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Sono, un 'gadget' que no aísla, sino que cancela el ruido exterior
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puedes elegir qué sonidos no quieres oír

Sono, un 'gadget' que no aísla, sino que cancela el ruido exterior

Obras, tráfico, atascos... El ruido de las ciudades no da tregua, y a veces ni en casa estamos en paz. Un invento quiere ayudarnos a dejar el estruendo fuera

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Bocinas, tubos de escape, taladradoras, autobuses que pasan un bache, el camión de la basura, obras, golpes, gritos… Todos estos sonidos componen irremediablemente la banda sonora de cualquier ciudad. Si tienes suerte, vives en un séptimo piso interior y no te llega el ruido de la calle. Si no la tienes, tu casa está cerca del aeropuerto, o a pocos metros de donde pasa el tren cada hora.

Vivir con un ruido machacón y molesto de fondo es el día a día de muchos habitantes de las ciudades, algo a lo que toca resignarse. Pensar “cualquier día me voy a vivir al campo” es quizá la única débil rebelión que nos permitimos contra una contaminación acústica que difícilmente podemos remediar.

Pero quizá no todo esté perdido. Puede que no podamos parar las grúas, los camiones, los coches o las motos, pero podemos defender la paz y la tranquilidad del interior de nuestras casas. Dejar todo ese ruido fuera cuando cerramos la puerta y disfrutar del silencio y la calma en el interior.

El mismo sistema que usan los auriculares

Precisamente en defensa del silencio llega Sono, un dispositivo que convierte cualquier ventana en un sistema de cancelación de ruido. De momento no es más que un prototipo, pero ha sido uno de los finalistas del premio de diseñoJames Dyson y la tecnología en la que se basa es la misma que utilizan algunos auriculares que ya están en el mercado.

El dispositivo en cuestión está formado por un micrófono que capta el ruido que queremos anular, un generador que produce ondas que anulan ese sonido y una estructura en círculos concéntricos que está en contacto con la ventana y que transmite la vibración al cristal, convirtiéndolo en la membrana de un altavoz.

El sistema se basa en la propiedad de interferencia de las ondas acústicas: el sonido es una onda de baja frecuencia que, en la teoría, es posible anular generando otra onda que interfiera con ella de determinada manera. En la práctica, sin embargo, esta característica es limitada, pues funciona relativamente bien con los sonidos constantes de baja frecuencia pero no tanto con sonidos más agudos y esporádicos.

A pesar de esa limitación, Sono ya podría significar una importante reducción de ruido en muchos hogares, convirtiéndose en una mejora en la calidad de vida de personas que viven en zonas con niveles muy altos.

El creador de Sono es Rudolf Stefanich, un diseñador industrial austriaco especialista en mediciones sonoras urbanas. Según contó a la cadena NBC, la idea del inventó se le ocurrió cuando trabajaba en una gran oficina en la que las reuniones tenían lugar en salas de paredes de cristal, que daban un aire diáfano y moderno pero que no conseguían aislarles del ruido. “Pensé: ¿no sería genial tener un mando en ese cristal que simplemente bajase el volumen?”.

Sustituye el ruido por sonidos agradables

Pero además, el dispositivo es algo más sofisticado, y permite al usuario seleccionar qué sonidos quiere oír y cuáles no. Digamos que el canto de los pájaros llega hasta tu ventana, sepultado bajo el ruido de decenas de motor de coche. Con Sono podrías escuchar solo a las aves y eliminar efectivamente todo lo demás, o sustituir un sonido desagradable por otro más relajante.

“Por ejemplo, puede detectar los ladridos del perro de tu vecino, cancelar ese sonido específico y sustituirlo con el trino de un pájaro”, explica Stefanich.

En cuanto a la batería de Sono, ésta se recarga a la manera tradicional, enchufándolo a la corriente eléctrica. Pero Stefanich explica que también “recoge la energía del ruido electromagnético de señales como el wifi y otras similares”.

Como decíamos, este dispositivo es de momento solo un prototipo, pero la tecnología en la que se basa es real y ya accesible en muchos casos. Puede que pronto esté disponible para convertir nuestros hogares en lugares mucho más silenciosos y tranquilos, algo que, como dice Stefanich en la justificación de su proyecto, “en nuestro estruendoso y ajetreado día a día, es algo escaso y casi un lujo”

Bocinas, tubos de escape, taladradoras, autobuses que pasan un bache, el camión de la basura, obras, golpes, gritos… Todos estos sonidos componen irremediablemente la banda sonora de cualquier ciudad. Si tienes suerte, vives en un séptimo piso interior y no te llega el ruido de la calle. Si no la tienes, tu casa está cerca del aeropuerto, o a pocos metros de donde pasa el tren cada hora.

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