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Las litronas ahora pesan 40 gramos menos
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ViDRALA ENFOCA SU I+D EN EL PESO DE LOS ENVASES

Las litronas ahora pesan 40 gramos menos

Vidrala, fabricante de botellas para marcas como Mahou, Freixenet y Vega Sicilia, enfoca su I+D a reducir el peso de los envases para ahorrar energía

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“Las botellas de vino nos pueden parecer iguales, pero son diferentes”, explica Ricardo Zalba, al pie de un sofocante horno que funde arena, caliza y vidrio reciclado a 1.500 grados, una cuarta parte de la temperatura que hay en el centro de la Tierra. Zalba dirige la planta de producción de la empresa Vidrala en Llodio (Álava). La compañía, con seis fábricas, produjo en 2012 unos 3.500 millones de botellas y envases de vidrio. Casi un recipiente para uno de cada dos habitantes del planeta.

Zalba recuerda algunas de las botellas que fabrica Vidrala: las litronas y botellines de Mahou, San Miguel y Damm, las botellas de cava de Freixenet, los envases de aceite Coosur, la botella de tónica Schweppes. Y los productos de Vidrala también sirven para embotellar el vino Vega Sicilia, el brandy Osborne, los espárragos Cidacos, el vodka Smirnoff, la cerveza Heineken y un sinfín de bebidas y alimentos. Y, en cada envase, cada gramo cuenta.

“El vidrio se empezó a utilizar en Egipto y Siria hace más de 4.000 años y, desde entonces, básicamente no ha variado su composición”, explica Zalba. Pero lo que sí ha variado, y mucho, es el peso de sus envases. En Vidrala, fundada en Llodio en 1965, la producción es tan monumental que cualquier gramo de más en un modelo de botella dispara el consumo energético para producirlo y transportarlo. Y el gasto energético, además de contaminación, implica dinero, así que el departamento de I+D de la empresa se afana en poner a dieta a las botellas.

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Un ejemplo es su nueva botella de vino, bautizada Nova. Parece la típica botella verde de 75 centilitros, pero pesa 390 gramos, frente a los 550 gramos del modelo tradicional. Según la empresa, ese adelgazamiento supone un ahorro de 55.000 litros de agua y 60 toneladas de CO2, gas responsable del cambio climático, en los lotes de un millón de botellas. “Además, ahora está en curso un proyecto a punto de salir para pasar una litrona de una conocida marca de 450 gramos a 410 gramos, lo que sería otro récord en el mercado”, adelanta Aitor Peña, portavoz de la compañía.

El director de la planta de Llodio subraya otro de los objetivos de su empresa: que el vidrio reciclado sea la “materia prima mayoritaria” en sus fábricas. “De cada tonelada que aportamos para fundir en nuestro horno en 2011, el 40,21% era vidrio reciclado. En 2012 llegamos al 44,3%”. El resto es básicamente arena, caliza y carbonato sódico.

Ahorro en materias primeras y energía

“Si partimos de botellas recicladas, necesitamos menos energía para alcanzar el punto de fusión en el horno. Obtenemos un menor gasto energético, un ahorro en materias primas, menos emisiones y eliminamos residuos”, asegura. Utilizar 3.000 botellas recicladas supone ahorrar 1.200 kilogramos de materias primas, según las cifras que exhibe la empresa. Y recuperar una botella supone el ahorro equivalente a apagar una bombilla de 100 vatios durante una hora, en palabras de Zalba.

Con estas estrategias, en 2012 Vidrala redujo un 15% sus emisiones de CO2 por cada tonelada de vidrio fabricada, según las cifras de su informe anual.

“El Grupo Vidrala se ha convertido en una referencia en nuestro sector, especialmente debido a sus desarrollos tecnológicos en los procesos de fabricación y control del producto acabado”, sostiene Socios Internacionales en la Investigación del Vidrio (IPGR, por sus siglas en inglés), una organización con sede en Suiza de empresas enfocada a la I+D en el sector. Entre todas producen el 12% de todos los envases de vidrio del mundo. La nueva Plataforma por la Sostenibilidad de los Envases también utiliza a Vidrala como ejemplo de gestión de las botellas.

placeholder Planta de producción de Vidrala en Llodio

En su último informe a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, enviado el 23 de octubre, Vidrala reconocía que 2013 estaba siendo “altamente exigente”, por el deterioro económico, la modesta evolución del consumo, la presión de los competidores y los bajos precios de venta. Sin embargo, las ventas registradas por el grupo aumentaron un 4,5% durante los nueve primeros meses del año respecto al mismo periodo del año anterior, rozando los 369 millones de euros.

La empresa con sede en Llodio emplea a casi 2.000 personas y la mitad de su facturación anual, unos 450 millones de euros, procede de mercados exteriores. Cuenta con cuatro fábricas en España y otras dos en Italia y Bélgica. En los primeros nueve meses de 2013 ganó casi 41 millones de euros, un 13,7% más que en en el mismo periodo de 2012. Y Vidrala achaca estos buenos resultados a “mejoras internas relativas a la eficiencia productiva”. Cada gramo restado a una litrona cuenta.

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“Las botellas de vino nos pueden parecer iguales, pero son diferentes”, explica Ricardo Zalba, al pie de un sofocante horno que funde arena, caliza y vidrio reciclado a 1.500 grados, una cuarta parte de la temperatura que hay en el centro de la Tierra. Zalba dirige la planta de producción de la empresa Vidrala en Llodio (Álava). La compañía, con seis fábricas, produjo en 2012 unos 3.500 millones de botellas y envases de vidrio. Casi un recipiente para uno de cada dos habitantes del planeta.

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