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Los nuevos perfiles profesionales que demandan las tecnologías emergentes
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EL FUTURO DEL MERCADO LABORAL

Los nuevos perfiles profesionales que demandan las tecnologías emergentes

El progreso tecnológico no destruye el trabajo, sino que lo transforma. Mientras desaparecen empleos tradicionales, también surgen nuevas profesiones

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La productividad de las empresas se mantiene en ascenso, mientras la creación de empleo insiste en desplomarse. Este patrón es cierto desde el año 2000 y se repite en todos los países desarrollados como una paradoja de nuestro tiempo que encuentra respuesta en dos factores. La evolución de los modelos productivos y la automatización de un gran número de profesiones tradicionales.

Algunos analistas, en una postura que coquetea con un nuevo ludismo, alertan de los peligros de la excesiva tecnificación de las empresas, un modelo sin el que no podrían concebirse casos de éxito recientes como Amazon, donde la gestión de las mercancías a través de una legión de robots es la esencia de la efectividad y rentabilidad de la compañía de Jeff Bezos.

El futuro de la tecnología es multidisciplinar. Se nutrirá también de disciplinas vinculadas a las Humanidades, las Ciencias Sociales o las Bellas Artes. La diferencia es que la aplicación de sus conocimientos será distinta

Siendo justos, la implantación de nuevas tecnologías, aunque a corto plazo parece lo contrario, no destruye empleo: lo transforma. Del mismo modo que en el pasado la mano de obra emigró masivamente desde el campo a las fábricas, el progreso está amenzanado de muerte profesiones que hace veinte años parecían eternas, pero que terminarán por convertirse en un fenómeno similar a la artesanía: minoritario, residual, romántico.

A la luz de estos cambios, dominados por radicales avances tecnológicos, están surgiendo perfiles profesionales que las empresas comienzan a demandar. En contra de lo que pueda parecer, y aunque se trata de empleos eminentemente técnicos, el futuro de la tecnología es multidisciplinar. Se nutrirá también de disciplinas vinculadas a las Humanidades, las Ciencias Sociales o las Bellas Artes. La diferencia es que la aplicación de sus conocimientos será distinta: sus profesionales deberán adaptarse. En la mayoría de los casos, aún no existen programas educativos enfocados al cambio en el paradigma del empleo que se avecina.

Arquitecto de realidad aumentada

Según un estudio de Juniper Research, la producción de gafas inteligentes alcanzará los 10 millones por año en 2018, en comparación con las 87.000 unidades estimadas para este año. Mientras el mercado se prepara para recibir un gadget que promete cambiar las reglas de juego, las empresas de software echan humo tratando de desarrollar nuevas aplicaciones -tanto para trabajar como para jugar-, cuya materia prima es la realidad aumentada, que tiene mucho que ver con el diseño gráfico.

Diseñador de contenidos web 3D

En la misma línea que la profesión anterior, en lo que se refiere al diseño web el mercado laboral no solamente precisa programadores expertos. También necesita profesionales del diseño y creativos capaces de evolucionar los contenidos web hacia las tres dimensiones. Como auguraba Chris Anderson, editor de la revista Wired, la web ha muerto en favor de las aplicaciones externas. No obstante, el futuro de la navegación pasa por la evolución del vídeo y el texto a entornos interactivos 3D, como si se tratase de un videojuego. Los efectos basados en scroll parallax sólo son un aperitivo.

Gestor de robots

Existen tecnólogos muy críticos con el desembarco de los androides en las empresas, pero ya es un fenómeno imparable. El presidente de Google, Eric Schmidt, confía en un efecto positivo de la automatización del trabajo. Los robots crearán empleo, y los seres humanos encontrarán nuevos puestos de trabajo haciéndose cargo de su gestión. En lugar de empaquetar personalmente las mercancías, un operario estará a cargo de varios robots capaces de hacer su trabajo más rápido. En multitud de fábricas, sin ir más lejos la central de Mahou en Alovera (Guadalajara), el fenómeno ya se está produciendo a gran escala. En el futuro, el ejemplo será extrapolable a la mayoría de profesiones del sector servicios.

Diseñador de 'nubes'

Teniendo en cuenta la inmensa cantidad de centros de datos que se construyen en el mundo, tanto a pequeña como a gran escala, el último en España inaugurado por HP en Barcelona la semana pasada, no es de extrañar que se trate de una de las profesiones más demandadas del momento. Diseñar la estructura de estos grandes bancos de información en la nube, y crear un sistema sostenible para su desarrollo y control a largo plazo es clave para las empresas. Para las multinacionales, como Google, pero cada vez más también para las pymes y los usuarios individuales. En este caso, se trata de un puesto de trabajo poco multidisciplinar: requiere conocimientos puros de ingeniería informática. Con 23 años, Jacob Cook acaba de desarrollar una nube casera con software libre.

Controlador de 'drones'

Desde los medios de comunicación suele tratarse a los drones exclusivamente desde el punto de vista de su utilidad como herramienta de guerra, pero se trata de una tecnología emergente con muchas aplicaciones civiles. El futuro de los servicios de paquetería, tanto a larga distancia como en la misma ciudad, pasa por la implantación de tecnologías basadas en drones. El personal de oficina que en la actualidad gestiona flotas de camiones en el futuro administrará este tipo de aparatos. Clásicas funciones policiales como el control de fronteras también requerirán controladores de drones. Lo mismo ocurrirá en el campo del medio ambiente.

Diseñador de fabricación aditiva

Mientras la fabricación aditiva no da el salto definitivo al consumo masivo, la impresión 3D se aplica en la actualidad en las disciplinas más avanzadas de la industria, como la automoción o la aeronáutica. Sin embargo, la mayores posibilidades de proyección para esta tecnología se encuentran en la medicina. Aunque se requerirán especialistas capaces de generar modelos 3D en múltiples campos de la fabricación, como la industria de los componentes, uno de los puestos más demandados tendrá que ver con el diseño de órganos artificiales para el cuerpo humano.

Ingeniero de objetos inteligentes

El llamado internet de las cosas es una de las tecnologías emergentes con más potencial económico de cara al año 2025. Se trata de un sector multidisciplinar donde convergen la mayoría de las ingenierías técnicas. No sólo se precisan programadores especilizados en la creación de software para controlar los objetos de forma inteligente, sino también profesionales capaces de concebir nuevos sistemas y adaptar de forma creativa las tecnologías existentes al internet de las cosas, como en la actualidad hacen miles de startups en Kickstarter, aunque peces gordos como Apple ya han llamado a la puerta del sector.

Programador de tecnología háptica

La tecnología háptica describe aquellos entornos tecnológicos que interaccionan con el ser humano mediante el sentido del tacto. En la actualidad, la aplicación más extendida de esta tecnología se encuentra en los smartphones y tabletas, aunque su origen es anterior: el primer sistema háptico surgió en los 50 para manipular a distancia sustancias radioactivas. Los retos de esta tecnología emergente se sitúan en la industria del entretenimiento, donde la evolución de sistemas como kinect ya permiten mover a través de una pantalla objetos físicos, como podemos observar en el vídeo.

La productividad de las empresas se mantiene en ascenso, mientras la creación de empleo insiste en desplomarse. Este patrón es cierto desde el año 2000 y se repite en todos los países desarrollados como una paradoja de nuestro tiempo que encuentra respuesta en dos factores. La evolución de los modelos productivos y la automatización de un gran número de profesiones tradicionales.

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