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Grand St, una 'startup' a la caza de tesoros tecnológicos en Nueva York
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SELECCIONAN los 'gadgets' más interesantes

Grand St, una 'startup' a la caza de tesoros tecnológicos en Nueva York

El Chinatown neoyorquino no es el mejor sitio para situar una tecnológica. Allí está la sede de Grand St, una 'cazatesoros' que rebusca entre 'gadgets'

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El Chinatown neoyorquino no parece el mejor sitio para situar una empresa tecnológica. Normalmente uno se imagina que una startup del sector ha de estar en Silicon Valley, rodeada de techies, locos por la tecnología, que por las tardes de van a surfear a la playa.

La impresión cambia cuando uno entra en las oficinas de Grand St., una empresa de poco más de un año y medio que ya aparece en listas de las más calientesdel sector del hardware tecnológico.

En un loft enorme recibe a Teknautasuna de las fundadoras de la empresa, Amanda Peyton. Esta joven de 29 años fue una de las tres personas que se dieron cuenta de que faltaba algo en su sector. Aparatos no faltaban. De hecho se está viviendo un florecimiento en la innovación de los nuevos dispositivos, normalmente digitales. Pero, no existía quien pusiera orden en tanto invento y seleccionara lo verdaderamente interesante.

"La selección es la clave"

Grand St. asegura que tiene más de 100.000 subscriptores, gente que confía en la marca para otear, probar y presentar lo más interesante de cada momento. Es el equivalente al curating, la selección basada en criterios profesionales, que se hace en las exposiciones de los museos.Cada semana, el equipo, formado por ocho personas, presenta a sus seguidores los tres cachivaches más jugosos.

“Pretendemos ser el hogar de todos estos inventos, un puente entre estos productos extraordinarios y el gran público”. Se los presentan y, por supuesto, se los venden, llevándose una comisión. Porque, ¿adónde va uno a comprar un nuevo aparato creado por un equipo de investigadores en un garaje de California o en una pequeña empresa de Nueva York?

Normalmente estos productos no se encuentran en la tienda de la esquina. ¿Y en Amazon?, le preguntamos a Amanda. “Tal vez, pero allí hay demasiadas cosas. Ahí es muy difícil descubrir nuevos productos. La selección es la clave”.

Diseño, 'gadgets' y juguetes

Navegar por la página web deGrand Stes un juego divertido para todos los que disfrutan adquiriendo lo último con altas dosis de diseño, sea útil o no. Porque, admitámoslo, uno de los aparatejos que enseña Amanda a Teknautas es endiabladamente rebuscado: un reloj con cuatro esferas en las que, además de dar la hora, le muestra a su dueño cuántos correos le quedan por leer y cuántos mensajes de Facebook. ¿En serio? ¿Acaso no es suficiente con el iPhone, el iPad y el ordenador?

En la última semana, por ejemplo, uno de los objetos estrella seleccionados por estos jóvenes es un pequeño dispositivo llamado Trackdot, basado en un acelerómetro, que te permite saber, por ejemplo, dónde está tu maleta. Detecta cuándo el avión despega, para dejar de emitir señales entonces, y vuelve a hacerlo cuando se ha llegado a tierra. Desde ahí te envía un mensaje a tu móvil. Y todo aprobado por la agencia de regulación del tráfico aéreo FAA.

Hay cosas menos sofisticadas, basadas en la miniaturización y el diseño, como la memoria superventas para Mac Nifty MiniDrive.

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Y cuentan también con juguetes apasionantes, como el coche en miniatura i-H2GO, que no sólo funciona con combustible basado en el hidrógeno y se controla por bluetooth con el iPhone, sino que viene con un generador de hidrógeno.

No todo tiene que moverse para estar en esta página web. Por ejemplo, para quien quiera hacer durar los cubitos de hielo en su bebida,se ofrecen hielos más grandes y más duros, hasta aocho dólares por unidad. Si el usuario se niega a gastar tanto dinero en algo tan efímero, puede adquirir en GrandSt los hielos de acero.

Hay adaptaciones a la vida moderna de métodos clásicos. En los años 70 se dio a conocer el estilo de cocina sous-vide, que se basa en envasar la comida al vacío, por ejemplo, un bistec, y cocinarlo en un baño maría circulante a una temperatura controlada. Por extraño que parezca, la cocina lenta de esta manera permite dejar la carne en su punto. Los chicos de Grand St encontraron el SideKIC, un aparato que se coloca en el lateral de una olla y permite cocinar de esta forma. Los había por miles de dólares. Este cuesta 170.

Tesoros tecnológicos a un precio asequible

“Nos pasamos la mayor parte del tiempo investigando y probando los productos durante aproximadamente una semana”, nos cuenta Amanda.Acaba de llegar de un viaje de una semana a la costa oeste, donde asiste a encuentros entre inventores. Miran en revistas especializadas. Y, por supuesto, desde que se han empezado a hacer un nombre en la industria. “Tenemos tantos seguidores que la gente nos envía sus productos para probarlos”. ¿Cuánta gente compra? Eso no nos lo quieren contar.

Además de Amanda, los otros tres fundadores son Aaron Henshaw y Joe Lallouz, todos provenientes del mundo de la informática y que no llegan a la treintena. “Queríamos montar una empresa para lanzar un producto de hardware, pero nos dimos cuenta de que eso era carísimo. Con esto podíamos lanzar algo mucho más rápido, crear una especie de ecosistema propio”. Consiguieron algo más de un millón de dólares de financiación.

Ahora venden mayoritariamente a amantes de la tecnología.“Te sorprendería, entre nuestros clientes hay muchos delgran público, banqueros y abogados”, dicen. Gente con dinero que gastar en juguetes maravillosos y sin tiempo o ganas de pasarse tres horas buscándolos en internet. Estos buscadores de tesoros tecnológicos se los sirven en bandeja y a un precio asequible. Ese es un criterio clave: no ofrecen nunca fantasías delirante que cuestan miles de dólares. Ninguno de los objetos que ofertan pasa de las tres cifras.

El Chinatown neoyorquino no parece el mejor sitio para situar una empresa tecnológica. Normalmente uno se imagina que una startup del sector ha de estar en Silicon Valley, rodeada de techies, locos por la tecnología, que por las tardes de van a surfear a la playa.

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