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Chromebook: el portátil de saldo de Google empieza a asustar a la competencia
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Microsoft y Apple temen su éxito

Chromebook: el portátil de saldo de Google empieza a asustar a la competencia

¿Un portátil sin disco duro? ¿Y a precio de risa? Pues sí. La idea de Google fue presentada en 2011. Desde entonces, el Chromebook se ha hecho mayor

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¿Cómo es esto? ¿Un portátil sin disco duro? ¿Y a precio de risa? Pues sí. La idea la tuvo Google y fue presentada oficialmente en mayo de 2011. Los proyectos remotos de la firma de Brin y Page se miran siempre de reojo,a mitad de camino entre “mira estos” o abierta indiferencia. Es natural. En una empresa que dedica el 20% del tiempo de sus empleados a la libre inspiración de sus mentes creativas rodeados de juguetes, canchas de tenis y barra libre de comida, es normal que nos sorprendan con ideas peregrinas.

Por otro lado, si hay algo que caracteriza a Google además de fomentar obsesivamente el desarrollo de nuevas ideas es su facilidad para acabar con ellas de un plumazo y sin mayores explicaciones. O el proyecto cuadra o se va a la papelera sin derramar lágrimas.

Pues bien, el ordenador sin disco duro nos sonó a coche sin volante, pero aún así vio la luz dando nombre a una nueva generación de portátiles: los Chromebook. Los primeros modelos pagaron el precio de los pioneros: toscos, poco funcionales y con la dependencia a la conexión permanente a internet, fueron blanco fácil de las críticas que cayeron a cuchillo. En aquel entonces, nadie dio importancia a esta alocada idea de los californianos. Pero pregunten hoy por el asunto.

La competencia empieza a ver el peligro

Estos ordenadores de juguete se han hecho mayores demasiado rápido y han pillado a muchos de los grandes con el pie cambiado y el susto está siendo morrocotudo.

Curiosamente, fue Microsoft, uno de los sempiternos rivales de Google, quien puso la lupa sobre el peligro que acechaba: con la particular habilidad que caracteriza a los de Redmond a la hora de arremeter contra sus competidores en materia de comunicación, los creadores de Windows consiguieron que nos fijáramos en los, hasta entonces, inofensivos ordenadores de Google.

Un ácido anuncio que ridiculizaba al ordenador low cost recorrió la red a gran velocidad, y los medios, lejos de centrarse en el mensaje, se fijaron en la noticia detrás de la maniobra: Microsoft tenía miedo de los Chromebook. En uno de los anuncios puede verse a un comerciante que condescendientemente explicaba a una inocente compradora que aquello era en realidad “un ladrillo”, que además Google rastreaba toda su información, y el último argumento, que no soportaba Office, la suite ofimática de la casa. Este último punto es importante y para nada casual.

Microsoft, acosada por varios frentes

La firma fundada por Bill Gates se encuentra asediada por varios frentes y todos ellos de carácter estratégico: por un lado, la desmedida fiebre por los tablets está dinamitando el mercado de los ordenadores consiguiendo mermar aún más unas ventas de los PC en caída libre desde hace varios meses. Pero por otro, el súbito éxito del Chromebook ha puesto de repente en peligro otra de las vacas sagradas de Microsoft: la venta de licencias de Office.

El éxito del portátil de Google no es menor: en Estados Unidos la venta de los portátiles de Google representaba en noviembre un 21% del total del mercado y el asunto tiene pinta de ponerse todavía más feo de cara a Navidades

Y el éxito del portátil de Google no es menor: en Estados Unidos la venta de los portátiles de Google representaba en noviembre un 21% del total del mercado y el asunto tiene pinta de ponerse todavía más feo de cara a Navidades.Su sencillez de uso y bajo precio han contribuido también a que el equipo sea comprado en masa por los centros educativos de aquel país, otro de los segmentos estratégicos para la firma de Washington que ve sus pilares resquebrajarse en uno de los productos que más rendimiento estaban surtiendo a sus cuentas.

El fulgurante éxito de los Chromebook en cuestión de días ha provocado que otro gigante vea su parcela amenazada: el portátil de Google ya ha superado en ventas al todopoderoso MacBook de Apple.

Bueno, bonito y barato

¿Qué tiene el Chromebook que ha dado la vuelta a las estadísticas de ventas y es el portátil más deseado? El portátil de Google recurre a viejos argumentos que nunca han fallado en el mercado: es bueno, bonito y barato.

De acuerdo, no cuenta con el refinado acabado de un MacBook ni las prestaciones de un ultrabook de última generación, pero cumple con nota su cometido, y lo hace por cuatro perras. En la actualidad, el portátil de Google más barato que puede adquirirse en Estados Unidos cuesta apenas 199 dólares y por ese precio uno se lleva un laptop bien construido, con un sistema operativo y aplicaciones por las que no paga un solo duro.

Con estas referencias no es de extrañar que en Amazon de aquel país sea ya el portátil más vendido y comience a amenazar seriamente las estructuras de este mercado. Está claro que sólo una empresa del tamaño y estructura de costes de Google puede salir al mercado con un equipo de estas características y a ese precio, y el mercado ha respondido rápido.

El Chromebook responde también bien a las críticas que lo acusan de ser un equipo muerto sin conexión a Internet, ya que lo que hace es funcionar en un modo offline almacenando las modificaciones en local y sincronizando con los servidores tan pronto como recupera la conexión. Vamos, como funcionaría con cualquier otro portátil en conexión con la nube.

A la vuelta de Navidades conoceremos el alcance del rotode Google en este mercado y la respuesta de sus rivales, sobre todo de Microsoft, que parece que es el que más tiene que perder en todo esto. Y eso que por el momento únicamente se vende en Estados Unidos y Reino Unido…

¿Cómo es esto? ¿Un portátil sin disco duro? ¿Y a precio de risa? Pues sí. La idea la tuvo Google y fue presentada oficialmente en mayo de 2011. Los proyectos remotos de la firma de Brin y Page se miran siempre de reojo,a mitad de camino entre “mira estos” o abierta indiferencia. Es natural. En una empresa que dedica el 20% del tiempo de sus empleados a la libre inspiración de sus mentes creativas rodeados de juguetes, canchas de tenis y barra libre de comida, es normal que nos sorprendan con ideas peregrinas.

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