencia otorga el usuario por sus contenidos. “Facebook o Instagram, por ejemplo, te dejan su plataforma gratuitamente para que compartas lo que quieras, pero a cambio tú les das permiso para usar tus contenidos, y el tipo de permiso puede ser distinto en cada web”, explica Morell. A veces esos permisos son incluso a perpetuidad, como ocurre con la app de mensajería LINE.

- Qué legislación aplican y si admiten o no el arbitraje en caso de conflicto con un usuario.

Con sus términos, “muchas empresas grandes de internet están, de alguna forma, dando forma a las leyes que aprueban los estados sobre las nuevas tecnologías”, asegura Morell. “A veces estos términos son abusivos, pero mientras nadie haga nada, lo seguirán siendo. Siguen una política de hechos consumados y presionan sobre los legisladores para poder seguir haciéndolo”.

La política de privacidad: una lista de derechos

La política de privacidad es la que recoge qué datos tuyos reúnen, qué uso les dan y, y esto es fundamental, dónde los guardan. Esta es la información que Morell reúne en su mapa. “Si los datos son el nuevo petróleo, quería saber dónde está ese petróleo, quién lo tiene y cómo lo usa”.

Este asunto se ha convertido en un dolor de cabeza a nivel internacional, ya que los datos de cualquier usuario, esté donde esté, cruzan fronteras para almacenarse muchas veces al otro lado del mundo. “La UE tiene una de las legislaciones más conservadoras en cuanto a protección de datos, pero eso no sirve de nada si la información de los europeos se guarda y se trata en Estados Unidos”.

Para intentar que allá donde estén se cumplan unos estándares de seguridad respecto a la información profesional, se creó en 2000el Acuerdo de Puerto Seguro. “Es un acuerdo por el que los firmantes se comprometen a intentarelevarla seguridad en torno al tratamiento de datos”. El problema es que no siempre lo hacen.

“Ahora mismo, en lo que se refiere a las grandes empresas, digamos que el número de empresas que lo cumplen es más o menos la mitad, pero son más las que no lo hacen”. Facebook, Apple o Google han suscrito este acuerdo, pero otros como Snapchat, Whatsapp o Vimeo no lo han hecho. En teoría están obligadas a hacerlo, pero no es fácil hacerlas cumplir.

"Cambian mucho, sin avisar y mintiendo"

Pero analizar las políticas de uso y privacidad no es lo único, también hay que seguirles la pista en el tiempo porque pueden cambiar en cualquier momento. “Cambian muchísimo, sin avisar, y algunas veces mintiendo sobre cuándo han cambiado: dicen que se modificaron hace dos semanas pero lo hicieron ayer”.

Además, señala Morell, muchas veces es difícil saber qué ha cambiado exactamente. “Forsquare, por ejemplo, te avisa de que ha cambiado con una notificación. Muy bien, pero cuando entras no te dice dónde están los cambios. Google Chrome, en cambio, tampoco te dice dónde están, pero tiene un historial disponible de sus políticas en el tiempo, así que puedes comparar y encontrarlos”.

Algunas empresas cambian sus políticas casi compulsivamente. “El año pasado, Ryanair cambió detalles de estos documentos unas 27 veces, casi una cada dos semanas”. A veces estos cambios son detalles sin importancia, pero otras veces levantan en armas a los usuarios, como ocurrió hace ya un año con Instagram. “El cambio que anunciaron fue más de lenguaje que otra cosa, porque ya lo hacían antes, pero establecía que podrían usar las fotos de los usuarios con fines publicitarios”. La protesta generalizada obligó a Instagram a echarse atrás.

Nuevas tendencias: 'cookies' por todas partes

En los dos años que Morell lleva actualizando este análisis, la relación de los internautas con las cuestiones sobre privacidad han cambiado mucho, en gran parte debido al escándalo del espionaje de la NSA.Morell asegura que las empresas de la red han respondido explicando más y mejor sus condiciones de uso."Los documentos son más extensos, más minuciosos e incluyen más cuestiones para cubrirse las espaldas".

Además, han vivido "una explosión de las cookies", debido al cambio de regulación que obligaba a las empresas a dejar claro su uso. "Ahora se les dedican párrafos y párrafos".

Otro fenómeno curioso está relacionado con el boom de las aplicaciones para monitorizar la actividad física y mantenerse en forma. "Se ha hecho ya habitual una cláusula en la que renuncian a cualquier responsabilidad si te lesionas siguiendo un programa de ejercicios. Lo que intentan es dejar claro que no son una aplicación médica. Si te lesionas o enfermas, es cosa tuya".

¿Sabías que Whatsapp puede eliminar tu cuenta si eres molesto (annoying), y que eso lo deciden sus “empleados, agentes, subagentes, superagentes o superhéroes”? ¿O que “el contenido adulto debe estar identificado como tal"? Ambas cosas aparecenen sus términos de uso, así que ya sabes, cuidado con el sexting… Por otro lado, si eres activo en Twitter, te gustará saber que la red de microblogging se reserva el derecho a compartir tus tuits con la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que archiva mensajes con fines documentales e históricos.

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