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Pseudociencia con dinero público: Ciudad Real paga un taller de 'flores de Bach'
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dentro de sus ayudas culturales de 2013

Pseudociencia con dinero público: Ciudad Real paga un taller de 'flores de Bach'

Las terapias pseudocientíficas están de moda. Y cuanto más estrafalarias, mejor. Sesiones de reiki en universidades públicas o la homeopatía. Todo vale

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Las terapias pseudocientíficas están de moda. Y cuanto más estrafalarias sean, mejor. Sesiones de reiki en universidades públicas y hospitales públicos, homeopatía, terapias cuánticas... El imaginario colectivo se llena a diario de teorías dispares que, a pesar de no tener el más mínimo rigor científico, encuentran fácil acomodo en cierta parte de los ciudadanos mediante un discurso con apariencia científica pero más basado en la magia que en otra cosa.

Si abandonar el discurso racional y crítico ya parece peligroso, más aún lo es si estas prácticas vienen avaladas por instituciones públicas. Es el caso de la Diputación Provincial de Ciudad Real que, dentro de sus ayudas a actividades culturales de 2013, ha subvencionado un taller sobre las llamadas flores de Bach.

La ayuda, concedida al colectivo Matlalli Producciones por un importe de 1.280 euros a cargo de las subvenciones para actividades culturales en 2013, fue destinada a la impartición el pasado jueves de dicho taller a cargo de Eka Terapias, una empresa de medicina tradicional china.

Flores de Bach: el origen de las enfermedades es emocional

La excentricidad de las flores de Bach reside no solo en su discurso, sino también en sus formatos. De entrada, las esencias de las flores de Bach son una solución hidroalcohólica diluida creada por el médico inglés Edward Bach, uno de los primeros precursores de las terapias florales.

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En principio, esta terapia está destinada al tratamiento de trastornos emocionales (depresión, timidez, miedo...), pero también se autodefine como terapia para los males físicos. De hecho, para los defensores de las flores de Bach, el verdadero origen de las enfermedades físicas es puramente emocional y fruto de un conflicto en el alma de una persona.

De este modo, y tal como aseguran los organizadores del taller, “si los conflictos emocionales subsisten por mucho tiempo, la enfermedad del cuerpo empieza a aparecer”. Sin embargo, “al restaurar el equilibrio emocional, se resuelve la enfermedad física”.

¿Medicina? No, magia

Pese al creciente número de adeptos que tienen las flores de Bach, la comunidad científica es prácticamente unánime al asegurar que sus efectos curativos son, sencillamente, inexistentes.

En primer lugar, porque el funcionamiento de esta terapia parte de teorías espirituales que, por tanto, pertenecen al ámbito de lo religioso. En segundo lugar, porque la dilución de sustancias (bandera insigne de la homeopatía), nunca ha demostrado ser más efectiva cuanto mayor es la propia dilución. De hecho, la lógica científica asegura justo lo contrario: los productos homeopáticos llevan a cabo una dilución tal, que es imposible que produzcan ningún tipo de efecto.

En tercer y último lugar, porque los defensores de esta extrafalaria terapia aseguran que su efectividad se debe a las “características vibracionales” del producto, una cualidad que, para la inmensa mayoría de la comunidad científica, no tiene el más mínimo rigor más allá de las creencias personales de cada cual.

No obstante, el número de adeptos a esta y otras terapias denominadas alternativas continúa creciendo. Todo ello pese a que su efectividad no vaya más allá del mero placebo.

Las terapias pseudocientíficas están de moda. Y cuanto más estrafalarias sean, mejor. Sesiones de reiki en universidades públicas y hospitales públicos, homeopatía, terapias cuánticas... El imaginario colectivo se llena a diario de teorías dispares que, a pesar de no tener el más mínimo rigor científico, encuentran fácil acomodo en cierta parte de los ciudadanos mediante un discurso con apariencia científica pero más basado en la magia que en otra cosa.

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